miércoles, 9 de septiembre de 2015

Capítulo 1

Dicen que el instinto te dice cuándo algo está mal, o el intestino, lo que te guste. Supe que algo estaba mal en el momento en que abrí mis ojos. Lo primero que noté es que no estoy en mi habitación. Lo segundo es que estoy en una habitación desconocida y el tercero, que estoy atada.

Me esfuerzo por sacar mis manos y liberarlas, pero no se mueven. Después de cuatro intentos fallidos de sentarme, por fin lo logro al quinto.

La habitación en la que estoy es muy agradable. Sé que suena como un pensamiento estúpido de tener, pero es la primera cosa que viene a mi mente. No es una celda color crema y no estoy colgando de un gancho del techo. Eso tiene que ser algo bueno, ¿verdad? La habitación es grande, con una cama matrimonial y su propio baño y aseo. Todo parece bastante normal, hasta que mis ojos se posan en la puerta. Está cerrada y tiene un teclado para salir.

Peor aún, las ventanas están clausuradas.

Empiezo a pelear de nuevo, dándome cuenta de que tal vez esta situación no es la mejor para estar. Me esfuerzo por recordar cómo llegué aquí, pero todo lo que puedo recordar es bailar en un club.

Oh, Dios, ¿ese hombre con el que estaba bailando me secuestró? ¿Es un violador? ¿Un asesino? Tal vez estoy exagerando, tal vez nos acostamos juntos y no puedo recordarlo. Tal vez está en esas cosas BDSM o algo así. Lo que tendría sentido.

Oigo el sonido de las teclas siendo presionadas, de repente, la puerta se abre y me enfrento a Juan Pedro. Lo recuerdo bien, pero a la luz del día, tiene aún mejor aspecto. No tiene más que un par de pantalones vaqueros y su pecho es enorme. Está cubierto de tatuajes y su cuerpo… Mierda ese cuerpo. Me muerdo el labio inferior mientras tomo la vista delante de mí.

Tal vez nos acostamos juntos, Dios, qué injusto no poder recordarlo.

Se vuelve para cerrar la puerta detrás de él, y veo en su espalda, en letras grandes y negras PETER. ¿Será su apodo? O tal vez es un fan a muerte de Peter Frampton. Cosas más extrañas me han sucedido. Se acerca a la cama, su mirada verde me explora. No se ve como un violador o un asesino, pero eso no quiere decir que no lo sea. A veces los hombres de mejor aspecto son los más peligrosos.

―¿Por qué estoy aquí? ―le pregunto, mi voz es ronca y mi garganta está seca.

Él levanta una ceja y sonríe. Bien, quizás tuvimos sexo y tuvimos sucios pequeños juegos.
―Estás aquí porque necesito que estés.

―¿Nosotros…?

Sus ojos se abren un instante y su cara se vuelve piedra dura.

―No follé contigo, no tengo intenciones de follarte. ¿Es eso por lo que crees que es esto? ¿Crees que te até y te puse en una habitación segura porque soy una especie de extraño demonio del sexo?

―Bueno, ¿no es así?

Él me mira.

―Estás aquí Lali, porque tu padre tiene algo de información muy importante y tenemos que conseguir sacarlo de su escondite.

Mi pecho se aprieta. ¿Qué clase de enfermo hijo de puta era? Mi padre murió hace tres años. ¡Cómo se atreve!

―Mi padre está muerto, hijo de puta ―silbo.

―No, no lo está. Está en el programa de Protección de Testigos porque se adentró en malos lugares y corrió con la información que mis chicos y yo necesitamos.

¿Sus chicos? ¿Qué diablos es esto?

Tal vez fui drogada, sí, eso tendría sentido.

―¿Es una broma?

―¿Te parece que estoy bromeando?

Él no se veía como si estuviera bromeando, y mi corazón se estruja. A lo mejor tiene todo mal o tal vez tiene a la chica equivocada. ¡Mi padre está muerto, fui a su maldito funeral!

―Yo… mi padre está muerto ―le susurro, mi voz no sale tan dura como me hubiera gustado.

―Como te dije antes, está en el programa de Protección de Testigos, es su trabajo hacer que pienses que está muerto y es mi trabajo sacarlo.

―¿Por qué yo?

Él sonríe y ya no se ve bello.

En este momento, no me gusta este hombre de pie delante de mí y mi instinto de supervivencia comienza a tomar el control. Si me va a lastimar, entonces no lo podré cambiar, pero seguro como la mierda podré mantener la calma, estar tranquila y serena.

―Cuando se entere que te raptamos, dará un paso adelante.

―Estás asumiendo que mi padre me ama ―dejo escapar, antes de considerar cómo podrían sonar mis palabras.

Se ve momentáneamente aturdido, como si tal vez hubiera cometido un error y, después, sacude la cabeza.

―Eres su hija. Vendrá por ti.

―¿Y qué si nadie informa que estoy perdida?

