martes, 27 de octubre de 2015

Capítulo 15

―¡Amigo, estás haciendo trampa! ―gritó y le tiró un trozo de chocolate a Angel.

Él resopla una risa y menea las cejas.

―Déjalo Lali, reglas son reglas.

Estamos jugando strip poker. Ni siquiera me preguntes cómo empezamos a hacerlo. Peter y yo llegamos a casa de buen humor, y comenzamos a beber. Entonces Angel y Ace se nos unieron, y pronto Jenny y Ava se unieron también. No habían podido evitarlo, incluso ellas sabían que tenían que sacar lo mejor de una mala situación. Hasta el momento, estoy en camisa y bragas y Ava está en sujetador y en ropa interior. Jenny está completamente vestida, la maldita diablilla.

Jagger está sin camisa, y oh, qué vista. Angel está en calzoncillos y Ace está completamente vestido también. Las chicas realmente están perdiendo esta batalla, bien, Ava y yo de todos modos. Jenny es un perro astuto, y ella y Ace van en cabeza para ser los últimos en tener que quitarse la ropa. Me levanto con un resoplido, y mi cabeza flota sólo un poco.

Maldito Peter y su whisky.  

Le guiño un ojo a Angel, y le doy a Peter mi mejor sonrisa. Entonces empiezo a mover las caderas y a quitarme la camisa, botón por botón, en cámara lenta. El silbido de los hombres y de Peter son nalgadas en mi trasero. Poco a poco quito la camisa de mi cuerpo y se la lanzo a Angel, quien grita de placer. Peter agarra mis caderas y me jala hacia él, deslizando su lengua alrededor del anillo del ombligo.

―Si te desnudas, y mis chicos tienen la oportunidad de ver ese hermoso cuerpo, me veré obligado a vengarme…

―¿Ah, sí? ―Sonrío, agarrando su barbilla e inclinándome para darle un beso.

―Ugh ¡ustedes dos vayan a una habitación! ―grita Jenny, riendo.

―¡No hasta que estés desnuda hermana!

Ella echa la cabeza hacia atrás y da su mejor risa malvada.

―Ace se desnudará primero.
―Como la mierda. ―Ace ríe tirando sus cartas―. Flor Real. ¡Quítense todo preciosas!

Jenny gime y le lanza sus cartas. Él se ríe a carcajadas y me mira mientras mi hermana se levanta y se quita la parte superior, deteniendo a Ace en seco. Sus ojos se ensanchan, y creo que la situación se va a pique.

Estos hombres están sentados con casi tres mujeres desnudas. Me río y me derrumbo en mi asiento, bebiéndome otro trago de whisky. Ahí es cuando todo cambia.

Sucede rápidamente, tan rápidamente que necesito largo rato para darme cuenta de que algo está mal. Oigo el sonido de cristales rotos, y luego veo a Peter saltar poniéndose de pie y empezar a gritar. No hace clic en cuanto a lo que está diciendo hasta que me tiene en sus brazos y su mano se planta firmemente en mi boca. Peleo, sin saber lo que está sucediendo. Veo que Ace y Angel están cubriendo la boca de Ava y de Jenny también.

Peter me arrastra por el pasillo y al baño, y los otros hombres lo siguen. Nos empujan y sueltan nuestras bocas. Peter saca todas las toallas de los bastidores y las empuja en el suelo, obstruyendo el hueco debajo de la puerta. Jadeo y agarro el lavabo, estabilizándome.

―¿Qué está pasando?

―Bombas de gas, alguien acaba de lanzar una a través de la ventana. Tenemos que salir, ahora. Si ese gas llega a tus pulmones, perderás el conocimiento.

―¿Qué? ―grito, confundida―. ¿Quién haría eso?

―Manchez, creo que está tratando de noquearnos y apoderarse de ti. Si hubiéramos respirado el gas, todos estaríamos en el suelo y él podría entrar y tomarte con facilidad.

―Oh, Dios, no me siento tan… ―comienza Jenny, entonces sus ojos se giran y se desmaya. Ace la toma en sus brazos.

―Una menos jefe, ¿qué hacemos?

―Ellos estarán esperando. Angel, ve a conseguir nuestras armas. Cúbrete la boca.

Angel asiente y se pone una toalla sobre la boca, luego sale corriendo. Me vuelvo a Peter, quien está mirando por la ventana.

―¿A dónde va esto, Lali?

―A la parte trasera, hay una puerta que conduce a la calle.

―Tenemos que sacarlas chicas. Si ese gas llega aquí, todas e desmayaran.

―Pero…

―No hay otra opción.

Cuando Angel vuelve con las armas, Peter me pone en posición y sus compañeros miran por la ventana.

―Creo que están alrededor del frente, lo más probable es que en unos diez minutos traten de irrumpir.

―¿Los atrapamos ahora jefe? ―pregunta Angel.

―No, es demasiado arriesgado. Es una calle pública. Sólo tenemos que sacar a las chicas de aquí. Llévalas a un hotel al azar, paga con dinero en efectivo.

Angel asiente y tira de la ventana abriéndola, sale primero y espero con ansiedad por si se escuchan disparos. Estoy tan nerviosa que me siento enferma, sabiendo que podrían estar esperando afuera por nosotros. Tomo la mano de Ava y la aprieto, está blanca como un fantasma. Ace recoge a Jenny y sube después y luego Ava es la siguiente. Miro a Peter y él me da un movimiento de cabeza.

―¿Vas a venir?

―Estaré allí.

