lunes, 2 de marzo de 2015

Capítulo 14

CAPÍTULO 14

Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE

PETER
Un año después del día que estuve al final de un pasillo en Las Vegas, me encontré esperando a Lali nuevamente, esta vez en un mirador con vista a las aguas azules que rodeaban St. Thomas. Tiré del nudo de mi corbata, complacido de que fui lo suficientemente inteligente de no haber usado una la última vez, pero ya no tenía que lidiar con los planes de boda de Eugenia nuevamente.

Sillas blancas con listones color naranja y morado atados alrededor del respaldo estaban a un lado, el océano del otro. Tela blanca bordeaba el pasillo por el cual caminaría Lali, y flores anaranjadas y moradas se encontraban prácticamente en todas partes a donde miraba. Hicieron un lindo trabajo. Aunque seguía prefiriendo nuestra primera boda, este parecía el sueño de cualquier chica.

Y luego, el sueño de cualquier chico salió detrás de una hilera de árboles y arbustos. Lali estaba allí sola, con las manos vacías, un velo largo y blanco sobre su cabello recogido que se movía con la brisa del Caribe. Su largo vestido blanco se ceñía a su cuerpo y era un poco brillante. Probablemente satín. No estaba seguro y no me importaba. Todo en lo que me podía concentrar era en ella.

Salté los cuatro escalones de la glorieta y corrí hacia mi esposa, encontrándola en la última hilera de sillas.

—¡Oh, Dios mío! ¡Te he extrañado un infierno! —dije, envolviéndola en mis brazos.

Los dedos de Lali presionaban mi espalda. Esta era la mejor cosa que sentía en tres días, desde su último abrazo de despedida.

Lali no habló, sólo río nerviosamente, pero me di cuenta de que también estaba feliz de verme. El último año había sido tan diferente de los primeros seis meses de nuestra relación. Se había comprometido totalmente a mí, y yo me había comprometido totalmente a ser el hombre que se merecía. Era lo mejor, y la vida era buena. Los primeros seis meses seguía esperando que algo malo ocurriera y que la apartaran de mi lado, pero después nos acostumbramos a nuestra nueva vida.
—Estás increíblemente hermosa —dije, después de separarme un poco de ella para mirarla mejor.

Lali alargó la mano para tocar mi solapa. —Usted no está nada mal, señor Lanzani.

Después de un par de besos, abrazos y anécdotas sobre nuestras fiestas de despedidas, las cuales parecieron ocurrir igualmente sin incidentes—excepto por la desnudista que contrató Bauti— los invitados comenzaron a llegar.

—Supongo que esto significa que debemos ir a nuestros lugares —dijo Lali. No podía ocultar mi decepción. No quería estar un segundo más sin ella.

Lali tocó mi mandíbula y luego se levantó de puntillas para besar mi mejilla—. Te veré dentro de poco.

Se marchó, desapareciendo nuevamente detrás de los árboles.

Regresé a la glorieta, y en poco tiempo las sillas estuvieron todas ocupadas.

De hecho, teníamos una gran audiencia. Pam estaba sentada en la primera fila del lado de la novia, con su hermana y cuñado. Un puñado de mis hermanos Sigma Tau en la fila de atrás, con el socio de mi papá y su esposa e hijos, mi jefe Chuck y su novia de la semana, los abuelos de Eugenia, y mi tío Jack y tía Deana. Mi papá estaba sentado en la primera fila del lado del novio, seguido de las citas de mis hermanos. Nicolás se encontraba de pie como mi padrino, y Pepo, Tato, Tyler y Bauti como los acompañantes a su lado.

Todos nos conocíamos desde siempre, habíamos atravesado por mucho, en algunos casos perdimos demasiado, y aun seguíamos juntos como una familia para celebrar que algo salió bien para los Lanzani. Sonreí y asentí hacia los hombres a mi lado. Seguían siendo la fortaleza impenetrable que yo recordaba de mi infancia.

