jueves, 1 de octubre de 2015

Capítulo 13

La mañana vino como un resfriado podrido.

Sé lo que tengo que enfrentar hoy y no sé cómo lo haré. Mi casa, mi vida y las vidas de mis amigas han sido invadidas. Sé que es por nuestra propia seguridad, pero no puedo superar el hecho de que nuestras vidas sólo hayan sido puestas en peligro, y no hubiéramos hecho nada para merecerlo. Odio a mi padre por eso ahora.

Me levanto y me deslizo fuera de la cama.

Jenny todavía está acurrucada en la cama, durmiendo profundamente. Salgo a la cocina y veo Ava con un café en la mano, mirando a los dos hombres medio desnudos durmiendo en el salón. Los miro y no puedo evitar sonreír. Grandes y malos muchachos a la luz del día, pero aquí y ahora, sólo se ven como dos hombres normales durmiendo.

―No me puedo quejar de la vista y todo, pero en serio, no puedo creer que nos hayan invadido.

Me río suavemente y me sirvo un café.

―Lo sé, es un poco raro.

―Me encontré con Angel anoche en la sala de estar, en serio, casi choco con él y estaba medio desnudo…

Ahogo una risa.

―Bueno, podría ser peor, podría ser gordo y peludo.

Ella asiente.

―Bueno, por lo menos tengo algunas buenas y dulces vistas al mismo tiempo que estoy atrapada en mi propia casa.

―Lo siento Ava, sé que esta no es la mejor situación para estar.

Ella toma mi mano y la aprieta.

―Como dije anoche, no tuviste elección. Estos hombres hubieran venido tras de ti, de cualquier manera. Estoy un poco contenta de que fueran los chicos de Jagger y no los otros. De lo que dijiste de cualquier manera…  

Me estremezco.
―Por cómo suena, nunca quiero conocer a Manchez.

―Bueno, creo que deberíamos estar agradecidas entonces. ¿Has visto a Capitán de mal humor esta mañana?

Me río de su elección de palabras.

―No.

―Agradable de su parte disfrutar de tu cama.

―Sí, bueno, lo dejé ahí.

―¿Estás lista para decirme por qué?

―Peter y yo no estamos destinados Ava. Es peligroso y no es real.

―¿Cómo que no es real?

―Yo… estoy preocupada porque mis sentimientos estén basados en el hecho de que fuera mi luz en la oscuridad, y de que no son reales.

―¿Crees que tienes la cosa de Estocolmo?

―Creo que sí.

―No, creo que te equivocas. Peter te secuestró y fue horrible, pero lo que veo entre los dos no es falso. Él te mira fijamente como si quisiera comerte. Lali, tienes que aprender a confiar en tu propia mente alguna vez. Si no, la vida será un largo… largo camino.

―Sí, puede que tengas razón. Todavía creo que es un gran riesgo.

―¿Quieres involucrarte con Peter?

―La vida de Peter es peligrosa…

―Sí, puede ser así, pero puedes o no lidiar con eso.

―Pensé que lo odiabas.

Ella sonríe y me empuja ligeramente.

―Te quiero, y te quiero feliz. Peter podría haberte secuestrado, y por eso lo odio, pero ahora que pienso en ello, te salvó porque si esa banda hubiera llegado a ti primero…

―Sí, lo sé ―susurro.

―De todos modos, ve y patea su trasero y sácalo de tu cama y dejemos algo de normas de terreno establecidas.  

―¡Oh, oh!

Ella sonríe

―Oh, oh bien.

Con una carcajada, me escapo para ir por el hall. Cuando llego a mi habitación, Peter acaba de salir de la ducha, con el trasero desnudo.

Suspiro y me tapo los ojos, como si eso quitara la magnífica imagen de mi cerebro.

―¿En serio sólo te cubrirás los ojos? Lali, Joder, ¿estamos realmente pasando a comportarnos de esa manera?

