lunes, 14 de septiembre de 2015

Capítulo 5

Dos semanas largas, terribles pasaron y la rutina era la misma. Me levantaba, cocinaba para Peter, limpiaba y luego iba a mi habitación.

Lo curioso era que podría haberlo apuñalado tantas veces en la preparación de las comidas, pero aún no estaba preparada para eso. Tenía un buen plan, pero necesitaba tiempo. No podía sólo correr por ahí y apuñalarlos a todos, eso no iba a funcionar tan bien para mí.

Incluso si mataba a Peter, tendría que eliminar al resto para escapar de manera segura. Ellos estaban siempre por allí y nunca tenía ningún tiempo a solas con Peter en estos días. Necesitaba su confianza, por lo menos la suficiente como para que estuviera a solas conmigo. Un día, cuando los hombres no estuvieran aquí, encontraría una manera de deshacerme de Peter y salir. Entonces correría, correría hasta que nunca me encontraran.

No había manera de que me quedara aquí. No había forma en el infierno.

Estoy sentada en mi habitación una tarde simplemente mirando por la ventana, cuando la puerta se abre, supongo que es Peter. No es él.

Snake entra y mi garganta se aprieta, este hombre tiene una racha de mal. Me levanto con rapidez, envolviendo mis brazos alrededor de mí.

―Sal ahí y cocina para nosotros, tenemos hambre ―dice.

―¿Perdón?

Él da un paso más cerca, y yo doy un paso atrás.

―Malditamente me oíste, sal y cocina.

―¿Dónde está Peter?

―Al diablo con Peter, volverá pronto.

Mi corazón se aprieta. Por lo menos con Peter aquí, el resto de los hombres no me tocan. Sólo dos veces en las dos semanas me ha dejado sola, pero nunca con ellos. Sólo me deja encerrada y se va por un día.

―Sal o me quito el cinturón y disfrutaré atravesándolo por ese bonito trasero mientras cocinas. De hecho... quítate la camisa y los pantalones.

―¿Qué? ―grito.

Él da un paso hacia delante y agarra mi hombro, sus dedos se clavan en mi piel.

―Ahora desnúdate o te desnudaré.

―No―le susurro.

―¿Qué dijiste?

―¡Dije que no!

Él agarra el cinturón y le da un tirón, trato de escabullirme, pero me atenaza por la garganta y me empuja frente a la cama por primera vez. Afloja mi camisa y grito y me giro pero el hombre es fuerte. Lleva el cinturón sobre mi espalda y yo grito. Pateo, pero no puedo conectar con él. Aplasta mi cara en el colchón y no puedo respirar, me voy a desmayar. Me azota una y otra vez hasta que mi piel se rompe y doy vueltas gritando en un sollozo ahogado.

―¡Qué carajo!

Oigo la voz de Angel y de repente Snake está fuera de mí y es arrojado a una pared cercana.

―Maldito Snake imbécil, ¡Peter está por regresar! ―gruñe Ace.

―Eres un imbécil―gruñe Angel.

―Tira de tu maldita camisa abajo y si le dices de esas marcas, regresaré ―gruñe Snake.

―¡Cierra la boca Snake, y sal de aquí ahora mismo! ―gruñe Angel, empujándolo por la puerta.

Ace se arrodilla frente a mí y tira de mi camisa hacia abajo suavemente. Aparto la mirada, las lágrimas corren por mi cara. Él no dice nada más, sólo me deja sola. El dolor en mi espalda está más allá de lo que he sentido, no puedo respirar, no puedo pensar. Estoy aterrorizada de Snake, así que me levanto y salgo débilmente, mi corazón se acelera. Si no cocino como siempre, Jagger sabrá que algo está sucediendo. No puedo arriesgarme a la cólera de Snake, si no hago lo que pide.

Voy a la nevera, evitando la mirada mortal de Snake, y saco algunos ingredientes para hacer espaguetis. Estoy tragando rápidamente para no vomitar. Mis ojos escosen por mis lágrimas saladas y me muerdo el labio con tanta fuerza que puedo saborear la sangre. Corto las cebollas, pero Dios, tengo tanto dolor.

Escucho la voz de Peter y me asomo por encima de mi hombro y lo veo caminar por las escaleras.

―¿Qué está pasando aquí? ―pregunta.

―Nada jefe. Se ofreció a cocinar para nosotros.

Él les da a los hombres una mirada y luego entorna los ojos y me mira. Fuerzo una débil sonrisa, después de capturar la mirada de advertencia de Snake. Sigo cocinando y cuando los hombres bajan para tomar unas cervezas, tengo una idea. Cuando se van, vuelvo y empiezo a hurgar en los armarios. Esta noche es mi noche, tengo que salir de aquí. No puedo soportarlo más.

En poco tiempo, me volveré loca.

Cavo a través del armario de las medicinas, vamos, por favor. ¡SÍ! Encuentro un frasco de laxantes. Me acerco a la salsa a fuego lento en la estufa y vierto toda la botella dentro. Le doy una pequeña probada, para asegurarme de que no es demasiado obvia, pero el ajo y el tomate lo disimulan. La sirvo rápidamente después de eso, no sin antes meter un cuchillo en mi pantalón. Tengo que hacerlo, tengo que ser rápida e ingeniosa en ello. Esos hombres estarán abajo y fuera, y me iré. Entonces, quitaré a Peter del camino.  

Pienso en Peter, y no puedo evitar que me duela el corazón. Es estúpido lo sé y creo que tengo un caso de síndrome de Estocolmo. Aunque él ha sido duro conmigo, hemos tenido momentos en los que nuestra conversación casi parece normal. Veces en las que parece que podría sonreírme cuando me oye cantar, o cuando soy hábil con la boca. A pesar de que me ha mantenido en cautiverio y de que huelo a rata, nunca me ha lastimado.

Voces suenan a la deriva por las escaleras causando que me ajuste a la realidad. Cuando los seis hombres aparecen, sigo revolviendo la salsa. Esto podría salir a mi manera, o podría salir muy… muy mal. Sirvo la comida, manteniendo la cabeza abajo. Peter se acerca mientras estoy espolvoreando queso parmesano sobre la comida. Pone su mano en mi espalda y me estremezco, haciendo una mueca.

―¿Qué pasa?  

Si se entera de que Snake me azotó, todo el infierno se desatará y mi plan fallará. Me muerdo las lágrimas, mientras el latido de dolor en mi espalda empieza a empeorar.

―Sólo dormí mal, me duele de espalda.

Él hace un sonido de incertidumbre, pero mantengo la cabeza hacia abajo. Si lo miro, verá la forma en que me tiemblan los labios. Tengo que hacer esto, tengo que escapar. Si no lo hago, me derrumbaré aquí. Camino lentamente hacia la mesa, presentándoles los platos a todos los hombres.

Peter niega cuando le ofrezco uno. Mierda... ¡mierda!

―Ya comí.  

¡Maldita sea! Por lo menos me desharé de los otros hombres, eso es suficiente por ahora. Sólo necesito atrapar a Peter con la guardia baja para apuñalarlo.

Él me mira con esa hermosa expresión, ¿por qué quiero caer tanto en sus brazos? Estoy jodida, esto ha jodido mi manera de pensar. No puedo tener sentimientos por un hombre que me ha tratado de esta manera, tengo que salir... ahora.

Todos los hombres se burlan de la comida, al típico estilo masculino. Después de unos diez minutos, Angel se agarra el estómago y gime. Pronto todos los hombres están gimiendo y agarrándose el estómago con desesperación. Peter me mira, y me doy la vuelta y corro. Llego al pasillo y a la habitación. Puedo oír sus pasos detrás de mí. Me deslizo en el baño y cierro la puerta, bloqueándola. Caigo al suelo, agarrándome los costados. Mi espalda duele tanto, las lágrimas salvajes se deslizan hacia abajo por mi cara.  

―Abre la maldita puerta Lali.

Saco el cuchillo, ésta es mi única oportunidad. Peter patea y mueve la puerta pero no puede abrirla. Es una casa bien construida. Oigo los coches afuera unos diez minutos más tarde; Peter sigue pateando la puerta y maldiciéndome. Me asomo por la ventana para ver a todos los hombres salir. Ésta es mi oportunidad, es la única oportunidad que tengo. Los otros hombres estarán abajo y fuera por lo menos un día, pasando sus tardes en el inodoro.

―Maldito sea el infierno Lali, ¡abre la maldita puerta!

Agarro el cuchillo en mis manos. Puedo hacer esto, en cuanto abra la puerta sólo necesito ir hacia adelante. ¿Por qué mi corazón me duele tanto? ¿Por qué mis manos tiemblan ante la idea de hacerle daño? Tengo que hacer esto, tengo que salvar a mi hermana y a mí. Tenemos que salir de aquí y no volver nunca más. Abro la puerta y todo sucede rápidamente. Voy hacia adelante con el cuchillo, pero Peter me toma la mano.

Comienza la lucha, lo pateo y el cuchillo se mueve alrededor de mi mano. Él está gruñendo y sosteniendo mis manos, para mantener el cuchillo lejos de él. Me las arreglo para patear su pierna y lo golpeo en la espinilla, él ruge y deja caer las manos. Tropiezo hacia adelante y el cuchillo se hunde en su estómago. Mis ojos se abren y mi boca se abre, oh Dios, ¿qué hice? ¿Qué hice? Lo miro en el suelo, viendo la  sangre brota que de su estómago. Corre Willow, sal de aquí ahora y sálvate a ti misma y a tu hermana. Piensa en Jenny.

Con dolor en mi corazón, salto sobre él y trato duro de no darme cuenta de la sangre que brota de sus entrañas. Corro hacia la puerta y por las escaleras. Me parece que veo un juego de llaves de coche, y las agarro antes de correr al aire libre.
Me duele tanto la espalda, quiero bajar al suelo y vomitar, pero sigo empujándome hacia adelante. Presiono el botón de las llaves, pero ninguno de los coches se abre. Doy apretones de pánico. Tengo minutos, si acaso, antes de que él llegue y venga tras de mí. Presiono una y otra vez, nada. El coche debe estar en el garaje.

Dejo caer las llaves a la tierra, y me dirijo y miro hacia la oscuridad. Tengo que correr, es lo mejor que puedo hacer. La mañana me ayudará a salir de este lío. Si encuentro una calzada, podría seguirla. Empiezo a correr, y es entonces cuando oigo el golpe de la puerta delantera. Tomo mi ritmo, gritando mientras mi camisa se frota furiosamente contra mi espalda. Oigo pasos que se acercan. Tengo que correr más rápido, tengo que salir de aquí, pero estoy en tanto dolor, no puedo recoger mi ritmo.

Mi cara está en la tierra antes de que pueda tener otro pensamiento. Peter está encima de mí, su pecho aplasta mi espalda y me aplasta contra el polvo. Grito en agonía mientras él se mueve, me aplasta más y causa que mi camisa se deslice a través de mi espalda. Grito y lloro, moviéndome pero él me tiene inmovilizada.

Su rostro queda junto al mío, y susurra en mi oído.

―Detente, simplemente detente.

―Por favor ―lloro―. Me estás haciendo daño, por favor.

―¿Qué?

―Mi espalda, oh Dios.

Se quita de encima rápidamente, pero no me deja ir. Me mantiene presa con su mano alrededor de mis muñecas. No podría luchar contra él aunque lo intentara. Tengo mucho dolor. Mi plan fracasó. Soy un fracaso.

Comienzo a llorar histéricamente, y parece que él no sabe cómo lidiar con eso. Sólo se queda allí, sosteniendo mis muñecas y mirando hacia mí.

―Entra.

Me empuja y yo comienzo a caminar, todavía sollozando perdidamente. Cuando entramos en la luz de la casa, llega a una cercana mesa y toma un juego de esposas.
Pone las manos detrás de mi espalda y grito.

―Por favor, Peter, espósame en el frente.

Él parece confundido, pero pone mis manos en frente y me empuja contra una pared para que mi cara se presione contra ella.
Luego, levanta mi camisa y gruñe con saña.

―¿Quién diablos hizo esto?

―Yo...

―Dime quién diablos hizo esto Lali, ¡AHORA! ―ruge y me estremezco con el estruendo de su voz.

―Snake.

Él golpea con el puño en la pared y la atraviesa. Está a sólo unos centímetros de mi cara. Cierro los ojos y más lágrimas se deslizan por mi cara.

―¿Esta noche? ―dice, con voz áspera.

―Sí.

Deja caer mi camisa y me hace girar. Tengo una buena mirada de él y jadeo.

Está cubierto de sangre y está pálido. De repente me siento culpable, ¿y qué tal si se muere? Me dejará con Snake y el resto del grupo, y ese no es un buen resultado. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Qué sucede conmigo?

Mi plan fue pensado todo mal y ahora probablemente podría pagar de la peor manera.

―Llamaré para pedir ayuda ―le susurro, mirando la sangre que empapa su camisa.

―No es malditamente probable.

―Podrías morir, Peter.  

―Si muero ―dice en tono áspero―, tú también lo harás; deberías haber pensado en eso.

Trago y miro su color verde pálido de ojos.

―Por favor, déjame ayudarte.

Él se ve como si fuera a desmayarse, pero sigue mirándome con recelo.

―¿Y que trates de matarme otra vez? No lo creo.

―Peter, no quería matarte. No era mi intención… por favor, déjame ayudarte. Puedo darte algunas puntada… déjame ponerte puntos al menos. Es eso o te desangrarás y morirás…

Él me mira y me arrastra a la cocina. Busca en los cajones y saca una pistola y un botiquín de primeros auxilios. Quita las esposas de mis manos y se acuesta en el sofá. Estoy confundida por un momento, pero poco a poco voy adelante y tomo el botiquín de primeros auxilios en mis manos. Él apunta la pistola hacia mí y me estremezco.

―Si intentas cualquier cosa, te dispararé.

Lo miro, herida. Está bien, sé que es estúpido, me merezco un arma apuntándome, pero todavía me duele. Asiento y rasgo su camisa. Cuando su estómago está expuesto, me estremezco. Es bastante malo, y me siento terrible. Una herida profunda se está filtrando oscura, rojo sangre, en arroyos gruesos lentos. Uso su camisa para poner un poco de presión sobre ella, mientras limpio la piel alrededor. Él no hace ni un sonido.

―Lo siento, esto va a doler...

Él no me habla, sino que simplemente apunta la pistola a mi cabeza y me mira trabajar. Le limpio alrededor de la herida con un poco de antiséptico y luego le quito la camisa.

Dios mío, es un desastre. Busco en el botiquín para encontrar una aguja e hilo. La esterilizo y meto el hilo, y luego lo miro, esperando que me dé el visto bueno. Él asiente y se inclina hacia atrás, cerrando los ojos, pero no baja el arma.

El primer empuje de la aguja a través de su piel, me hace llorar otra vez. Él hace una mueca y se tensa, y puedo ver su mandíbula apretarse. Para el momento en que termino, estoy llorando fuertemente y él me mira con expresión herida. He visto un montón de expresiones en Peter, pero nunca una expresión de dolor.

Él se sienta con una mueca de dolor y toma mi cara en sus manos, sorprendiéndome.

―Es tu turno.

Me limpio las lágrimas.

―Lo siento...

Él resopla débilmente.

―Intentaste matarme, huiste, ¿y ahora te sientes mal porque tuviste que coserme?

Bajo mi cabeza, mi alma está debilitada y no me queda nada.

―Nunca le hice daño a nadie en mi vida Peter, nunca. Ni siquiera puedo matar una hormiga sin sentirme mal. No quise… pensé que era la única manera en que podría ser libre. No quiero vivir así para siempre.

―No lo harás ―susurra con voz ronca―. Pero incluso si sales de aquí, y te alejas de mí, no estarás a salvo. Manchez te encontrará, ¿no crees eso?

―Iba a huir… a tomar a mi hermana y a huir.

―Él te encontraría.

―Nunca voy a ser libre de esto ―susurro.

