―¡Amigo, estás haciendo trampa! ―gritó y le
tiró un trozo de chocolate a Angel.
Él resopla una risa y menea las cejas.
―Déjalo Lali, reglas son reglas.
Estamos jugando strip poker. Ni siquiera me
preguntes cómo empezamos a hacerlo. Peter y yo llegamos a casa de buen humor, y
comenzamos a beber. Entonces Angel y Ace se nos unieron, y pronto Jenny y Ava
se unieron también. No habían podido evitarlo, incluso ellas sabían que tenían
que sacar lo mejor de una mala situación. Hasta el momento, estoy en camisa y
bragas y Ava está en sujetador y en ropa interior. Jenny está completamente
vestida, la maldita diablilla.
Jagger está sin camisa, y oh, qué vista. Angel
está en calzoncillos y Ace está completamente vestido también. Las chicas
realmente están perdiendo esta batalla, bien, Ava y yo de todos modos. Jenny es
un perro astuto, y ella y Ace van en cabeza para ser los últimos en tener que
quitarse la ropa. Me levanto con un resoplido, y mi cabeza flota sólo un poco.
Maldito Peter y su whisky.
Le guiño un ojo a Angel, y le doy a Peter mi
mejor sonrisa. Entonces empiezo a mover las caderas y a quitarme la camisa,
botón por botón, en cámara lenta. El silbido de los hombres y de Peter son
nalgadas en mi trasero. Poco a poco quito la camisa de mi cuerpo y se la lanzo
a Angel, quien grita de placer. Peter agarra mis caderas y me jala hacia él,
deslizando su lengua alrededor del anillo del ombligo.
―Si te desnudas, y mis chicos tienen la
oportunidad de ver ese hermoso cuerpo, me veré obligado a vengarme…
―¿Ah, sí? ―Sonrío, agarrando su barbilla e
inclinándome para darle un beso.
―Ugh ¡ustedes dos vayan a una habitación!
―grita Jenny, riendo.
―¡No hasta que estés desnuda hermana!
Ella echa la cabeza hacia atrás y da su mejor
risa malvada.
―Ace se desnudará primero.
―Como la mierda. ―Ace ríe tirando sus cartas―.
Flor Real. ¡Quítense todo preciosas!
Jenny gime y le lanza sus cartas. Él se ríe a
carcajadas y me mira mientras mi hermana se levanta y se quita la parte
superior, deteniendo a Ace en seco. Sus ojos se ensanchan, y creo que la
situación se va a pique.
Estos hombres están sentados con casi tres
mujeres desnudas. Me río y me derrumbo en mi asiento, bebiéndome otro trago de
whisky. Ahí es cuando todo cambia.
Sucede rápidamente, tan rápidamente que
necesito largo rato para darme cuenta de que algo está mal. Oigo el sonido de
cristales rotos, y luego veo a Peter saltar poniéndose de pie y empezar a
gritar. No hace clic en cuanto a lo que está diciendo hasta que me tiene en sus
brazos y su mano se planta firmemente en mi boca. Peleo, sin saber lo que está
sucediendo. Veo que Ace y Angel están cubriendo la boca de Ava y de Jenny
también.
Peter me arrastra por el pasillo y al baño, y
los otros hombres lo siguen. Nos empujan y sueltan nuestras bocas. Peter saca
todas las toallas de los bastidores y las empuja en el suelo, obstruyendo el
hueco debajo de la puerta. Jadeo y agarro el lavabo, estabilizándome.
―¿Qué está pasando?
―Bombas de gas, alguien acaba de lanzar una a
través de la ventana. Tenemos que salir, ahora. Si ese gas llega a tus
pulmones, perderás el conocimiento.
―¿Qué? ―grito, confundida―. ¿Quién haría eso?
―Manchez, creo que está tratando de noquearnos
y apoderarse de ti. Si hubiéramos respirado el gas, todos estaríamos en el
suelo y él podría entrar y tomarte con facilidad.
―Oh, Dios, no me siento tan… ―comienza Jenny,
entonces sus ojos se giran y se desmaya. Ace la toma en sus brazos.
―Una menos jefe, ¿qué hacemos?