―Lo siento, yo solo…

―Lo que sea, me voy ―interrumpe, tirando de un par de jeans y de una camisa negra.

―Peter …

Él se da vuelta y me mira.

―No, no me jodas Lali. O bien quieres esto o no, pero no juegues conmigo como lo hiciste ayer por la noche, nunca más. No soy un maldito juguete sexual, tengo jodidos sentimientos también. Si no quieres esto, bien pero, ¡permanece jodidamente lejos de mí!

Me quedo con los ojos abiertos y veo cómo sale corriendo por la puerta. Bueno, supongo que merecía eso. Siento que mi corazón golpea, yo no lo veo así. Me ducho rápidamente y me dirijo de regreso a la cocina pero Peter se fue. Angel está sentado en el sofá mirando a Jenny y a Ava en la cocina.

―¿Todo bien? ―le pregunto, con cansancio.  

―Bien ―dice Angel, mostrándome una sonrisa.
Nunca he visto a Angel sonreír ―ni a Ace―, para el caso. Ambos son hombres extremadamente atractivos. Angel tiene el cabello rubio, ojos azules con algo pasando. Su cuerpo es alto y musculoso. Está cubierto de tatuajes, todos los miembros lo están. No sé por qué su apodo es Angel, pero es como que le queda porque tiene cabello rubio y ojos azules.

Ace es el más bajo del grupo, pero lo compensa en músculo. Sus brazos son enormes y su pecho es aún más grande. El hombre está relleno. Tiene el cabello castaño oscuro que se ve en mal estado y sucio. Sus ojos son de un profundo color marrón oscuro. Es más callado que Angel, pero no es un hombre malo. Hace lo que se le dice y se mantiene para apartado.  

―¿Por qué tienen que mirarnos? ―susurra Jenny en mi oído.

Le sonrío y niego.

―Eres preciosa, son sólo hombres.

―En serio, me volveré loca para el final de esto. Si Ace sigue mirándome como si fuera un pedazo de carne, podría golpearlo.

―Admítelo ―digo, sirviéndome café―. Te encanta.

Ella me empuja pero capto su tímida sonrisa. Ava se ríe y sale de la cocina con un libro y un café. Es su tradición de la mañana. Se sienta afuera en su viejo, andrajoso sillón y lee con un café.

Es su momento de tranquilidad. Me pregunto acerca de Peter, y pienso en preguntarle a Ace o a Angel en dónde está, pero decido no hacerlo. Probablemente necesita enfriarse.

La mañana pasa rápido; Ace va de compras y llena el refrigerador y la despensa con comidas y bebidas deliciosas. Platico con Angel de mi padre, y nos sentamos en la barra para el almuerzo. Todavía no sé nada de Peter a finales de la tarde, y me estoy preocupando. ¿Qué pasa si algo le sucedió? O tal vez está tan enojado que no puede soportar mirarme.

Cuando cae la noche, oigo una llamada.

Peter se tambalea, literalmente, en la puerta, y se deja caer en el sofá. Jenny me da una mirada y me levanto de la cocina mirándolo. Angel pone los ojos en blanco, y desaparece hacia la sala de ordenadores. Es su pequeño lugar tranquilo. Creo que el hombre disfruta de la lectura.  

Tomo aliento, y salgo a enfrentar a un Peter muy borracho.
―¿Dónde estuviste? ―le pregunto cuándo levanta el mando a distancia y comienza a recorrer los canales.

―¿Qué eres, mi puta madre?

―Bien, veo que sigues enojado.

―Eso es un eufemismo.

Es cuando siento una ráfaga de perfume, es fuerte y obvio. Mi corazón se aprieta y siento temblar mis labios.

―¿Dónde estuviste? ―le susurro.

―En el maldito club de striptease…  

Tomo el mando a distancia y lo arrojo en su cabeza. Él se da la vuelta y me mira fijamente, con los ojos abiertos y enojados.