―Peter, necesito… mi bolso ―digo rápidamente, de repente recordando la información allí.

―¿Para qué?

―Es… información seria sobre mi madre. Si consiguen llegar a él…

―¿Dónde está?

―En el banco de la cocina.

―Bien, iré por él. Así que sal de aquí…

―¿Qué hay de ti?

―Estaré bien, vamos.
Me empuja por la ventana antes de que pueda decir una palabra más. Angel me atenaza por la cintura y tira de mí rápidamente a través de la oscuridad. Mi corazón se acelera y mi mente sigue volviendo a Peter. ¿Y si no sale? ¿Y si lo matan?

―Angel, ¿estará bien?

―Él puede cuidarse solo. No hables de nuevo Lali, es fundamental que salgamos de aquí con vida.

No le digo una palabra más a Angel quien nos arrastra detrás de unos arbustos y luego se asoma. Explora las calles que nos rodean, y sus ojos caen sobre el coche estacionado sobre la calle del apartamento.

―Están vigilando, no podemos salir por aquí. ¿Hay otras salidas?

Asiento y apunto hasta el otro lado del patio donde una pequeña valla se une a nuestro lugar para los vecinos.

―Si vamos a su patio, por el otro lado hay un gran campo abierto. Podemos salir por esa dirección.  

Angel asiente y comenzamos a caminar hacia allí. Después de una gran lucha para superar la valla con una Jenny desmayada, finalmente nos las arreglamos para entrar en el campo. Nos apresuramos a través de él hasta encontrar un taxi. Cuando entramos, Angel mira detrás de nosotros para asegurarse de que no nos están siguiendo, entonces le manda un texto a Peter de en qué hotel estará. Es menos riesgoso que llamarlo, en caso de que alguien siga nuestras llamadas telefónicas.

Llegamos a un pequeño hotel apartado a una hora de distancia. Jenny está todavía desmayada y empiezo a sentirme nerviosa por Peter. ¿Y si algo le sucede? ¿Y si piensa que salimos por el otro lado del patio y le disparan? ¿Qué si nunca lo vuelvo a ver? Siento lágrimas calientes caer en cascada por mis mejillas y Ace me sorprende tomando mi mano y apretándola.

―Estará bien.

―¿Y si lo atrapan?

―Peter es inteligente, estará bien.

Nos sentamos durante otras dos horas, en ese tiempo Jenny se despierta aturdida y la alentamos a beber mucha agua y a descansar. Tenemos dos habitaciones y Jenny está acurrucada en la cama con Ava. Yo estoy sentada en una silla, mirando fijamente la oscuridad.

Cuando oímos golpes en la puerta, salto sobre mis pies, pero Angel aprieta mi brazo.

―Espera aquí.

Toma el arma y camina, mirando a través del agujero. Un momento después, abre la puerta y Peter entra. Está lleno de sangre y pálido. Salto sobre mis pies y corro hacia él.  

―Peter, ¡oh, Dios mío!

―Es sólo un rasguño ―dice, empujándose por delante de mí a la habitación. ¿Hice algo mal?

―Peter amigo, ¿estás bien?

―Trae el kit de primeros auxilios del coche y remiéndame.

―¿Manchez?

―Me disparó.

―¿Estás bien? ―le pregunto, preocupada.

―Bien ―gruñe.

Peter se sienta en una silla mientras Angel se apresura hacia el coche. Lo miro, pero él no me mira a los ojos. ¿Algo está sucediendo? ¿Qué hice mal ahora?

―Voy a ducharme y a dormir ―digo, pero Peter ni siquiera me hace caso.

Bien, idiota, me iré a la cama sola.

Entro a la habitación contigua y cierro la puerta. Me pregunto lo que hice para hacer que se enojara conmigo. Me meto en la ducha y sujeto mi cabello largo, grueso con una pinza de cabello levantándolo en el aire. Se cae hacia atrás y me quito la ropa, entrando en la ducha. Me quejo cuando el agua cae en cascada sobre mi piel cansada.

Estoy en la ducha por alrededor de veinte minutos, tomándome mi tiempo para lavarme el cabello, afeitarme las piernas y disfrutar de algo de los lujos de la vida. Cuando me levanto, me pongo una de las camisas de Peter y un par de calzoncillos, y luego me siento en el borde de la cama. Peter entra justo cuando estoy a punto de girarme y meterme en las sábanas. Me mira, su hombro está remendado y sus vaqueros tienen un poco de sangre.

―¿Qué? ―le digo en tono áspero.

―Nada.

―¿En serio? ¿No eres más que una mierda conmigo sin una buena razón?

Sostiene el bolso en la mano y lo tira al suelo antes de irrumpir y agarrar mi cara, lleva su boca duro y rápido sobre la mía. Me quejo cuando me mete en la cama, aplastándome con su cuerpo duro. Su mano libre se desliza hasta mis muslos y encuentra mis bragas, las quita con un movimiento rápido. Me quejo mientras muerde mi cuello y desliza sus dedos en mi sexo.

―Peter… ―gimo.

Él no dice nada, y me doy cuenta de que su cuerpo está tenso. Tal vez acaba de tener una mala noche, tal vez lo necesita. Opto por no decir nada y simplemente me dejo ir con el flujo. Lo necesito, quiero sentir cada parte de él en mí en este momento. Sus labios son cálidos y suaves, se mueven en contra de los míos con desesperación mientras lucha con su mano dolorida para liberar sus vaqueros.