―Ellos estarán esperando. Angel, ve a
conseguir nuestras armas. Cúbrete la boca.
Angel asiente y se pone una toalla sobre la
boca, luego sale corriendo. Me vuelvo a Peter, quien está mirando por la
ventana.
―¿A dónde va esto, Lali?
―A la parte trasera, hay una puerta que
conduce a la calle.
―Tenemos que sacarlas chicas. Si ese gas llega
aquí, todas e desmayaran.
―Pero…
―No hay otra opción.
Cuando Angel vuelve con las armas, Peter me
pone en posición y sus compañeros miran por la ventana.
―Creo que están alrededor del frente, lo más
probable es que en unos diez minutos traten de irrumpir.
―¿Los atrapamos ahora jefe? ―pregunta Angel.
―No, es demasiado arriesgado. Es una calle
pública. Sólo tenemos que sacar a las chicas de aquí. Llévalas a un hotel al
azar, paga con dinero en efectivo.
Angel asiente y tira de la ventana abriéndola,
sale primero y espero con ansiedad por si se escuchan disparos. Estoy tan
nerviosa que me siento enferma, sabiendo que podrían estar esperando afuera por
nosotros. Tomo la mano de Ava y la aprieto, está blanca como un fantasma. Ace
recoge a Jenny y sube después y luego Ava es la siguiente. Miro a Peter y él me
da un movimiento de cabeza.
―¿Vas a venir?
―Estaré allí.
―Peter, necesito… mi bolso ―digo rápidamente,
de repente recordando la información allí.
―¿Para qué?
―Es… información seria sobre mi madre. Si
consiguen llegar a él…
―¿Dónde está?
―En el banco de la cocina.
―Bien, iré por él. Así que sal de aquí…
―¿Qué hay de ti?
―Estaré bien, vamos.
Me empuja por la ventana antes de que pueda
decir una palabra más. Angel me atenaza por la cintura y tira de mí rápidamente
a través de la oscuridad. Mi corazón se acelera y mi mente sigue volviendo a Peter.
¿Y si no sale? ¿Y si lo matan?
―Angel, ¿estará bien?
―Él puede cuidarse solo. No hables de nuevo Lali,
es fundamental que salgamos de aquí con vida.
No le digo una palabra más a Angel quien nos
arrastra detrás de unos arbustos y luego se asoma. Explora las calles que nos
rodean, y sus ojos caen sobre el coche estacionado sobre la calle del
apartamento.
―Están vigilando, no podemos salir por aquí.
¿Hay otras salidas?
Asiento y apunto hasta el otro lado del patio
donde una pequeña valla se une a nuestro lugar para los vecinos.
―Si vamos a su patio, por el otro lado hay un
gran campo abierto. Podemos salir por esa dirección.
Angel asiente y comenzamos a caminar hacia
allí. Después de una gran lucha para superar la valla con una Jenny desmayada,
finalmente nos las arreglamos para entrar en el campo. Nos apresuramos a través
de él hasta encontrar un taxi. Cuando entramos, Angel mira detrás de nosotros
para asegurarse de que no nos están siguiendo, entonces le manda un texto a Peter
de en qué hotel estará. Es menos riesgoso que llamarlo, en caso de que alguien
siga nuestras llamadas telefónicas.
Llegamos a un pequeño hotel apartado a una
hora de distancia. Jenny está todavía desmayada y empiezo a sentirme nerviosa
por Peter. ¿Y si algo le sucede? ¿Y si piensa que salimos por el otro lado del
patio y le disparan? ¿Qué si nunca lo vuelvo a ver? Siento lágrimas calientes
caer en cascada por mis mejillas y Ace me sorprende tomando mi mano y
apretándola.
―Estará bien.
―¿Y si lo atrapan?
―Peter es inteligente, estará bien.
Nos sentamos durante otras dos horas, en ese
tiempo Jenny se despierta aturdida y la alentamos a beber mucha agua y a
descansar. Tenemos dos habitaciones y Jenny está acurrucada en la cama con Ava.
Yo estoy sentada en una silla, mirando fijamente la oscuridad.
