Primer día de San Valentín de Lali
y Peter♥
El espejo se quejó mientras limpiaba la condensación con una
toalla. Había pasado tiempo extra bajo el agua caliente de la ducha, al igual
que había pasado mucho tiempo conduciendo desde casa hasta clase, y mucho más
tiempo extra encontrando el regalo perfecto para Peter. Nada sobre hoy sería
apresurado. Disfrutaría cada momento con mi esposo.
Mi esposo. Incluso después de casi un año, el título seguía
sonando tan extraño y tan natural al mismo tiempo. Si alguien me hubiera dicho
alguna vez cuando llegué a la universidad que yo terminaría casada antes de que
terminara mi primer año, les habría roto los dedos. Algunas personas no son del
tipo de casarse.
Yo soy una de ellas, también Peter. De alguna forma, sin
embargo, no solo lo hicimos funcionar, el año pasado fue el más feliz de mi
vida.
La toalla se cayó al suelo, y mire hacia abajo,
inspeccionando las oscuras, elegantes líneas en mi piel. Mis dedos tiraron
suavemente, haciendo estirar la tinta, y luego soltándola, recorriendo cada
delicada curva con la punta del dedo. Yo era todavía la Sra. Lanzani, y ninguna
vez me he lamentado de coincidir con mi recuerdo de conseguir un tatuaje, o mi
alocada idea de escapar a Las Vegas y casarme. Pero aquella ciudad olvidada de
Dios fue el escenario perfecto para los dos para dejar ir nuestros demonios y
empezar de nuevo.
Dejando todo eso atrás era tan simbólico, y no podía
imaginarme haciéndolo de otra manera.
Justo después de que termine de secarme el cabello, mi móvil
sonó contra la esquina del lavabo. El nombre de América iluminó la pantalla.
— ¿Hola?
— ¡Hey! No puedo hablar mucho. Nico acaba de llegar a casa y
no deja de molestarme. Solo te quería desear un feliz día de San Valentín ya
que ustedes no van esta noche. Tan solo porque están recién casados no
significa que no puedan ir a más fiestas de fraternidades, lo sabes.
—Lo sé, pero eso nunca fue realmente algo de Pit, y
definitivamente tampoco es lo mío. Nosotros no queremos pasar nuestro primer
día de San Valentín en una fiesta, Euge.
—No te olvides, de la fiesta del año pasado en Sig Tau por
San Valentín que provocó una reunión contigo y el señor Lanzani.
El recuerdo regresó con vivos detalles.
-…Y al absoluto y horrible horror de perder a tu mejor amiga
porque fuiste lo suficientemente estúpido para enamorarte de ella.
¡Bueno, yo te pertenezco!...Te pertenezco.-
La voz de Eugenia me sacudió de nuevo al presente. —No me
juzgues. Por lo menos ya no somos estudiantes de primer año más, y Nicolás no
tiene que correr alrededor como un estúpido.
Me reí ante la visión, y entonces miré mi reloj. Peter
estaría en casa en cualquier momento. —Los buenos viejos tiempos.
—En fin... como dije, no puedo estar mucho al teléfono, pero
olvidé de mencionarlo anteriormente en clase, en parte porque estaba intentando
mantenerme arriba con el Dr. Hunter a 300 millas por hora de conferencia, y
estás en cada clase individual con tu estúpido marido, así que ya no tenemos
más privacidad.
Sonreí.
Coordinar nuestros horarios hizo fácil el transporte y el estudio, pero yo no
tenía ni idea. Poner un anillo en mi dedo dejo algo relajado a Peter, pero él
no tenía un total de uno-ochenta por nada. Los pasos realizados hacia mí fueron
pocos y distantes entre sí, pero Peter era Peter, y respecto a lo que él me
exigía como su amiga, y después como su novia, era diez veces mayor como su
esposa.
—Feliz día San
Valentín para ti y Shep, Mare. ¿Todavía les gusta el nuevo apartamento?
Ella suspiró —Lo amo.