Me agacho y empujo su mano del camino, y desabrocho el botón antes de empujar los pantalones vaqueros por sus caderas. Puedo sentir su pene, duro y caliente contra mi mano, mientras lo saca. Él descarta los vaqueros y vuelve para besarme y atormentarme, con sus dedos sobre mis pezones y con sus labios jugando con los míos. Bordea mis piernas, sondea mi entrada, antes de deslizarse dentro de mí.

Me quejo y me arqueo mientras me llena lentamente. Él hace un sonido ronco desigual y utiliza su único brazo libre para sostenerse a sí mismo mientras comienza a balancear las caderas dentro y fuera. Gimo y mis ojos se cierran mientras su pene se desliza dentro y fuera, acariciando la carne sensible que está herida con tanta fuerza dentro de mí. Cuando abro los ojos, él está mirándome, su mirada azul es fría como el hielo.

Muy bien, algo no está bien, sin duda.

―¿Eres mía, Lali? ―gruñe.

―¿Qué? ―gimo mientras lentamente desliza su longitud hacia fuera y se empuja suavemente de nuevo, centímetro a centímetro.

―Ya me oíste, ¿eres mía?
―¡Sabes que lo soy! ―grito.

―¿Eres sincera conmigo, Lali?

La forma en que acaba de decir mi nombre, hace que la piel se me ponga de gallina.
Mueve sus caderas, llevándome más cerca del borde. Grito y me muerdo el labio, desesperada por sentir mi liberación. Está tan cerca, tan malditamente cerca.

―¡Respóndeme! ―gruñe, moviendo las caderas más rápido.

―Oh, Dios ―grito, sintiendo mi liberación comenzar.

―No te corras ―ruge―. Esto no es para ti.

Saca su pene de mí y su cuerpo deja el mío tan rápido que me lleva un momento darme cuenta de que algo está mal. Siento mi liberación morir tan rápido como empezó y estoy jadeando de desesperación. Lo miro mientras él vuelve a caer sobre la cama, y toma su pene palpitante en su mano, masturbándose duro y rápido. Sus ojos están puestos en mí y ahora mismo no tengo ni idea de lo que está sucediendo.
Gruñe y brota semen de su longitud y se posa en su agitado estómago.

―Mentirosa… ―susurra mientras su cuerpo tiembla y se agita.

¿Mentirosa? ¿Mentirosa? ¿De qué está hablando?

Lo miro, herida y confundida. Me doy la vuelta y me muevo, así que estoy sentada en la cama de espaldas a él. Pongo mi cabeza en mis manos y miro hacia el suelo. Es entonces cuando veo mi bolso en el suelo. El sobre manila está abierto y la nota ha sido sacada. Mi sangre corre fría. Peter lo sabe.

―No es lo que piensas ―susurro.

―Tonterías.

Me levanto y me pongo mi ropa con enojo, cómo se atreve a tratarme así. ¡Cómo jodidamente se atreve!

―No lo es. Mi madre sólo me lo dio hoy. ¡No sabía lo que era!

―Mierda ―ruge―. Sabes exactamente la mierda que es y me mentiste.

―¡No te mentí! ―grito, dándome la vuelta para enfrentarle.

―No saliste y me lo dijiste, ¿sabes lo que podría haber sucedido esta noche si Manchez se hubiera apoderado de ti?
―¡Lo sé! ―grito.

―Sé que no lo sabes, maldita sea. Me podría haber evitado todo esto si me hubieras dicho acerca de esa maldita nota.

―Estaba dirigida a mí y no era sólo una nota.

―Tú jodidamente no confías en mí. He perdido mi tiempo y esfuerzo tratando de hacer que veas que no soy el malo en todo esto. ¿Qué información tienes?, ¡esa de la que él está hablando!

―¡NINGUNA! ―grito.

―¡No me mientas!  

Agarro mi bolsa y la arrojo sobre mi hombro. Cómo se atreve. Sus ojos son como fuego, y está mirándome con tal rabia que me duele mirarlo a los ojos.

―Tú me raptaste Peter ―grito―. Maldita sea, me raptaste y me giraste la vida. Nada de esto estaba en mí y ¡no quería nada de eso!

Se pone de pie y se mueve, y yo doy tres pasos hacia atrás.

―Aún no confías en mí, sigues sosteniendo el hecho de que te rapté. ¿Nunca pensaste en el maldito favor que te hice? Podría haber dejado que Manchez se apoderara de ti, pero te tomé en su lugar.

―Porque querías la información, ¡no pretendas como si tuviera algo que ver conmigo!

―No lo hizo, pero llegó a ser lo único que importaba ―ruge.

―¡Yo te importaba una mierda!

―Todavía estamos haciendo esto, simplemente no puedes déjalo ir ¿verdad? Sólo te niegas a creer que me importa, te niegas a creer que esto es real. Me mentiste, te guardaste información y ¡me traicionaste!

―No hice tal cosa, estaba pensando en lo que iba a hacer con eso ―le grito tan fuerte que me duele la garganta.

―¡UNA MIERDA!

―Ya terminé con esto, no puedo tratar con eso nunca más.
Angel entra en la habitación, y luego no parece darse cuenta o preocuparse de que el trasero de Peter esté desnudo.

―Los dos tiene que detenerse, ¡podemos escucharlos a un kilómetro de distancia!

―Nos estamos deteniendo ―siseo, saliendo furiosamente.

―¡Vuelve aquí! ―grita Peter.