Cuando oímos golpes en la puerta, salto sobre
mis pies, pero Angel aprieta mi brazo.
―Espera aquí.
Toma el arma y camina, mirando a través del
agujero. Un momento después, abre la puerta y Peter entra. Está lleno de sangre
y pálido. Salto sobre mis pies y corro hacia él.
―Peter, ¡oh, Dios mío!
―Es sólo un rasguño ―dice, empujándose por
delante de mí a la habitación. ¿Hice algo mal?
―Peter amigo, ¿estás bien?
―Trae el kit de primeros auxilios del coche y
remiéndame.
―¿Manchez?
―Me disparó.
―¿Estás bien? ―le pregunto, preocupada.
―Bien ―gruñe.
Peter se sienta en una silla mientras Angel se
apresura hacia el coche. Lo miro, pero él no me mira a los ojos. ¿Algo está
sucediendo? ¿Qué hice mal ahora?
―Voy a ducharme y a dormir ―digo, pero Peter
ni siquiera me hace caso.
Bien, idiota, me iré a la cama sola.
Entro a la habitación contigua y cierro la
puerta. Me pregunto lo que hice para hacer que se enojara conmigo. Me meto en
la ducha y sujeto mi cabello largo, grueso con una pinza de cabello
levantándolo en el aire. Se cae hacia atrás y me quito la ropa, entrando en la
ducha. Me quejo cuando el agua cae en cascada sobre mi piel cansada.
Estoy en la ducha por alrededor de veinte
minutos, tomándome mi tiempo para lavarme el cabello, afeitarme las piernas y
disfrutar de algo de los lujos de la vida. Cuando me levanto, me pongo una de
las camisas de Peter y un par de calzoncillos, y luego me siento en el borde de
la cama. Peter entra justo cuando estoy a punto de girarme y meterme en las
sábanas. Me mira, su hombro está remendado y sus vaqueros tienen un poco de
sangre.
―¿Qué? ―le digo en tono áspero.
―Nada.
―¿En serio? ¿No eres más que una mierda
conmigo sin una buena razón?
Sostiene el bolso en la mano y lo tira al suelo
antes de irrumpir y agarrar mi cara, lleva su boca duro y rápido sobre la mía.
Me quejo cuando me mete en la cama, aplastándome con su cuerpo duro. Su mano
libre se desliza hasta mis muslos y encuentra mis bragas, las quita con un
movimiento rápido. Me quejo mientras muerde mi cuello y desliza sus dedos en mi
sexo.
―Peter… ―gimo.
Él no dice nada, y me doy cuenta de que su
cuerpo está tenso. Tal vez acaba de tener una mala noche, tal vez lo necesita.
Opto por no decir nada y simplemente me dejo ir con el flujo. Lo necesito,
quiero sentir cada parte de él en mí en este momento. Sus labios son cálidos y
suaves, se mueven en contra de los míos con desesperación mientras lucha con su
mano dolorida para liberar sus vaqueros.
Me agacho y empujo su mano del camino, y
desabrocho el botón antes de empujar los pantalones vaqueros por sus caderas.
Puedo sentir su pene, duro y caliente contra mi mano, mientras lo saca. Él
descarta los vaqueros y vuelve para besarme y atormentarme, con sus dedos sobre
mis pezones y con sus labios jugando con los míos. Bordea mis piernas, sondea
mi entrada, antes de deslizarse dentro de mí.
Me quejo y me arqueo mientras me llena
lentamente. Él hace un sonido ronco desigual y utiliza su único brazo libre
para sostenerse a sí mismo mientras comienza a balancear las caderas dentro y
fuera. Gimo y mis ojos se cierran mientras su pene se desliza dentro y fuera,
acariciando la carne sensible que está herida con tanta fuerza dentro de mí.
Cuando abro los ojos, él está mirándome, su mirada azul es fría como el hielo.
Muy bien, algo no está bien, sin duda.
―¿Eres mía, Lali? ―gruñe.
―¿Qué? ―gimo mientras lentamente desliza su
longitud hacia fuera y se empuja suavemente de nuevo, centímetro a centímetro.
―Ya me oíste, ¿eres mía?
