lunes, 14 de abril de 2014

Pasado NO Pisado: Capítulo 18

Allegra caminó unos pasos más, hasta llegar casi al borde del escenario. Se acercó el micro a la boca y pidió silencio al público. Cuando quedó, casi, todo el parque en silencio, comenzó a sonar la melodía de una hermosa canción, y junto a la melodía, Allegra empezó a cantar la letra de Perdóname de Camilo Blanes.
No lo podía creer. Mi hija, con tan solo tres años, estaba cantando al frente de muchísimas personas, con su hermosa voz. Esa vocecita que parecía de diez años, no tres. Hermoso. Me moría de amor ahí. Allegra terminó de cantar y al toque todos los que estaba ahí empezaron a aplaudirle y a silbarle. La rompió, mi hija rompió todo. Estaba completamente impresionada. Incluso algunas lágrimas caían por mis mejillas de tanta emoción. Estaba feliz, muy feliz, de ver a mi hija arriba del escenario cantando con su hermosa voz. Todo era hermoso, pero una pregunta rondaba mi cabeza desde el principio ¿Quién había preparado todo esto? ¿Y para qué? Seguía sumergida en mis pensamientos cuando escuche otra vez, a través del micro, la voz de mi princesa. Pero ahora no cantaba.

Alle: ¿Má? ¿Mamá, estás acá? –Preguntó por el micrófono, buscándome con la mirada.
Lali: ¡Acá! –Grité, levantando mis brazos para que me viera. Todo el mundo volteó hacía mí.
Alle: ¡Subí! –Me dijo, pero me moría de la vergüenza si subia; negué con la cabeza.– Dale, ma. –Hizo su puchero. –Ayúdenme. –Le dijo al público.

Y ahí todo el público comenzó a gritar ‘dale subí’, o cosas parecidas. Y, muerta de la vergüenza, subí para encontrarme con mi hija y su enorme sonrisa. La abracé y le dejé un beso en su mejilla. Después me agarró de la mano y me llevo al borde del escenario.

Alle: ¿Les gustó? –Preguntó a la gente del público. Y a coro todos gritaron un enrome ‘sí’. –¿Y a vos? –Me preguntó.
Lali: Me encantó, cantás hermoso.
Alle: Como vos. –Sonrió. Me la quería morfar ahí.
Lali: Te amo.
Alle: Y yo. –El público estaba muy enternecido con esa escena. –Ahora vos te quedás acá y yo me voy –Decía por el micro. –Otra canción y después…sorpresa. –Sonrió y se fue corriendo del escenario.

Cada vez entendía menos. Y cada vez tenía más preguntas. Pero, antes de que pudiera seguir dentro de mis pensamientos, comenzó a sonar la melodía de otra canción, y junto a ella una voz cantando una hermosa canción. Pero esta vez no era la vocecita de una nena, no era Allegra. Un voz de chico, de un hombre. La persona que cantaba aún no había salido al escenario. Y yo todavía no sabía quién era. La voz era muy familiar pero no caía. Yo estaba al borde del escenario, con la mirada puesta en donde se había ido Allegra. Suponía que la persona que estaba cantando saldría de allá. La voz se escuchaba cada vez más cerca, pero se escuchaba de la parte del público. La persona que cantaba se iba acercando, pero seguía sin distinguirla. La gente le iba abriendo el camino y él avanzaba hacia mí. Me di vuelta, y ahí sí, ahí lo vi. Ya sabía quién era. No podía creerlo. La canción terminó. Y él despareció, como por arte de magia. Yo seguía arriba del escenario, sin saber qué hacer. Todos me miraban. Entonces apareció él, y Allegra de su mano. Con un ramo de flores y se acercaron a donde yo estaba.

Peter: Listo, terminamos. –Dije, tirándome en el sofá.
Nico: Menos mal, no podía más. –Se tiró junto a mí.

Acabamos de terminar de colocar todas las cosas en su sitio. No era un departamento muy grande, pero tampoco era chico. Y, una mudanza nunca es fácil.

Santi: Quiero ir al parque.
Peter: Mañana vamos, ahora estamos re cansados.
Santi: No ahora.
Peter: No, mañana. –Me hizo su puchero. No me podía resistir a eso. –Bueno, agarrá la campera y vamos. –Santi fue a por su camperita.
Nico: Como te puede ese enano.
Peter: Y si..

Con Santi salimos hacía el parque, que quedaba a unas pocas cuadras del departamento. Ya casi no nos quedaba nada para llegar, cuando se empezó a escuchar a muchísima gente silbar y gritar. ¿qué pasaba? Llegamos al parque, y estaba ¿a oscuras? No tarde para que estuviese todo oscuro… Y había un escenario… la gente lo rodeaba. Arriba de él había tres personas. Dos adultos y un nene, o nena. Estaba muy lejos todavía para distinguir. Santino estaba entusiasmado con lo que estaba viendo. Se soltó de mi mano y salió corriendo hacía el escenario. Y yo salí atrás de él. Me llevaba un buen trozo. Era un nene muy rápido. Lo perdí de vista. Pero lo encontré. Santi estaba arriba del escenario. 

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Perdón por no subir el viernes, no tenía inspiración, y gracias a las que firman y leen :)

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