Tengo un momento para salir por la puerta del frente y correr antes de que él llegue a sus jeans. Necesito salir de aquí, no puedo hacerle frente a esto ahora mismo. Me lanzo por las escaleras y por la puerta principal, y paro un taxi.

Por suerte, uno se detiene de inmediato. Salto dentro y le digo que me lleve tan lejos de este hotel como sea posible. Se aleja mientras Peter sale por la puerta principal. Mi teléfono empieza a sonar casi al instante. Lo ignoro. Que se joda. ¿Cómo puede pensar que alguna vez lo traicionaría? Mi teléfono suena y suena hasta que el taxista me mira a través del espejo retrovisor.

―¿Está todo bien, señorita?

―Todo está bien.

―Si necesita ayuda…

―Estoy bien, gracias.

Pongo mi teléfono en silencio y descubro los mensajes parpadeando en la pantalla.

P: Vuelve aquí, joder. Es peligroso. ¿Tienes alguna idea del peligro en que acabas de ponerte?
A: ¡Cariño! ¿Dónde estás? Por favor, regresa. Peter está fuera de sí, se está volviendo loco. Dijo que Manchez podía apoderarse de ti. Trágate tu orgullo y ven, ¿por favor? Ava x
P: Date la vuelta Lali, ¡tu vida está en grave peligro! ¡Vuelve aquí! Joder, sólo contesta el teléfono.

Trago y apago el teléfono. Necesito encontrar un teléfono público. Quiero respuestas y las quiero ahora. Estoy harta de vivir bajo esta constante sombra de miedo. No es justo. Le digo al taxista que me lleve a un teléfono público y se detiene aproximadamente veinte minutos siguiendo la carretera y salgo, dándole un billete de veinte. Me da cambio y me precipito hacia el teléfono, sacando la nota de mi padre de la bolsa.

Marco el número.

―¿Hola, Lali?

¿Cómo sabe que soy yo?

―¿Cómo sabías que era yo?

―Eres la única persona a la que le di este número ―dice, y su familiar voz pone una punzada de dolor en mi pecho.

―¿Qué quieres?

―Tenemos que hablar. ¿Dónde podemos encontrarnos?

―¡Lo siento si no confío en eso papá!

―¡No voy a hacerte daño!

―En realidad, ¡es por eso que me pusiste en esta posición para empezar!

―Fue un error, todo salió mal. Estás en serio peligro si te quedas con Peter.

―Peter no me ha hecho daño.

―Te lo hará, te está utilizando. Todo te explotará en la cara cariño, por favor, tenemos que hablar.

―No me llames cariño. ¿Por qué me diste esa nota y cuál es la información que supuestamente tengo?

―Escondí algo de información en uno de tus muebles.

―¿No te importó que mi vida pudiera ser puesta en peligro por eso?

―No tuve otra opción.

―Eres tan egoísta como siempre fuiste.

―Por favor, sólo escúchame.

―No tengo nada más que decir, o me dices qué diablos está pasando o colgaré.

―Habrá una enorme redada ―dice rápidamente.

―¿Qué tipo de redada?
―La información que te di es crucial. No puedes permitir que nadie la tenga. Necesito que le des falsa información a Peter y dejarlo que se encuentre con Manchez en una ubicación. Ambos se matarán ahí.

―No ―le digo, simplemente.

―¿Qué?

―Dije que no, no lo haré. Peter no es una mala persona.

―¡Está tratando de manipularte! Te está mintiendo Lali.

―Me voy ahora.

―¡Lali!


Cuelgo y me deslizo hasta las rodillas, tomando mi cara entre las manos. Sollozo hasta que mi cuerpo se estremece y tiembla. Dicen que todo en la vida sucede por una razón, en este momento no puedo ver la razón para todo esto.


CONTINUARÁ...

sábado, 24 de octubre de 2015

Capítulo 14

Pasamos una hora explicando nuestras diferencias y decidiendo tomar las cosas con calma y darnos una oportunidad. Deseo a Peter y él me desea también, por ahora eso es lo mejor que tenemos. Tantas personas no estarán de acuerdo con nuestra elección, pero tenemos que intentarlo, no es demasiado para que no lo hagamos. Cuando terminamos de hablar, insisto en que se dé una ducha para lavar su “aroma a puta”. Él se ríe todo el camino de vuelta al interior, y todo el mundo nos da miradas extrañas cuando desaparecemos en la sala juntos.

Ahora, estamos en la ducha y estoy sobre mis rodillas, con su pene en mi mano, lista para hacerle rogar. Quiero probarlo. Lo quiero en mi boca, duro y caliente mientras él gime por encima de mí. Su cabeza cae de nuevo a la pared de azulejos mientras muevo mi lengua alrededor de su palpitante pene. Su gemido es erótico, y me encanta jugar con él. Se lo merece después de esta noche.

―Nena, joder, chúpame.

Muevo mi lengua y lamo la reluciente cabeza de su pene, él gruñe y empuja las caderas hacia delante, pero no lo tomo en mi boca.

―A la mierda, no juegues conmigo.

―Di por favor.

―No.

Lo lamo de nuevo, provocando que un desigual gemido escape de sus labios.

―Por favor, Peter, di…

―No… Dios, mierda…

―Dilo y chuparé este hermoso pene.

―Mierda, chúpame Lali, por favor nena, por favor.

Con una sonrisa, lo tomo en mi boca y soy muy mala, atormentándolo con mis labios y mi lengua hasta que se arquea y empuja su pene hacia arriba. Tomo sus bolas en mi mano y las muevo suavemente, lo que sólo se suma a sus desesperadas súplicas. Me detengo y comienzo, a jugar hasta que está maldiciendo y agarrando mi cabello, empujando su pene en mi boca.