Mis ojos se centraron en los árboles a la distancia mientras esperaba a mi esposa. En cualquier momento, ella saldría y todo el mundo vería lo que yo vi un año atrás, y se encontrarían hipnotizados, como yo lo estuve.

LALI
Después de un largo abrazo, Mark me sonrió. —Estás hermosa. Estoy muy orgulloso de ti, cariño.

—Gracias por entregarme —dije, un poco avergonzada. Pensar en todo lo que él y Pam habían hecho por mí hizo que lágrimas cálidas llenaran mis ojos.

Parpadeé para desaparecerlas antes de que rodaran por mis mejillas.

Mark besó mi frente. —Tenemos la bendición de tenerte en nuestras vidas, pequeña.

La música comenzó, haciendo que Mark me ofreciera su brazo. Lo acepté y caminamos por el pequeño pasillo cubierto de gruesos árboles floreciendo.

Eugenia estuvo preocupada de que lloviera, pero el cielo se encontraba casi despejado, los rayos del son nos bañaban.

Mark me guió hasta el final de los árboles y luego giramos, de pie justo detrás de María, Candela, Cami y Eugenia. Todas excepto Eugenia estaban vestidas de morado, con minivestidos sin tirantes. Mi mejor amiga vestía de naranja. Todas se veían absolutamente hermosas.

María me ofreció una pequeña sonrisa. —Supongo que el hermoso desastre se convirtió en una hermosa boda.

—Los milagros ocurren —dije, recordando la conversación que ella y yo tuvimos en lo que parecía hace toda una vida.

María rió una vez, asintió y luego apretó el pequeño ramo de rosas con sus manos. Rodeó la esquina, desapareciendo detrás de los árboles. Pronto siguió Candela, luego Cami.

Llegó el turno de Eugenia, envolvió su brazo alrededor de mi cuello. —¡Te amo! —dijo abrazándome fuertemente.

Mark apretó su agarre, yo hice lo mismo con mi ramo.
—Aquí vamos, pequeña.

Doblamos la esquina, y el pastor les indicó a todos que se pusieran de pie.

Vi los rostros de mis amigos y mi nueva familia, pero no fue hasta que vi las mejillas húmedas de Pablo Lanzani que contuve la respiración. Luché por mantener el control.

Peter se acercó a mí. Mark posó su mano sobre las nuestras. Me sentí tan segura en ese momento, en manos de los dos mejores hombres que conocía.

—¿Quién entrega a esta mujer? —preguntó el pastor.

—Su madre y yo. —Las palabras me sorprendieron. Mark había estado ensayando con Pam y conmigo  toda la semana. Después de escuchar eso no podía contener las lágrimas, mis ojos se llenaron y desbordaron.

Mark besó mi mejilla, se alejó y yo me quedé allí con mi marido. Era la primera vez que lo veía con esmoquin. Estaba bien afeitado y se había cortado el
cabello recientemente. Peter Lanzani era el tipo de chico atractivo que cada chica soñaba, pero él era mi realidad.

Peter limpió tiernamente mis mejillas, y luego subimos a la plataforma de la glorieta, directamente en frente del pastor.

—Nos hemos reunido aquí para celebrar la renovación de votos… —comenzó el pastor. Su voz se mezcló con el sonido del océano golpeando las rocas en el fondo.

Peter se inclinó hacia mí, apretando mi mano mientras susurró—: Feliz aniversario, Pidge.


Miré hacia sus ojos, tan llenos de amor y esperanza como lo estuvieron el año pasado. —Uno menos, un por siempre por venir —susurré.


FIN

¡Hola! Bueno hoy terminamos con esta nove y con esta trilogía. Espero que os haya gustado tanto como a mí. Bueno, no hay cuarto libro, sin embargo hay como una escena extra que es el primer San valentin de ambos después de casarse, que subiré próximamente, Y también hay 2 libros más, como mencionaron en un comentario, pero son las historias de los hermanos de Travis.. Y también la nueva nove. ¡Besos!

1 comentario:

  1. me encanto mucho esta trilogia. espero al proxima nove :)

    ResponderEliminar