Él entrecierra los ojos:

―Sé lo que estás haciendo y no va a funcionar. Tu familia podrá informar de ello.

―Mi hermana no me ve a menudo, le llevará por lo menos un mes darse cuenta de que algo está mal. Mi madre está en una institución de trastorno mental y lo ha estado durante ocho años. Así que dime, sabelotodo, ¿cómo crees que este pequeño plan funcionará?

De pronto él se mueve hacia adelante y agarra mi cara entre sus manos, inclinándose cerca.

―Te aconsejo que mantengas tu boca cerrada, no estoy aquí para discutir contigo. Tengo un propósito para ti, así que sólo quédate tranquila y haz lo que te diga.
Deja ir mi cara y con un pequeño empuje, caigo hacia atrás. Me esfuerzo con mis ataduras, pero no puedo liberarme. Él saca un cuchillo de sus vaqueros y se acerca. Cierro los ojos, sin mostrarle miedo. Todo terminará pronto.

Él me rueda sobre mi estómago y aplasta mi cabeza en la almohada por un lado, me preparo para el dolor punzante en mi espalda, pero no llega. En su lugar, corta la liga y me suelta. No me atrevo a mover. Es un truco, tiene que serlo. Tan pronto como me mueva, me lastimará.

―No puedes salir de esta habitación, por lo que no lo intentes. No te lastimaré, no tengo ninguna intención de hacerte daño. Sólo te necesito aquí hasta que tu padre muestre su rostro. Podemos hacerlo fácil o difícil. Haz lo que te diga y pasará de forma rápida y sin problemas. No haces lo que te digo, y las cosas podrían causar problemas. No quiero tener que ir tras tu hermana, así que haz lo que te pido.

―Mi padre no haría nada por mi hermana, no es su hija.

―No, pero tú harías cualquier cosa por tu hermana y si esa amenaza te mantiene aquí, entonces que así sea.

Cierro los ojos, no llores, sé fuerte. Él quiere debilidad. Cuando abro los ojos, su mirada está fija en mi rostro. No se ve tan malo, pero eso no quiere decir que no lo sea.

―Déjala fuera de esto ―le susurro.

―Entonces haz lo que diga y esto irá sin problemas.

―No merezco esto ―murmuro, buscando mi fuerza―. ¿Eres tan patético como para secuestrar a una chica inocente sólo para conseguir alguna información?

Él se apodera de mis hombros, y yo aprovecho la oportunidad para patearle las piernas, conectando con su cadera. Él ruge y salta hacia atrás, y ruedo de la cama y empiezo a gatear hacia la puerta. Él gruñe una maldición y da vueltas alrededor, agarrando mi tobillo y tirando de mí hacia atrás. Le pateo otra vez, golpeando algo que no puedo ver. Él salta encima de mí, sujetándome al suelo. Me retuerzo en su puño, con la desesperación corriendo a través de mí.

―¡Déjame, por favor, te lo ruego! ―grito.

―Puedes hacer esto fácil o difícil para ti ―dice, su aliento en mi oído, su voz como el acero―. No quiero tener que castigarte Lali, pero lo haré. La elección es tuya, haz lo que digo y tu estancia aquí será manejable, si no lo haces… no lo será.

―Nunca cederé a ti, ¡marca mis palabras de que voy a salir de aquí!

―¡Basta, basta! ―ruge, levantándome con un movimiento rápido y depositándome en la cama. Sostiene el cuchillo hacia mí y yo me congelo.

Me mira por un largo, largo momento antes de darse la vuelta y salir de la habitación, cerrando la puerta y atrapándome una vez más. Yo grito y lanzo maldiciones hacia él, pero ya es demasiado tarde, se ha ido. Destrozo mis puños con todo lo que puedo encontrar, y pronto estoy en el suelo agitada y llorando. Esto es culpa mía, tomé bebidas con un extraño al azar y ahora estoy pagando por ello. Debí saberlo mejor, ¡tengo veintidós años!

Mis vueltas me agitan hasta hiperventilar y empiezo a jadear por aire, no puedo quedarme aquí, no puedo estar atrapada en esta habitación durante meses… o años. Araño la alfombra, mi cara quema donde él me golpeó. Mi cuerpo está temblando y no puedo obligarme a calmarme. ¿Todo esto es por mi padre? ¿Quien aparentemente está vivo? ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo es que me mintió?

Pensé que estaba muerto, sólo para descubrir que está vivo y haciendo cosas ilegales.


Cuando finalmente me las arreglo para empezar a respirar correctamente, me arrastro a la ventana y miro hacia fuera. Barras pesadas cubren la mayor parte de la vista, pero puedo ver que estamos en medio de la nada. Todo lo que puedo ver son árboles por kilómetros y kilómetros, nada más que gruesos árboles. Me gustaría salir de aquí, sin embargo, de una u otra manera, me liberaré.


CONTINUARÁ...

2 comentarios: