LALI
P
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ablo ha estado fuera por tres semanas. La noche
que me dijo que se mudaría, se fue. No sé a dónde. Necesitaba una distracción y
fui a trabajar el día siguiente, dándole a Candela el sábado para hacer lo que
sea. Cuando regresé a casa sus cosas ya no estaban. Él no tenía mucho, la
mayoría era ropa, pero sentí su ausencia cuando caminé hacia mi baño y su crema
para afeitar y cepillo de dientes faltaban.
Extraño a Pablo. Extraño su risa, su consuelo y
cómo me sentía cuando me sostenía en la noche. Mi corazón no está roto. No me
he sentado y llorado excepto por la noche que se fue. Cómo me siento no es
justo para él. Hizo lo correcto al irse. Él nos salvó de esta manera. Solo
quiero saber si está bien.
Noah y yo pasaremos Navidad en casa de Peter con
Eugenia y las niñas. Seremos una gran familia lidiando con la pérdida de un
amigo, esposo y padre, juntos. Eugenia y las niñas están ahora con Peter y
Noah, decorando, Peter quería esperar hasta que yo llegara, pero les dije que
no importaba. Tengo bastante qué hacer después.
En retrospectiva, Candela debería estar
trabajando. Estamos ocupadas. No que me esté quejando por clientes, pero un par
de manos adicionales sería genial ahora mismo. Mi chico repartidor
definitivamente está agregando dinero a su fondo con las propinas.
—Feliz Navidad, señora Potter.
—Oh, feliz Navidad, Lali, simplemente amo tu
pequeña tienda durante las fiestas. Haces un increíble trabajo con tus
decoraciones y flores.
—Gracias. ¿Qué puedo hacer hoy por usted?
—Me gustaría un arreglo de rosas rojas y lirios
de cala blancos para agregar un poco de contraste en mi camino de entrada.
—Seguro, señora Potter.
Dejo a la señora Potter mientras ella examina
las flores de pascua.
Oriento a otro cliente hacia las flores que está
buscando antes de caminar hacia mi refrigerador. Tomo las rosas y los lirios,
junto con otras flores festivas antes de regresar. Hay una rubia alta cerca de
la caja registradora, ella no tiene nada en su mano así que le sonrío y le digo
que estaré con ella en un momento.
—Hola, disculpe, ¿es usted Mariana Espósito?
—Lo soy —digo mientras empiezo a arreglar las
flores en un florero de vidrio para la señora Potter una de mis clientes
regulares, siempre teniendo flores frescas en su casa para algo. La nueva
clienta solo se queda allí de pie sin hablar mientras continúo trabajando.
Termino el arreglo de la señora Potter y lo llevo para la caja registradora
donde ella agrega otras plantas. Luego que hago sonar la campanita y ella paga,
la ayudo a cargar sus compras hasta su auto.
—Gracias, querida.
—De nada. Gracias a usted por comprar aquí,
significa mucho para mí.
Ella me besa en la mejilla antes de subirse a su
auto. Me apresuro adentro; está helado afuera. Paso mis manos sobre mis brazos
para calentarme.
Atiendo a los siguientes clientes y empiezo a
trabajar en mi siguiente orden, dando asistencia a los pocos clientes que
quedan en la tienda.
La rubia camina hasta el mostrador y baja su
bolsa. Coloca sus lentes de sol hacia atrás sobre su cabello y miro afuera
rápidamente por cualquier indicio de que el sol ha salido y no veo nada. Los
turistas siempre sobresalen tan bien.
—¿Puedo ayudarle? —pregunto.
—Pensé que podríamos hablar —dice ella. Tengo
que mirarla otra vez para asegurarme que no la conozco de ningún lado. No lo
hago.
—¿Quieres hacer una cita para una muestra de
novia o es por algo más?
Ella sonríe cuando menciono novia, debe estar enamorada.
—De alguna manera no creo que mi hombre apreciaría
si hago planes de boda sin él.
—Te sorprenderías. A la mayoría de ellos no les
importa.
Nos reímos. Aprenderá que los hombres solo
asienten y dicen: “de acuerdo
lo que tú quieras querida”. Saco mi
libro de citas y veo mi siguiente fecha disponible.
—Realmente no necesitamos conocernos. Solo
quiero darte esto. —Ella me extiende un sobre, es de manila y casi translúcido.
Miro a la dirección del remitente. Es de algún abogado en Los Ángeles. Estos
deben ser los papeles para que Noah se convierta en el heredero de Peter.
—Gracias —digo, colocándolo a un lado.
—¿No estás un poco interesada en lo que acabo de
darte? —Ella se inclina en el mostrador, sus largas uñas rojas atrapando mi
atención. Su sonrisa torcida es astuta, como si estuviera planeando algo
importante y yo soy el final de la broma.
Levanto el sobre y lo abro. Sacando los papeles
y leyéndolos cuidadosamente, rabia hierve bajo mi piel. Él ha hecho lo que
prometió que no haría. Regreso los papeles dentro del sobre y los deslizo bajo
el mostrador cerca de mi cartera.
—Realmente debiste solo enviármelos por correo.