―¡Maldito cerdo! ¿Qué clase de juego estás jugando?

―¿Yo? ―ruge―. Tú eres la que no puede poner su mierda junta. ¿Qué te importa? Sólo soy una distracción mental que no es real, ¿recuerdas?

―¡Eso es muy bajo!

―Sí, bueno, lidia con eso.

―Me voy, ¡no puedo lidiar con esto!

―Al diablo con que lo harás.

―No puedes malditamente detenerme.

―Mírame ―gruñe.

Me inclino hacia abajo y recojo las llaves del auto y corro hacia la puerta. Angel sale de la habitación, con una confusa expresión y Ava sale de la cocina después de escuchar nuestra discusión. Abro la puerta de entrada mientras Peter salta sobre sus pies. Por suerte para mí, está borracho. Corro tan rápido como mis piernas me llevan hacia el auto. Me las arreglo para entrar y cerrarlo, antes de que Peter me alcance.

―No irás a ningún lugar ―grita, golpeando la ventana con la mano.
―¡Fuera! ¡Eres un cerdo! ―grito y manoseo la llave. Maldita llave, es toda nueva y llamativa y no sé cómo utilizarla.

Peter se acerca al cofre y se inclina sobre él, apoyando los codos abajo y poniendo su mentón en sus manos. Me sonríe a través del parabrisas y quiero alcanzarlo y golpear su arrogante rostro.

―Bájate Peter, o te atropellaré.

Él busca en sus bolsillos, sólo para sacar otro conjunto de llaves. Maldigo y gruño mientras él abre el auto y se desliza dentro. Lo miro, cruzando los brazos y frunciendo el ceño.

―¿Hablaremos de esto?  

―No, estás follando por ahí así que lo que sea. Supongo que se terminó.

―Yo no follé a nadie.

―¡Hueles a puta barata!

Él se encoge de hombros.  

―Fue un baile en mi regazo, sucede.

―¡Cómo si eso fuera mejor! ―lloro, cubriéndome la cara.

―Qué importa Lali, dejaste perfectamente claro que no me deseas.

―Me equivoqué ―le susurro.

―Lo siento, habla más fuerte, no puedo oírte.

Lo miro.

―Ya me oíste.

―Qué gracioso.

―¡Estaba equivocada! Te deseo, con todo lo que tengo. Está mal, es incorrecto de muchas maneras, pero he terminado de pelear contra ello. Todo lo que hago es luchar contra eso. Mi vida es cómo es, pero no quiero estar sin ti de nuevo.

Él sonríe, amplia y triunfante antes de agarrar mi cara y tirar de mí a un beso profundo y candente. Le doy palmadas en el brazo y lo empujo, pero no puedo evitar la pequeña sonrisa que se arrastra por mi cara.

―Te odio.

―No lo haces ―dice sonriendo.

―Me duele ―digo bajito.

―No hice nad…

―Dejaste que una puta hiciera su rutina en ti.

Él sonríe y se inclina más cerca, tomando mi cara entre sus manos.

―Ni siquiera puse una mano en ella y todo lo que estaba haciendo era pensar en ti.

―Eres un idiota.

―Lo sé.

Le doy una sonrisa socarrona.

―Bueno, espero que recuerdes eso también.

―Lo siento, ¿está bien? Por si sirve de algo, no sentí nada en ese club. Todo lo que quería era a ti, pero estaba tan enojado que pensaba que era una distracción mental. Sé lo que hice Lali, te secuestré y jodí tu vida. No merezco nada de ti, pero eso no quiere decir que simplemente puede desactivar esta atracción. Está en mí ahora, no puedo sacarla.

―¿Por qué yo?

Se inclina para besarme de nuevo, esta vez desliza la lengua por mi labio.


―¿Por qué? Porque eres mi pequeño rayo en la oscuridad y porque encajas conmigo perfectamente.


CONTINUARÁ...

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