―Joder, me vendré, mierda.

Siento las pulsaciones y momentos después degusto el líquido salado mientras chorros se disparan duro en mi boca. Me quejo y trago, succionando hasta que no le queda nada.

Cuando se retira, lo miro por debajo de mis pestañas. Él mantiene sus manos en mi cabello y me levanta con cuidado, atrayendo mis labios a los suyos. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, besando y chupando su labio, sin importarme a qué sabe.

―Asqueroso ―se queja, mordiéndome el labio inferior―. Tengo sabor a mierda.

Yo me río.

―Un poquito.

―Vamos hoover, vamos a la cama.

Me río de su intento de sacarme de la ducha. Todavía tiene una arrogancia real en él, y sé que se desmayará con bastante rapidez cuando lleguemos a las sábanas. Me visto y me seco, y luego nos deslizamos en la cama juntos. Me tira para que su pecho quede presionado contra mi espalda y sus brazos se envuelven alrededor de mí.

―Entonces, ¿apuesto a que estás contenta de que volví ahora?

―Tal vez…

Él me hace cosquillas en las costillas y chillo de risa.

―Muy bien, ¡me alegro!

―¿Me extrañaste?

―No.

Me hace cosquillas otra vez.

―Está bien, está bien, ¡tú, bruto! Te eché de menos.

―Sabes que soy peligroso, ¿no cierto?

―¡Me río en la cara del peligro, ja, ja, ja, ja!

Él resopla una risa y me jala más estrechamente.
―Estás cambiando todo lo que aprendí de mí en los últimos años.

―Sí, bueno, alguien tenía que cambiarte, porque eres un trasero.

Él me empuja y luego comienza a acariciar mis brazos hasta que mis párpados están pesados y caídos. Por primera vez en semanas, me quedo dormida y contenta completamente.

* * *

―Tú, animal ―me susurra Ava mientras me sirvo un café a la mañana siguiente.

Me quedo mirando a Angel sentado en el salón viendo el televisor mientras Ace ronca suavemente en el suelo. Hombres duros y grandes, mi trasero. Peter todavía está dormido, y Ava me dio el discurso de “Duende Sucio”. Nos oyó esta mañana, no pude evitarlo; Peter sabe cómo hacer que una chica grite. Esa boca suya, mi Dios.  

―No soy una sucia ―le digo, deslizando mi trasero en el banco―. Tenemos una conexión.

―Sí, se llama su pene en tu…

―¡Puedo oírte! ―grita Angel, sofocando una risa. Sonrío ante la nueva personalidad de Angel. Vivir con él está sacando el lado divertido de Angel. No sabía que tenía uno.

―Lo siento Angel ―Me río y bajo mi voz―. Hablando en serio, sé que es una locura para ti, pero él me gusta Ava, me hace feliz.

―Él es un trasero enojado, pero si te hace feliz…

―Sí y, además, si me lastima, estoy segura de que le patearás el trasero.

―Tienes toda la razón de que lo haré ―sonríe, levantando los puños―. Pero en serio, si vas a golpearlo, mantén la voz baja.

Me ahogo con mi café y la pateo ligeramente.

―Usa tapones para los oídos.

Ella pone los ojos en blanco mientras Jenny entra en la cocina, haciendo un mohín.

―Hay una marca de derrape de mierda en mi baño.

Ava y yo nos echamos a reír, haciendo que Ace volteé desde su lugar en el suelo. Jenny frunce el ceño hacia nosotras, pero momentos después también se está riendo.

―¡No puedo creer que tengamos que vivir con tres hombres!

―No son tan malos. ―Sonrío, sacudiendo la cabeza.

―Bueno, al menos son agradables a la vista ―murmura Ava, mirando a los dos hombres.
Angel está vestido sólo con pantalones cortos. Cuando sonríe, tiene una sonrisa asesina. Es muy agradable a la vista. Ava se ruboriza cuando la mira fijamente y le hace guiños.

―¿Acaba de hacerte un guiño? ―Me río.

―No vayas por ahí, estaba caminando al baño anoche y me encontré con él de nuevo. Esta vez, sin embargo, estaba desnudo… y duro. Estoy segura de que lo está haciendo a propósito ―susurra ruborizada.

―Oh, Dios mío, tuviste una sensación con el pene de Angel.

―¡Cállate Lali! ¡Todo esto es tu culpa!

Justo en ese momento Peter entra, su cabello está todo despeinado y su cuerpo duro y firme. Todos dejan de hablar y lo miran mientras pasa las manos por su cabello en un intento de enderezarlo.

―Tomen una fotografía damas, mientras dure ―murmura.

Todas nos echamos a reír. Él sonríe y se acerca a mí. Se acomoda entre mis piernas y me da un beso tan caliente que Ava gime y hace un ruido de mordaza. Cuando retrocedo, nerviosa y caliente, Peter se aleja.

―Tengo hambre, hazme un poco de comida mujer.

Le pego duro en el pecho y él hace un sonido alto de oomphing.

―No seas grosero Peter, o te dejaré morir de hambre.

Él sonríe.

―Tengo mucho que comer si no me consigues comida.

―¡Oh, asqueroso! ―se queja Ava, tapándose los oídos. Jenny pone los ojos en blanco y se va a su habitación para vestirse.

Me pongo colorada y le pego a Peter en el pecho de nuevo.

En este momento, casi se siente normal, casi. Busco en los armarios y en la nevera hasta que encuentro el tocino y los huevos, comienzo a cocinar. Es un gran trabajo alimentarnos a todos, pero estoy acostumbrada ahora, después de cocinar para Peter en su casa.

―Huele malditamente increíble.

Siento sus brazos duros ir alrededor de mi cintura y sonrío.

―Tú también.

―¿Quieres que te doble hacia delante justo aquí? Porque lo haré.

Me quejo cuando mete su erección en mi trasero, y pellizca mis pezones a través de mi delgada camisa.

―Te tomaré aquí algún día ―murmura, empujándose contra mi trasero de nuevo.

―Oh no, no lo harás…

―Lo haré…

―No.

―Ya lo verás nena, y te encantará.

―Prefiero no ir allí, eso no está hecho para jugar Peter.

―Te equivocas, es lo más seguro para jugar.

Golpea a mi trasero y se va, me enfado pero no puedo borrar la sonrisa de mi cara. Suena el teléfono a mi lado, y me quedo mirando hacia él. Tengo un nuevo teléfono que no tenía el número de Peter después de que me dejó ir, aunque todavía tengo el viejo. Veo que es la cuidadora de mi madre y la confusión me llena.

―¿Hola? ―respondo.

―Lali, soy Sarah.

―Hola Sarah, ¿todo está bien?

―Es tu madre, se perdió. Lali, tuvo una visita ayer y ahora está fuera de sí. Algo realmente la molestó y sigue preguntando por ti.

Mi sangre se vuelve fría.

―¿Fue un hombre el que la visitó?

―Creo que sí.

―¿Su nombre?

―Kane.

Trago y me estremezco. Mi padre visitó a mi madre, como Peter predijo. Oh, Dios, una mujer con una enfermedad mental que ve a alguien que pensaba que estaba muerto. Sé lo que debe haberle pasado a su cerebro.

―Iré, dame dos horas.

―Gracias.

Cuelgo y dejo mi teléfono abajo.
―¡Mierda! ―siseo.

―¿Qué pasa?

Peter entra en la cocina, totalmente vestido y me da una mirada de ojos estrechos.

¿Cómo puedo decírselo? Mi madre no hablará con él alrededor, tengo que ir a verla por mi cuenta. ¿Y si es una trampa? Ay, Dios, no sé qué hacer.

―Peter, tengo que salir.

―¿Qué? ¿A dónde?

―A visitar a mi madre, esa era su cuidadora, me olvidé de mi visita de hoy.

―Te llevaré.

―No puedes venir, ella no lidia bien con los visitantes inesperados.

―Sí, te esperaré afuera.

Rápidamente pongo el desayuno en los platos, y mientras ellos están comiendo me apuro a mi habitación para cambiarme. No puedo pensar. No sé si estoy entrando a una trampa y no sé para lo que me quiere mi madre. No sé nada, excepto que tengo que saberlo antes de decírselo a Peter. Incluso si termina mal. Cuando termino, Peter y yo nos dirigimos al auto y empezamos el viaje de una hora a la casa de mi madre.

―¿Todo está bien? ―pregunta Peter.

Estoy mirando por la ventana, con tantas cosas pasando por mi mente ahora.

―Sí, estoy bien.

―No pareces estar bien.

―No la he visto desde hace más de seis meses Peter.

―¿Por qué?

―Ella estaba mejorando y tratando de hacer las cosas bien, es muy difícil para mí perdonar a una mujer que trató de quitarme la vida.

―Sí, lo entiendo.

―Una parte de mí sabe que no fue ella, que era lo que estaba en su cabeza en ese momento, pero todavía me duele, ¿sabes?

―Lo sé, créeme.

―¿Tu padre?
Él asiente brevemente.

―Me pegó durante tanto jodido tiempo que no puedo contar. Estoy seguro de que intentó matarme varias veces.

―¿Está vivo?

―No lo sé.

―Oh.

―Y mi madre se suicidó cuando éramos más chicos, la odio por eso.

―Lo siento.

―Sí, bueno, es la vida ¿no?

―Supongo.

Nos detenemos en la casa y Peter dice que esperará en la puerta. Encuentra un asiento y se deja caer en él. Le doy una breve sonrisa y luego procedo a firmar y a esperar a Sarah. Ella llega diez minutos más tarde y parece agotada. Me levanto y le doy un abrazo, y me lo regresa con toda su fuerza.

―Te ves bien, cariño.

―Gracias, ¿cómo está?

―Mejor sabiendo que vendrías.

―Bueno, vamos a ver cuál es el problema.

Ella me guía a través de seguridad y por los pasillos de color melocotón. Las habitaciones están supervisadas con teclados y en las secciones más graves, con guardias. Cuando llegamos a la habitación de mi madre, Sarah mete el código y abre la puerta. Entramos y me quedo mirando a mi madre sentada junto a la ventana mirando hacia fuera. Ha perdido peso desde la última vez, pero su cabello rojo es radiante y brillante.

Se da vuelta cuando nos oye y sus ojos caen sobre mí. Le doy una débil sonrisa.

Tenemos los mismos ojos, con ese chispeante verde esmeralda. Compartimos la misma piel de porcelana también. Se pone de pie y camina, tomando mi rostro entre sus manos. Cierro los ojos, no lidio bien con mi madre tocándome. Me jala a un abrazo como siempre, y yo la dejo. Realmente no la abrazo también, sólo le doy una palmadita débilmente.

―Mamá, me alegro de verte.

―Sarah, ¿puedo hablar con ella a solas?

―Sí, por supuesto.

Sarah se va y me siento en la mesa, mi madre me acompaña.

―¿Entonces, dime lo que está pasando? Él vino a verte, ¿verdad?

Sus ojos se abren y sus labios tiemblan.

―Pensé que estaba muerto.

―Yo también.

―Vi las noticias… sobre que no aparecías. Estaba tan preocupada Lali. Tu padre dijo que fuiste secuestrada por una banda, y que no estabas segura.

Resoplo.

―Él es el que lo causó todo en primer lugar, y ellos no son exactamente una pandilla. Además, sólo me raptaron para encontrarlo.

―Él me dio algunas cosas ―susurra, mirando alrededor de la habitación―, y me dijo que te las diera a ti.

―¿Qué dijo?

―Me dijo que tenía que darte este paquete y que tenías que seguir las instrucciones por tu propia seguridad. Dijo que no estabas a salvo con ese hombre con el que estás. Estaba histérica, no conseguí mucho más.

―¿Dónde está el paquete?

Ella se pone de pie y vuela por sus cajones para volver con un sobre manila. Me lo da y lo abro.

Lo primero que saco es una nota.

Lali,

Sé que no merezco tu confianza, pero la necesito en este momento. Estás en grave peligro. Lali, tienes algo que ellos quieren y ni siquiera lo sabes. Necesito verte. Ellos irán tras de ti, y cuando lo hagan, terminará mal. Contáctame en el 9954 2474, tan pronto como recibas esto. No le digas a Peter de mí, o sólo harás que termine mal. Te está utilizando para obtener esa información. Cometí el error de decirle que lo tienes. Espero que confíes bastante en mí como para saber que hice lo que hice para protegerte. Llámame, tan pronto como sea posible.

Papá

Estoy enojada, no, estoy más allá de enojada. No se molestó en ponerse en contacto conmigo por años, ¿pero cree que puede dejar una nota cuando le conviene? ¿Y quiere que confíe en él? Siento mis dedos temblorosos. Pienso en las palabras que escribió acerca de Peter. ¿Y si él sólo volvió porque mi padre le dijo que tengo información? Estoy tan confundida, toda esta situación está mal. Tengo que pensar.

―Lidiaré con esto ―le digo a mi madre―. No te preocupes por él.

―No puedo creer que todavía está vivo ―susurra, mirando sus manos.

―Papá no es lo que pensábamos que era.

―¿No vas a decirme qué está pasando?

―Mamá, no es la mejor información que puedas tener en este momento. Déjala conmigo, me las arreglaré.

―Sé que no confías en mí Lali, no te culpo, pero…

―No lo hagas ―le susurro, levantando la mano―. No me hagas picadillo de nuevo mamá.

―Sólo quiero tu perdón.

―Intentaste matarme.

Su rostro se pone de un tono horriblemente blanco.

―No estaba pensando, mi mente estaba en un lugar muy malo.

―Ya lo sé, pero no es algo que sólo se pueda olvidar…

―Ni siquiera lo intentas ―gime.

―Mamá, déjalo, por favor. Me alegro de que estés mejor y espero que salgas pronto, pero ahora no puedo lidiar con esto.

Ella asiente y se muerde el labio y Sarah entra en la habitación.

―Es hora de una tarde de nado ―dice sonriendo.

Me levanto y meto el sobre en mi bolsa antes de levantarme. Abrazo a mi madre brevemente.

―Hablaré pronto contigo.

―¿Vendrás a visitarme más a menudo?

La miro y a Sarah y de regreso a ella.

―Por supuesto, vendré cuando pueda.

―Gracias Lali, te encaminaré fuera.

Cuando llegamos a la puerta, mi madre grita mi nombre. Me doy la vuelta y ella susurra:

―Ten cuidado, Lali.

Asiento y me voy, tratando de contener mis inesperadas lágrimas. Cuando salgo y le digo adiós a Sarah, me dirijo hacia adelante. Peter está sentado en la silla, con las piernas extendidas, hablando por teléfono. Dios, es tan hermoso. He pensado eso mucho, y cada vez es más intenso. Camino hacia él y le doy una débil sonrisa, él entorna los ojos, pero sigue con su conversación.

―Sí, bueno, llámame tan pronto como lo sepas Bull.

Cuelga y se levanta, tomando mi cara entre las manos.

―¿Estás bien?

―Estoy bien.

―¿Está bien tu madre?

―Por supuesto.

―Te ves como si estuvieras a punto de estallar en llanto.

Me tiemblan los labios y él suspira, tirando de mí a su pecho. Calientes lágrimas corren por mi cara y me acaricia el cabello mientras me aferro a él en la acera.

―Estará bien, ya lo verás.

―Todo está jodido, no estaba destinado a ser así. No hice nada mal...

―Sé que no lo hiciste, no es tu culpa.

―Sin embargo, estoy en medio de ello.

―Oye, ¿quieres ir a comer? ¿Sólo tú y yo?

Sonrío, humillada por su amabilidad.

―Me encantaría.

―Vamos, conozco un lugar.

Terminamos en una hermosa zona en un restaurante junto al mar, y me siento relajada al instante. Peter es el perfecto caballero, tirando de mi silla y sonriéndome cada vez que nuestros ojos se encuentran. Me encanta este lado de Peter, es este lado el que me hace darme cuenta de que por eso decidí darle una oportunidad. Después de todo, está continuamente probando que no es del todo malo, por lo menos, espero que no lo sea.