―¡Sabes que lo soy! ―grito.
―¿Eres sincera conmigo, Lali?
La forma en que acaba de decir mi nombre, hace
que la piel se me ponga de gallina.
Mueve sus caderas, llevándome más cerca del
borde. Grito y me muerdo el labio, desesperada por sentir mi liberación. Está
tan cerca, tan malditamente cerca.
―¡Respóndeme! ―gruñe, moviendo las caderas más
rápido.
―Oh, Dios ―grito, sintiendo mi liberación
comenzar.
―No te corras ―ruge―. Esto no es para ti.
Saca su pene de mí y su cuerpo deja el mío tan
rápido que me lleva un momento darme cuenta de que algo está mal. Siento mi
liberación morir tan rápido como empezó y estoy jadeando de desesperación. Lo
miro mientras él vuelve a caer sobre la cama, y toma su pene palpitante en su
mano, masturbándose duro y rápido. Sus ojos están puestos en mí y ahora mismo
no tengo ni idea de lo que está sucediendo.
Gruñe y brota semen de su longitud y se posa
en su agitado estómago.
―Mentirosa… ―susurra mientras su cuerpo tiembla
y se agita.
¿Mentirosa? ¿Mentirosa? ¿De qué está hablando?
Lo miro, herida y confundida. Me doy la vuelta
y me muevo, así que estoy sentada en la cama de espaldas a él. Pongo mi cabeza
en mis manos y miro hacia el suelo. Es entonces cuando veo mi bolso en el
suelo. El sobre manila está abierto y la nota ha sido sacada. Mi sangre corre
fría. Peter lo sabe.
―No es lo que piensas ―susurro.
―Tonterías.
Me levanto y me pongo mi ropa con enojo, cómo
se atreve a tratarme así. ¡Cómo jodidamente se atreve!
―No lo es. Mi madre sólo me lo dio hoy. ¡No
sabía lo que era!
―Mierda ―ruge―. Sabes exactamente la mierda
que es y me mentiste.
―¡No te mentí! ―grito, dándome la vuelta para
enfrentarle.
―No saliste y me lo dijiste, ¿sabes lo que
podría haber sucedido esta noche si Manchez se hubiera apoderado de ti?
―¡Lo sé! ―grito.
―Sé que no lo sabes, maldita sea. Me podría
haber evitado todo esto si me hubieras dicho acerca de esa maldita nota.
―Estaba dirigida a mí y no era sólo una nota.
―Tú jodidamente no confías en mí. He perdido
mi tiempo y esfuerzo tratando de hacer que veas que no soy el malo en todo
esto. ¿Qué información tienes?, ¡esa de la que él está hablando!
―¡NINGUNA! ―grito.
―¡No me mientas!
Agarro mi bolsa y la arrojo sobre mi hombro.
Cómo se atreve. Sus ojos son como fuego, y está mirándome con tal rabia que me
duele mirarlo a los ojos.
―Tú me raptaste Peter ―grito―. Maldita sea, me
raptaste y me giraste la vida. Nada de esto estaba en mí y ¡no quería nada de
eso!
Se pone de pie y se mueve, y yo doy tres pasos
hacia atrás.
―Aún no confías en mí, sigues sosteniendo el
hecho de que te rapté. ¿Nunca pensaste en el maldito favor que te hice? Podría
haber dejado que Manchez se apoderara de ti, pero te tomé en su lugar.
―Porque querías la información, ¡no pretendas
como si tuviera algo que ver conmigo!
―No lo hizo, pero llegó a ser lo único que
importaba ―ruge.
―¡Yo te importaba una mierda!
―Todavía estamos haciendo esto, simplemente no
puedes déjalo ir ¿verdad? Sólo te niegas a creer que me importa, te niegas a
creer que esto es real. Me mentiste, te guardaste información y ¡me
traicionaste!
―No hice tal cosa, estaba pensando en lo que
iba a hacer con eso ―le grito tan fuerte que me duele la garganta.
―¡UNA MIERDA!
―Ya terminé con esto, no puedo tratar con eso
nunca más.
Angel entra en la habitación, y luego no
parece darse cuenta o preocuparse de que el trasero de Peter esté desnudo.