— ¿Tienes ya el
anillo?
—Diablos, no.
Me reí. Nicolás
estaba feliz por nosotros cuando volvimos, pero él se atemorizó cuando Eugenia
esperaba su proposición. Por suerte para él, Eugenia tenía una gran aversión
por casarse antes de los treinta años con él.
—Peter llegará
pronto.
—Si— respiró — mejor
me voy, también. Te quiero.
Puse el teléfono de
vuelta sobre el lavabo y fruncí el ceño, sabiendo que tendría que correr,
ahora. Justo cuando terminaba de rizarme el cabello, la perilla de la puerta
hizo una serie de balanceos y una especie de ruidos, era una señal de que Peter
estaba en casa.
Docenas de pequeños
de clics ruidosos se escuchaban a través del suelo, y luego se transfirieron a
la puerta. Toto se sentaba en el sillón, esperando y mirando hacia la ventana
cada día a esta hora. Una vez que la llave entraba en la cerradura, Toto
treparía de la silla a la puerta, esperando celebrar la llegada de Peter.
Peter me recogía
después de clases y después iba a trabajar unas pocas horas en la tarde. La
última pelea de Peter generalmente lo mantendría cómodo por un tiempo, pero a
causa del fuego en Hellerton, no le pagaron. Mis ahorros se agotaron debido a
las payasadas de Carlos del año pasado, y el círculo desapareció desde el
incendio. Peter prometió no pelear, de todos modos, pero habíamos pasado de
vivir bien, a vivir de los préstamos estudiantiles y empleos a tiempo parcial.
No era horrible, pero era un ajuste.
Ambos dábamos clases
privadas por la tarde- yo ayudando a estudiantes a luchar con algebra y con
difíciles variables de cálculo, Peter realizaba tutoría en todo lo demás- pero
la mayoría de las facturas se pagaron con el dinero que él hizo por trabajos
escritos. Trabajos ilegales y arriesgados pagaban mejor, y los viejos hábitos
mueren duramente.
Las botas de Peter
habían hecho tres pisadas en el suelo del apartamento y después se retiraron.
Un sonido de forcejeo hizo que las esquinas de mis labios se levantaran. La
primera nevada de la temporada paso con dos pulgadas de nieve medio derretida y
lodosa en el suelo, y él sabe que limpie esta mañana así no tendría que hacerlo
después de clases. Él estaba limpiando sus botas.
— ¡Bebe! ¿Estás en
casa?
— ¡Estoy en casa!—
Entoné, tirando hacia arriba mis pestañas con el aplicador de rímel.
El toco la puerta del
baño.
— ¡No entres!
El gimió. — ¡No te he
visto en todo el día!
— ¡Me viste hace tres
horas!
Después de una
pequeña pausa Peter golpeteo la puerta con los dedos —Veo un regalo ahí afuera,
¿supongo que es para mí?
—No, es para Toto
— ¡Eso no es lindo!
Me reí —Si, Pit, es
para ti.
—Tengo algo para ti,
también, así que apresura tu trasero.
—La perfección toma
tiempo.
—Si te hubieras visto
en la mañana, sabrías que eso no es verdad.
15 minutos después,
estaba escurriendo un vestido rojo tipo baby doll prestado de Eugenia por
encima de mi cabeza, y después camine hacia la sala donde Peter estaba. Él
estaba mirando la televisión con el control en una mano y una botella de
cerveza en la otra. Mi cara era neutral estaba sorprendida por el hecho de que
él estaba llevando una corbata. Era oficial: lo había visto todo.
Peter me dio una
ojeada desde la esquina de su ojo y se volvió.
—Maravilloso. Soy
afortunado, un hombre afortunado—dijo, caminando hacia mí hasta que estuve en
sus brazos, sus labios tomaron los míos cuidadosamente, y después viajaron por
mi mejilla en vertical, pasando cuidadosamente por mi cuello hasta mi
clavícula.
—Estas llevando una
corbata—dije suavemente.
Él se apartó y miró
abajo. — ¿Me veo como un idiota?
—No, te ves... Estoy
considerando sugerir que nos quedemos así.
Él sonrío y
orgullosamente corrió su mano abajo hacia la corbata. —Qué bien, ¿eh? —Él
agarro mi mano. —Eso suena jodidamente increíble, pero tenemos una reservación.
Vamos.
Él me llevó afuera de
la mano, haciendo una pausa en la puerta para ayudarme con mi abrigo.
Febrero había sido
particularmente brutal. Si no estaba lloviendo o cayendo granizo, el cielo
estaba descargando nieve a metros de profundidad. Peter me ayudó a bajar las
escaleras, por lo que me sentí segura de no resbalarme en mis tacones de aguja,
pero cuando llegamos a la acera, me levantó en sus brazos.
Entrelacé mis dedos
en su cuello, ajustando mi nariz entre el lóbulo de su oreja. Él se sentía
increíble. Cuanto más pensaba en ello, más pensaba que deberíamos quedarnos en
casa.
Después de una hora y
media, nosotros estamos sentados en la barra de Rizuli, un restaurante local de
comida italiana. Peter me llevo a comer a la competencia del restaurante de los
padres de Parker, eso fue lo que pasó por mi mente, pero decidí no mencionarlo.
El sitio estaba
lleno, pero afortunadamente encontramos un par de asientos vacíos en la barra
mientras esperábamos una mesa.
Tomé un sorbo de mi
pajita, y observé a Peter con el ceño fruncido— ¿Que está mal?
—Quería que esta
noche fuera especial. Esto es un poco sencillo.
— ¿sencillo? Este es
uno de mis restaurantes favoritos.
—sí, pero un poco...
corriente. Quería que nuestro primer San Valentín juntos, no lo sé, fuera
extraordinario, ¿supongo? Mira a toda esta gente aquí, haciendo las mismas
cosas que nosotros.
—Eso no es una cosa
mala.
Una mujer gritó sobre
las docenas de conversaciones tarareando en toda la habitación.
— ¿Lanzani?
—Vamos— dijo Peter
bajándose del taburete. Me tendió la mano —vámonos.
— Pero, — dije
apuntando a la mujer. —Ella nos ha llamado por nuestro apellido
Peter sonrió, su
hoyuelo se hundió en su mejilla. —Vamos, Pidge.
Sin decir una
palabra, me bajé y tomé su mano, siguiéndolo fuera. Sólo se detuvo para tomar
la cena, y luego continuó. Giro tras giro, Peter se dirigía a la universidad.
—No me vas a llevar a
la fiesta de Sig tau, ¿verdad?
La cara de Peter
demostraba disgusto.
Tenía una idea de a
dónde nos dirigíamos cuándo estábamos a cuadras de distancia, pero no fue hasta
que Peter estacionó el coche en frente del Bartlen Hall que sabía exactamente
lo que estaba haciendo.
—Estas bromeando,
¿verdad?
—Nop —dijo, cerrando
de golpe la puerta del conductor y después corriendo hacia mi lado para abrirme
la puerta.
Peter tomó mi mano, y
rápida y tranquilamente hicimos nuestro camino a la parte posterior del
edificio.
—No—dije, mirando la
ventana del sótano abierta.
Peter ya se había
respaldado y saltó antes de que pudiera protestar más. — ¡Vamos Pigeon!
La nieve estaba aún
esparcida por el suelo. Iba a estar húmeda y fría y al instante de mal humor. —
¡de ninguna manera!
La mano de Peter
salió disparada desde la oscuridad del sótano como un gato llegando por debajo
de una puerta. — ¡Será como en los viejos tiempos!
—No simplemente no, Peter.
¡Diablos no!
— Se está poniendo
solitario aquí abajo.
— ¡Esto es una idea
horrible!
— ¡Estas arruinando
mi plan!
— ¡Estás loco! Este
ni siquiera es mi vestido, ¡y estas pidiéndome que lo arruine!
— Es un poco temprano
en la noche para eso.
