CAPÍTULO 14
Y VIVIERON FELICES
PARA SIEMPRE
PETER
Un año después del día que estuve al final de
un pasillo en Las Vegas, me encontré esperando a Lali nuevamente, esta vez en
un mirador con vista a las aguas azules que rodeaban St. Thomas. Tiré del nudo
de mi corbata, complacido de que fui lo suficientemente inteligente de no haber
usado una la última vez, pero ya no tenía que lidiar con los planes de boda de
Eugenia nuevamente.
Sillas blancas con listones color naranja y
morado atados alrededor del respaldo estaban a un lado, el océano del otro.
Tela blanca bordeaba el pasillo por el cual caminaría Lali, y flores
anaranjadas y moradas se encontraban prácticamente en todas partes a donde
miraba. Hicieron un lindo trabajo. Aunque seguía prefiriendo nuestra primera
boda, este parecía el sueño de cualquier chica.
Y luego, el sueño de cualquier chico salió
detrás de una hilera de árboles y arbustos. Lali estaba allí sola, con las
manos vacías, un velo largo y blanco sobre su cabello recogido que se movía con
la brisa del Caribe. Su largo vestido blanco se ceñía a su cuerpo y era un poco
brillante. Probablemente satín. No estaba seguro y no me importaba. Todo en lo
que me podía concentrar era en ella.
Salté los cuatro escalones de la glorieta y
corrí hacia mi esposa, encontrándola en la última hilera de sillas.
—¡Oh, Dios mío! ¡Te he extrañado un infierno!
—dije, envolviéndola en mis brazos.
Los dedos de Lali presionaban mi espalda. Esta
era la mejor cosa que sentía en tres días, desde su último abrazo de despedida.
Lali no habló, sólo río nerviosamente, pero me
di cuenta de que también estaba feliz de verme. El último año había sido tan
diferente de los primeros seis meses de nuestra relación. Se había comprometido
totalmente a mí, y yo me había comprometido totalmente a ser el hombre que se
merecía. Era lo mejor, y la vida era buena. Los primeros seis meses seguía
esperando que algo malo ocurriera y que la apartaran de mi lado, pero después
nos acostumbramos a nuestra nueva vida.
—Estás increíblemente hermosa —dije, después
de separarme un poco de ella para mirarla mejor.
Lali alargó la mano para tocar mi solapa.
—Usted no está nada mal, señor Lanzani.
Después de un par de besos, abrazos y
anécdotas sobre nuestras fiestas de despedidas, las cuales parecieron ocurrir
igualmente sin incidentes—excepto por la desnudista que contrató Bauti— los
invitados comenzaron a llegar.
—Supongo que esto significa que debemos ir a
nuestros lugares —dijo Lali. No podía ocultar mi decepción. No quería estar un
segundo más sin ella.
Lali tocó mi mandíbula y luego se levantó de
puntillas para besar mi mejilla—. Te veré dentro de poco.
Se marchó, desapareciendo nuevamente detrás de
los árboles.
Regresé a la glorieta, y en poco tiempo las
sillas estuvieron todas ocupadas.
De hecho, teníamos una gran audiencia. Pam
estaba sentada en la primera fila del lado de la novia, con su hermana y
cuñado. Un puñado de mis hermanos Sigma Tau en la fila de atrás, con el socio
de mi papá y su esposa e hijos, mi jefe Chuck y su novia de la semana, los
abuelos de Eugenia, y mi tío Jack y tía Deana. Mi papá estaba sentado en la
primera fila del lado del novio, seguido de las citas de mis hermanos. Nicolás
se encontraba de pie como mi padrino, y Pepo, Tato, Tyler y Bauti como los
acompañantes a su lado.
Todos nos conocíamos desde siempre, habíamos
atravesado por mucho, en algunos casos perdimos demasiado, y aun seguíamos
juntos como una familia para celebrar que algo salió bien para los Lanzani.
Sonreí y asentí hacia los hombres a mi lado. Seguían siendo la fortaleza
impenetrable que yo recordaba de mi infancia.
Mis ojos se centraron en los árboles a la
distancia mientras esperaba a mi esposa. En cualquier momento, ella saldría y
todo el mundo vería lo que yo vi un año atrás, y se encontrarían hipnotizados,
como yo lo estuve.
LALI
Después de un largo abrazo, Mark me sonrió.
—Estás hermosa. Estoy muy orgulloso de ti, cariño.
—Gracias por entregarme —dije, un poco
avergonzada. Pensar en todo lo que él y Pam habían hecho por mí hizo que
lágrimas cálidas llenaran mis ojos.
Parpadeé para desaparecerlas antes de que
rodaran por mis mejillas.
Mark besó mi frente. —Tenemos la bendición de
tenerte en nuestras vidas, pequeña.
La música comenzó, haciendo que Mark me
ofreciera su brazo. Lo acepté y caminamos por el pequeño pasillo cubierto de
gruesos árboles floreciendo.
Eugenia estuvo preocupada de que lloviera,
pero el cielo se encontraba casi despejado, los rayos del son nos bañaban.
Mark me guió hasta el final de los árboles y
luego giramos, de pie justo detrás de María, Candela, Cami y Eugenia. Todas
excepto Eugenia estaban vestidas de morado, con minivestidos sin tirantes. Mi
mejor amiga vestía de naranja. Todas se veían absolutamente hermosas.
María me ofreció una pequeña sonrisa. —Supongo
que el hermoso desastre se convirtió en una hermosa boda.
—Los milagros ocurren —dije, recordando la
conversación que ella y yo tuvimos en lo que parecía hace toda una vida.
María rió una vez, asintió y luego apretó el
pequeño ramo de rosas con sus manos. Rodeó la esquina, desapareciendo detrás de
los árboles. Pronto siguió Candela, luego Cami.
Llegó el turno de Eugenia, envolvió su brazo
alrededor de mi cuello. —¡Te amo! —dijo abrazándome fuertemente.
Mark apretó su agarre, yo hice lo mismo con mi
ramo.
—Aquí vamos, pequeña.
Doblamos la esquina, y el pastor les indicó a
todos que se pusieran de pie.
Vi los rostros de mis amigos y mi nueva
familia, pero no fue hasta que vi las mejillas húmedas de Pablo Lanzani que
contuve la respiración. Luché por mantener el control.
Peter se acercó a mí. Mark posó su mano sobre
las nuestras. Me sentí tan segura en ese momento, en manos de los dos mejores
hombres que conocía.
—¿Quién entrega a esta mujer? —preguntó el
pastor.
—Su madre y yo. —Las palabras me
sorprendieron. Mark había estado ensayando con Pam y conmigo toda la semana. Después de escuchar eso no
podía contener las lágrimas, mis ojos se llenaron y desbordaron.
Mark besó mi mejilla, se alejó y yo me quedé
allí con mi marido. Era la primera vez que lo veía con esmoquin. Estaba bien
afeitado y se había cortado el
cabello recientemente. Peter Lanzani era el
tipo de chico atractivo que cada chica soñaba, pero él era mi realidad.
Peter limpió tiernamente mis mejillas, y luego
subimos a la plataforma de la glorieta, directamente en frente del pastor.
—Nos hemos reunido aquí para celebrar la
renovación de votos… —comenzó el pastor. Su voz se mezcló con el sonido del
océano golpeando las rocas en el fondo.
Peter se inclinó hacia mí, apretando mi mano
mientras susurró—: Feliz aniversario, Pidge.
Miré hacia sus ojos, tan llenos de amor y
esperanza como lo estuvieron el año pasado. —Uno menos, un por siempre por
venir —susurré.
FIN
¡Hola! Bueno hoy terminamos con esta nove y con esta trilogía. Espero que os haya gustado tanto como a mí. Bueno, no hay cuarto libro, sin embargo hay como una escena extra que es el primer San valentin de ambos después de casarse, que subiré próximamente, Y también hay 2 libros más, como mencionaron en un comentario, pero son las historias de los hermanos de Travis.. Y también la nueva nove. ¡Besos!
me encanto mucho esta trilogia. espero al proxima nove :)
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