―Los dos tiene que detenerse, ¡podemos
escucharlos a un kilómetro de distancia!
―Nos estamos deteniendo ―siseo, saliendo
furiosamente.
―¡Vuelve aquí! ―grita Peter.
Tengo un momento para salir por la puerta del
frente y correr antes de que él llegue a sus jeans. Necesito salir de aquí, no
puedo hacerle frente a esto ahora mismo. Me lanzo por las escaleras y por la
puerta principal, y paro un taxi.
Por suerte, uno se detiene de inmediato. Salto
dentro y le digo que me lleve tan lejos de este hotel como sea posible. Se
aleja mientras Peter sale por la puerta principal. Mi teléfono empieza a sonar
casi al instante. Lo ignoro. Que se joda. ¿Cómo puede pensar que alguna vez lo
traicionaría? Mi teléfono suena y suena hasta que el taxista me mira a través
del espejo retrovisor.
―¿Está todo bien, señorita?
―Todo está bien.
―Si necesita ayuda…
―Estoy bien, gracias.
Pongo mi teléfono en silencio y descubro los
mensajes parpadeando en la pantalla.
P: Vuelve aquí,
joder. Es peligroso. ¿Tienes alguna idea del peligro en que acabas de ponerte?
A: ¡Cariño! ¿Dónde
estás? Por favor, regresa. Peter está fuera de sí, se está volviendo loco. Dijo
que Manchez podía apoderarse de ti. Trágate tu orgullo y ven, ¿por favor? Ava x
P: Date la vuelta Lali,
¡tu vida está en grave peligro! ¡Vuelve aquí! Joder, sólo contesta el teléfono.
Trago y apago el teléfono. Necesito encontrar
un teléfono público. Quiero respuestas y las quiero ahora. Estoy harta de vivir
bajo esta constante sombra de miedo. No es justo. Le digo al taxista que me
lleve a un teléfono público y se detiene aproximadamente veinte minutos
siguiendo la carretera y salgo, dándole un billete de veinte. Me da cambio y me
precipito hacia el teléfono, sacando la nota de mi padre de la bolsa.
Marco el número.
―¿Hola, Lali?
¿Cómo sabe que soy yo?
―¿Cómo sabías que era yo?
―Eres la única persona a la que le di este
número ―dice, y su familiar voz pone una punzada de dolor en mi pecho.
―¿Qué quieres?
―Tenemos que hablar. ¿Dónde podemos
encontrarnos?
―¡Lo siento si no confío en eso papá!
―¡No voy a hacerte daño!
―En realidad, ¡es por eso que me pusiste en
esta posición para empezar!
―Fue un error, todo salió mal. Estás en serio
peligro si te quedas con Peter.
―Peter no me ha hecho daño.
―Te lo hará, te está utilizando. Todo te
explotará en la cara cariño, por favor, tenemos que hablar.
―No me llames cariño. ¿Por qué me diste esa
nota y cuál es la información que supuestamente tengo?
―Escondí algo de información en uno de tus
muebles.
―¿No te importó que mi vida pudiera ser puesta
en peligro por eso?
―No tuve otra opción.
―Eres tan egoísta como siempre fuiste.
―Por favor, sólo escúchame.
―No tengo nada más que decir, o me dices qué
diablos está pasando o colgaré.
―Habrá una enorme redada ―dice rápidamente.
―¿Qué tipo de redada?
―La información que te di es crucial. No
puedes permitir que nadie la tenga. Necesito que le des falsa información a Peter
y dejarlo que se encuentre con Manchez en una ubicación. Ambos se matarán ahí.
―No ―le digo, simplemente.
―¿Qué?
―Dije que no, no lo haré. Peter no es una mala
persona.
―¡Está tratando de manipularte! Te está
mintiendo Lali.
―Me voy ahora.
―¡Lali!
Cuelgo y me deslizo hasta las rodillas,
tomando mi cara entre las manos. Sollozo hasta que mi cuerpo se estremece y
tiembla. Dicen que todo en la vida sucede por una razón, en este momento no
puedo ver la razón para todo esto.
CONTINUARÁ...