―¿Qué quieres comer? ―pregunta, tomando mi mano.

―Um, no sé, ¿qué tienen bueno?

Él se ríe.

―No sé lo que te gusta, así que no sé tus gustos.

Le saco la lengua.

―Entonces, dame algunas sugerencias.

―La hamburguesa abierta es buena, o la BLT.

―Hmmmm, tocino, quiero esa.

Él me guiña el ojo y ordena dos BLT y Coca-Colas. Cuando nuestras bebidas llegan, trago el fresco líquido con un gemido.

―Hey, Bull pasará la noche con nosotros también. ¿Eso está bien?

Frunzo el ceño, confundida.

―¿Por qué? Ya tenemos a tres en la casa.

―Sólo para estar seguros.

―Peter, ¿hay algún problema?

Él suspira.

―Manchez está de vuelta en la ciudad, sólo quiero tener protección extra, es todo.

―Tal vez deberíamos enviar a Jenny y a Ava lejos.

―No, eso no ayudaría de ninguna manera. Tienen que estar cerca de las personas que pueden protegerlas.

―¿Peter?

―¿Sí?

―¿Puedo hacerte una pregunta?

―Claro ―dice, sorbiendo su cola.

―¿Siempre será así?

Sus ojos se entrecierran.

―¿Qué?

―Nuestra vida… nuestra relación…

―Mira, sé que ahora no es la vida perfecta, pero tú ya sabías eso. Este es el peor de los casos que hemos tenido y cuando acabe, no tenemos la intención de quedarnos a jugar con otras pandillas o meternos en drogas de nuevo. No me gusta que nos consideren una banda y eso no es algo que elijamos ser todo el tiempo.
―Siempre dices que no son una pandilla. ¿Qué es exactamente lo que se consideran?

―Somos una hermandad. Mi vida está con esos hombres, siempre lo será pero eso no quiere decir que siempre será peligroso. No somos criminales, no nos sentimos orgullosos de romper la ley.

―¿Entonces por qué lo hacen?

―No lo hacemos Lali, nos involucramos con el caso de drogas por motivos personales. No lo haremos de nuevo.

―¿Qué podría hacer que alguien quisiera estar involucrado en eso?

―Ace estaba en problemas.

―¿Qué quieres decir?

―Él se metió en alguna grave mierda, que no tenía salida. Tuvimos que ayudarlo, o dar un paso atrás y mirarlo recibir una bala en el cerebro. Fue entonces cuando nuestras relaciones con Manchez comenzaron.

―Oh.

―Creamos una hermandad cuando comenzamos a ayudar a Ace, juramos nuestra lealtad el uno al otro y nos quedamos atrapados juntos. La única razón por la que nos involucramos tanto en el lado criminal de las cosas, fue a causa de Ace. Eso no quiere decir que no le haríamos serio daño a cualquiera que se metiera con nosotros, como tú sabes, pero no era nuestra intención convertirnos en delincuentes.

Asiento.

―Creo que lo entiendo. Después de Manchez, ¿qué vas a hacer?

―Siempre seremos un grupo, y siempre cuidaremos nuestras espaldas. Nunca dejaremos de ser lo que somos.

―¿Y el peligro?

―Haré todo lo que se pueda para evitar ser puesto en la situación en la que estoy ahora otra vez, pero no puedo prometerte que mi vida no tendrá peligro a veces…

―Entiendo.

―¿En verdad? ―susurra.

―Sí, lo entiendo.

―¿Puedes aceptarlo?

―No sé eso aún Peter, de verdad no lo sé.

Él asiente, y nos quedamos en silencio un momento.

―Sabes Lali, a veces en la vida sólo hay que correr riesgos. No creo en el “felices para siempre”. Nadie sólo cabalga en un caballo blanco a la puesta del sol y encuentra la felicidad para toda la vida. Incluso en las mejores relaciones hay problemas. Nadie es perfecto, nadie puede crear siempre una relación perfecta. Lo mejor que pueden hacer es intentarlo una maldita vez, y creo que a veces tiene que ser suficiente. Si no puedes aceptar lo que soy, nada de lo que haga cambiará eso. No te daré ningún caballo blanco, ni tendrás ninguna puesta de sol y no te puedo prometer que no habrá cosas malas pasándote a ti o a nosotros, porque nadie tiene el derecho a prometerle eso jamás a otra persona. Sólo puedo prometerme que te daré cada gramo de mi corazón y de mi alma, y espero que sea suficiente.

Estoy llorando ahora, grandes, calientes, gruesas lágrimas se deslizan por mis mejillas. Sus palabras me golpearon cuando necesitaban, y no puedo encontrar corazón para rechazarlo. ¿Cómo podría? Él podría ser peligroso, podría ser duro y hermoso, todo al mismo tiempo, pero es mío y eso por si solo es suficiente para hacer que me sostenga. No sé si el próximo mes sea una agonía, o si despertaré un día y me daré cuenta de que todo esto era falso, pero estoy segura como el infierno que le daré lo mejor que tengo, mientras sea bueno. Tomo su mano y llevo las yemas de sus dedos a mis labios. Una bella sonrisa estalla en su cara y sé que capta mi mensaje.


Quiero intentarlo.


CONTINUARÁ...

¡¡Hola!! Primero que todo, ya sé que siempre voy apareciendo por tiempitos, pero estuve un tiempo sin internet y no podía subir, y cuando volvió estaba a full con la uni y la autoescuela, lo siento. Voy a intentar subir lo más seguido que pueda. ¡Un beso!