Parece como un desperdicio de viaje. —Trato de ocupar mis manos cuando todo lo
que quiero es correr a todos y apresurarme donde Peter para recoger a mi hijo.
—Es mi trabajo asegurarme que las necesidades de
mi cliente sean completadas.
—Qué cliente tan suertudo —respondo secretamente
esperando que se vaya. Ella ha hecho su trabajo. No hay necesidad para que
continúe aquí.
—Por cierto, soy María del Cerro. —Ella extiende
su mano. Pero no me muevo para sacudirla. No tengo ningún deseo de ser amistosa
con ella. Aleja su mano—. De todas maneras, soy la mánager de Peter. De ahora
en adelante, tratarás conmigo cuando se trate de tu hijo y Peter. Además, la
última página de los papeles que acabo de darte es para una prueba de
paternidad.
—¿Una qué? —chilló.
—Bueno, no puedes esperar que alguien como Peter
Page simplemente de dinero a un niño que puede o no ser de él, ¿verdad? Quiero
decir estoy segura que eso es lo que pensaste que iba a hacer cuando dejaste a
tu niño en su umbral como una puta de poco dinero. Quizá tengas el deseo de
exprimir el dinero de mi cliente como una vaca repetidamente pero puedo
asegurarte, que no dejaré que eso pase.
—Deberías irte ahora. —Muerdo mi lengua para
evitar arremeter. Sé que ella solo está haciendo el trabajo por el que Peter la
contrató, pero quiero sacarle los ojos con mis tijeras y ver la sangre manchar
su engreído rostro. Ella sonríe, recoge su bolsa y camina hacia la puerta.
Todavía hay clientes en la tienda, pero ninguno
de ellos parece consciente de lo que acaba de suceder. Camino hacia ellos
calmadamente para decirles que ha surgido una emergencia y necesito cerrar
temprano. Les ofrezco un descuento en su siguiente compra y prometo abrir
mañana.
Afortunadamente ellos no están muy enojados.
El camino hasta la casa de Peter es caótico. Ni
siquiera sé cuándo empezó a nevar pero la nieve cubriendo ligeramente los
caminos hace la conducción difícil. Tomo unas profundas respiraciones calmantes
cuando llego a su entrada. Él ha decorado la parte de afuera de su casa con
luces blancas.
Hay luces de velas en cada ventana, algo que yo
sugerí.
Hay una gran corona con un enorme lazo rojo
colgando en la puerta de enfrente.
Por primera vez noto que mi nombre aparece en la
decoración de Santa que se encuentra en el porche. Dice Peter, Lali y Noah
viven aquí. Trazo nuestros nombres antes de tocar.
La puerta se abre. Peter está de pie enfrente de
mí. Está confundido, sus cejas se alzan.
—¿Por qué tocas?
Debí practicar que era lo que iba a decir. No
puedo mirarlo. Solo quiero a mi hijo.
—Vine a buscar a Noah.
—¿Qué quieres decir con qué viniste a buscarlo?
Tenemos planes esta noche.
—Yo… las cosas cambian. Necesito llevarme a mi
hijo a casa ahora.
Peter camina hacia adelante, hasta el porche.
Cierra la puerta detrás de él. Está de pie sobre la madera del porche descalzo
en una camiseta y jeans.
Debe estar congelándose.
—¿Qué está pasando? —pregunta él. Me alejo
creando espacio entre nosotros, solo que él camina más cerca. Sacudo mi cabeza,
no puedo mirarlo.
No lo haré.
—La —dice mientras se estira por mí. Golpeo su
mano lejos.
—No me llames así.
—¿Qué demonios está mal? —Sus ojos destellan con
rabia.
—Nada —respondo bruscamente—. Quiero a mi hijo y
quiero ir a casa.
—Nuestro hijo —dice furioso.
Me rió ante la palabra nuestro.
—¿Estás seguro sobre eso, Peter Page?
La mirada que me da es una confundida y herida.
Puedo ver el dolor en sus ojos cuando lo llamo por su nombre artístico.
—De qué diablos estás hablando, Lali.
No puedo soportarlo más. No puedo soportar estar
aquí mientras juega a hacerse el estúpido. Saco el sobre de mi cartera.
—Esto —digo a través de las lágrimas mientras lo
golpeo en su pecho—.
Hiciste esto después de que me prometiste que no
lo harías. Confíe en ti… otra vez y has roto mi corazón.
Peter quita el sobre de mis manos y lo abre. Lee
la primera página, luego la siguiente. Su rostro se vuelve pálido.
Cuando me mira, veo miedo.
CONTINUARÁ...
ya estoy empezando a odiar a Mery!! jummm quien se cree q es!!
ResponderEliminarcomo puede pensar q peter le hizo eso o pensar asi, poner en duda q noah sea hijo d el!
maass
No se quien es peor, si Pablo o Maria -.-
ResponderEliminarmaassssss
ResponderEliminarDios no me lo podes dejar ahí che LPM
ResponderEliminar++++++
@x_ferreyra7
Massssss
ResponderEliminar++++++++++
ResponderEliminarPablo es duro .pero María es una verdadera arpía.
ResponderEliminarYa quiero saber la reacción d Peter,no creo k solo sea miedo ,debe tener una ira impresionante.