―Lo harás, te prometo que lo harás. No será así para siempre.

―¡Sí, lo será! ―Lloro―. Mi padre hizo enemigos, nunca dormiré tranquila de nuevo. Siempre estaré mirando por encima del hombro preguntándome a quién más molestó y cuándo decidirán usarme como su venganza.

―No va a ser así...

―No sabes eso ―le susurro.

―Vamos, date la vuelta y déjame ayudarte.

―¿Por qué molestarse? ―le susurro, derrotada.

Él agarra mi cara.

―Ninguna mujer merece sufrir lo que Snake te hizo esta noche. No te dejaré de nuevo. Lo siento. Ahora date la vuelta y deja que te ayude… ¿por favor?

Me vuelvo débil y suavemente muevo mi camisa y me estremezco de nuevo, y cierro los ojos y aprieto los dientes.

―Mierda...

Yo no digo nada, su declaración lo cubre todo.

―Lo atraparé maldita sea.

Eso estaría bien.

―Acuéstese sobre tu estómago, y no te muevas.

Me vuelvo hacia él y sus ojos caen en mi estómago. Se estrechan y su mano se desliza hacia afuera para rastrear las irregulares cicatrices en mi vientre. Sé lo terrible que son, vivo con ellas todos los días.  

―Lali ―susurra.

―No preguntes… por favor Peter.

Él asiente y me acuesto sobre mi estómago. Le oigo revolver alrededor. Vuelve un momento después y oigo el sonido del agua. Coloca un paño caliente en mi espalda y me lamento, arañando el sofá.

―Lo siento… dolerá como el infierno pero si no hago esto… tendrás una infección.

Aprieto los dientes y sólo gimo mientras limpia mis heridas y después las cubre con una crema fría. Me hace quedar en el sofá hasta que la crema penetra, y me encuentro a mí misma cayendo en un sueño inquieto.

Estoy tan cansada. Me sacudo de nuevo a la conciencia cuando escucho gruñir a Peter en el teléfono.

―Dile que mejor esté allí en la mañana, y si no está le cortaré la lengua y se la meteré por el trasero. Si alguien la toca de nuevo, ¡pondré una bala en su cerebro!

Cierra el teléfono y yo estoy demasiado asustada para moverme. Peter está de mal humor, y no quiero presionarlo aún más. Me pongo de pie en silencio y comienzo a caminar hacia mi habitación.  

―¿A dónde vas?

Me congelo y poco a poco me volteo.

―A mi cuarto.

―¿Por qué?

Estoy confundida. Él comienza una tensa caminata hacia mí, su pecho brilla bajo la tenue luz de la habitación. Mi corazón golpea.

―Para poder dormir...

―Duerme en el sofá.

―No, prefiero dormir allí.

―Está bien, ve a dormir allí ―asiente.

Lo miro, completamente confundida.

―Está bien...

―¡Espera!

Me detengo de nuevo y lo miro una vez más. Él sale de la habitación y vuelve un momento después con dos bolsas.

Las empuja hacia mí y murmura con voz ronca:

―Compré esto para ti hoy.

Miro hacia abajo las bolsas y luego de vuelta hacia él.

―¿Qué es?

―Ropa, no puedo tenerte oliendo como un maldito perro por más tiempo.

Ouch, significa que Peter está de vuelta. Me doy vuelta y me alejo, furiosa con el hombre que me capturó. Estoy muy por encima de él y sus personalidades mentales.

―¡Un gracias estaría bien! ―grita tras de mí.


Le hago un ademán por encima del hombro, y cierro la puerta con el sonido de su risa elevándose. Me doy cuenta de que es la primera que escucho reír a Peter, y peor aún, es un sonido hermoso que me aprieta el corazón de una manera que nunca había sentido antes.


CONTINUARÁ...

8 comentarios:

  1. Ahhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
    ++++++++++++
    @x_ferreyra7

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  2. Ahhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
    ++++++++++++
    @x_ferreyra7

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  3. Ahhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
    ++++++++++++
    @x_ferreyra7

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  4. K reciba Snaek una buena k no olvide jamás,k tipo indeseable.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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