Podría casi
escucharlo intentando no reírse. Crucé mis brazos. Después de una larga pausa,
la voz de Peter, baja y desesperada, flotaba por la ventana. — ¿Por favor?
Rodé mis ojos. —Bien.
Dos pasos hacia
atrás, un chillido, y una caída después, me encontraba en los brazos de Peter
en el sótano de Bartlen. La construcción donde nos encontramos por primera vez.
Finalmente uno de los
salones abrió a una habitación grande y familiar y sin los chicos borrachos de
la fraternidad gritando hombro a hombro. Parecía más grande, y menos...
sudorosa.
Yo podía casi
escuchar la voz de Adam a todo volumen a través del megáfono, y sentí una
corriente de energía explotar una vez que Peter entro en la habitación. Pensé
en lo de mi sangre rociando mi cárdigan, y mis ojos viajando desde mi cachemir
hasta un par de botas negras.
Peter me llevó al
centro de la habitación. El recuerdo de él limpiando la sangre de mi cara y
alejando a todo aquel que se me acercara se reprodujo en mi mente.
—Pidgeon, — dijo Peter,
casi al mismo tiempo en que él dijo la palabra en mi memoria.
—Es aquí donde todo
empezó.
—Donde te vi por
primera vez. Cuando volviste todo mi jodido mundo al revés. — Él se inclinó
hacia abajo y me besó en la mejilla, y luego me entregó una pequeña caja. —No
es mucho. He estado ahorrando para ello, sin embargo.
Lo abrí, y una ancha,
y ridícula sonrisa atravesó mi rosto. Era una encantadora pulsera.
—Es la historia de
nosotros—, dijo.
Un suéter, un par de
dados, una perla verde con tréboles en ella. Miré a Peter.
—Se supone que eso
significa nuestra apuesta—, dijo él, juntando los dados, —y esto es por la
primera noche que bailamos, dijo él, señalando una perla roja.
El siguiente dije era
una moto, el siguiente un corazón. — ¿Por la primera vez que te dije te amo?
— Sip —el parecía
complacido de que lo imagine por mi cuenta.
— ¿Y esta?— dije,
señalando una baraja de cartas. — ¿Por la noche de Poker con tu padre?— Peter
sonrió de nuevo. El siguiente era un pavo, y yo reí. El próximo dije era una
planicie negra.
— Por el tiempo que
pasamos separados. El momento más oscuro de mi vida.
La siguiente era una
llama. No me gusta pensar en el fuego, pero era una parte de nuestra historia,
y era una parte de nosotros. La siguiente cuenta era un anillo.
Levanté la vista
hacia él. —Esto es hermosamente asombroso.
—Hay espacio para
más. Este es solo el comienzo de nuestra historia, Pidge.
Me puse el brazalete
alrededor de la muñeca. Peter me ayudó con el cierre, y después el jugueteó con
su móvil por un momento, lo colocó en una mesa pequeña a unos metros de
distancia. Él puso mis manos sobre sus hombros, y luego la música empezó a
sonar. Era la canción que bailamos en mi fiesta de cumpleaños del año anterior.
—No tenía idea—dije.
— ¿Qué?
—Que eras tan
sentimental
— Tú lo hiciste.
Apoyé la cabeza en su
hombro, feliz de que esta vez pudiera besarlo cuando la canción terminara. Una
vez que la música se detuvo, toqué mis labios con los suyos, y le entregué un
saco rojo claro.
—Debí haberte dado esto
primero, la pulsera era algo difícil de seguir. —No importa lo que sea, Pigeon.
Ya me has dado todo lo que siempre quise.
FIN
¡Hola! Esto es lo que os dije el otro día, es como una especie de especial que hizo la escritora para San Valentín cuando salió el libro. El próximo día ya subo la sinopsis de la próxima nove y quizás el capítulo 1. ¡Besos!
me encanto. espero la proxima :)
ResponderEliminarame esta novelaaaaa y ya espero la proximaaaa. besos
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