Dos
semanas largas, terribles pasaron y la rutina era la misma. Me levantaba,
cocinaba para Peter, limpiaba y luego iba a mi habitación.
Lo
curioso era que podría haberlo apuñalado tantas veces en la preparación de las
comidas, pero aún no estaba preparada para eso. Tenía un buen plan, pero
necesitaba tiempo. No podía sólo correr por ahí y apuñalarlos a todos, eso no
iba a funcionar tan bien para mí.
Incluso
si mataba a Peter, tendría que eliminar al resto para escapar de manera segura.
Ellos estaban siempre por allí y nunca tenía ningún tiempo a solas con Peter en
estos días. Necesitaba su confianza, por lo menos la suficiente como para que
estuviera a solas conmigo. Un día, cuando los hombres no estuvieran aquí,
encontraría una manera de deshacerme de Peter y salir. Entonces correría,
correría hasta que nunca me encontraran.
No
había manera de que me quedara aquí. No había forma en el infierno.
Estoy
sentada en mi habitación una tarde simplemente mirando por la ventana, cuando
la puerta se abre, supongo que es Peter. No es él.
Snake
entra y mi garganta se aprieta, este hombre tiene una racha de mal. Me levanto
con rapidez, envolviendo mis brazos alrededor de mí.
―Sal
ahí y cocina para nosotros, tenemos hambre ―dice.
―¿Perdón?
Él
da un paso más cerca, y yo doy un paso atrás.
―Malditamente
me oíste, sal y cocina.
―¿Dónde
está Peter?
―Al
diablo con Peter, volverá pronto.
Mi
corazón se aprieta. Por lo menos con Peter aquí, el resto de los hombres no me
tocan. Sólo dos veces en las dos semanas me ha dejado sola, pero nunca con
ellos. Sólo me deja encerrada y se va por un día.
―Sal
o me quito el cinturón y disfrutaré atravesándolo por ese bonito trasero
mientras cocinas. De hecho... quítate la camisa y los pantalones.
―¿Qué?
―grito.
Él
da un paso hacia delante y agarra mi hombro, sus dedos se clavan en mi piel.
―Ahora
desnúdate o te desnudaré.
―No―le
susurro.
―¿Qué
dijiste?
―¡Dije
que no!
Él
agarra el cinturón y le da un tirón, trato de escabullirme, pero me atenaza por
la garganta y me empuja frente a la cama por primera vez. Afloja mi camisa y
grito y me giro pero el hombre es fuerte. Lleva el cinturón sobre mi espalda y
yo grito. Pateo, pero no puedo conectar con él. Aplasta mi cara en el colchón y
no puedo respirar, me voy a desmayar. Me azota una y otra vez hasta que mi piel
se rompe y doy vueltas gritando en un sollozo ahogado.
―¡Qué
carajo!
Oigo
la voz de Angel y de repente Snake está fuera de mí y es arrojado a una pared
cercana.
―Maldito
Snake imbécil, ¡Peter está por regresar! ―gruñe Ace.
―Eres
un imbécil―gruñe Angel.
―Tira
de tu maldita camisa abajo y si le dices de esas marcas, regresaré ―gruñe
Snake.
―¡Cierra
la boca Snake, y sal de aquí ahora mismo! ―gruñe Angel, empujándolo por la
puerta.
Ace
se arrodilla frente a mí y tira de mi camisa hacia abajo suavemente. Aparto la
mirada, las lágrimas corren por mi cara. Él no dice nada más, sólo me deja
sola. El dolor en mi espalda está más allá de lo que he sentido, no puedo
respirar, no puedo pensar. Estoy aterrorizada de Snake, así que me levanto y
salgo débilmente, mi corazón se acelera. Si no cocino como siempre, Jagger
sabrá que algo está sucediendo. No puedo arriesgarme a la cólera de Snake, si
no hago lo que pide.
Voy
a la nevera, evitando la mirada mortal de Snake, y saco algunos ingredientes
para hacer espaguetis. Estoy tragando rápidamente para no vomitar. Mis ojos
escosen por mis lágrimas saladas y me muerdo el labio con tanta fuerza que
puedo saborear la sangre. Corto las cebollas, pero Dios, tengo tanto dolor.
Escucho
la voz de Peter y me asomo por encima de mi hombro y lo veo caminar por las
escaleras.
―¿Qué
está pasando aquí? ―pregunta.
―Nada
jefe. Se ofreció a cocinar para nosotros.
Él
les da a los hombres una mirada y luego entorna los ojos y me mira. Fuerzo una
débil sonrisa, después de capturar la mirada de advertencia de Snake. Sigo
cocinando y cuando los hombres bajan para tomar unas cervezas, tengo una idea.
Cuando se van, vuelvo y empiezo a hurgar en los armarios. Esta noche es mi
noche, tengo que salir de aquí. No puedo soportarlo más.
En
poco tiempo, me volveré loca.
Cavo
a través del armario de las medicinas, vamos, por favor. ¡SÍ! Encuentro
un frasco de laxantes. Me acerco a la salsa a fuego lento en la estufa y vierto
toda la botella dentro. Le doy una pequeña probada, para asegurarme de que no
es demasiado obvia, pero el ajo y el tomate lo disimulan. La sirvo rápidamente
después de eso, no sin antes meter un cuchillo en mi pantalón. Tengo que
hacerlo, tengo que ser rápida e ingeniosa en ello. Esos hombres estarán abajo y
fuera, y me iré. Entonces, quitaré a Peter del camino.
Pienso
en Peter, y no puedo evitar que me duela el corazón. Es estúpido lo sé y creo
que tengo un caso de síndrome de Estocolmo. Aunque él ha sido duro conmigo,
hemos tenido momentos en los que nuestra conversación casi parece normal. Veces
en las que parece que podría sonreírme cuando me oye cantar, o cuando soy hábil
con la boca. A pesar de que me ha mantenido en cautiverio y de que huelo a
rata, nunca me ha lastimado.
Voces
suenan a la deriva por las escaleras causando que me ajuste a la realidad.
Cuando los seis hombres aparecen, sigo revolviendo la salsa. Esto podría salir
a mi manera, o podría salir muy… muy mal. Sirvo la comida, manteniendo la
cabeza abajo. Peter se acerca mientras estoy espolvoreando queso parmesano
sobre la comida. Pone su mano en mi espalda y me estremezco, haciendo una
mueca.
―¿Qué
pasa?
Si
se entera de que Snake me azotó, todo el infierno se desatará y mi plan
fallará. Me muerdo las lágrimas, mientras el latido de dolor en mi espalda
empieza a empeorar.
―Sólo
dormí mal, me duele de espalda.
Él
hace un sonido de incertidumbre, pero mantengo la cabeza hacia abajo. Si lo
miro, verá la forma en que me tiemblan los labios. Tengo que hacer esto,
tengo que escapar. Si no lo hago, me derrumbaré aquí. Camino lentamente
hacia la mesa, presentándoles los platos a todos los hombres.
Peter
niega cuando le ofrezco uno. Mierda... ¡mierda!
―Ya
comí.
¡Maldita
sea! Por lo menos me desharé de los otros hombres, eso es suficiente por ahora.
Sólo necesito atrapar a Peter con la guardia baja para apuñalarlo.
Él
me mira con esa hermosa expresión, ¿por qué quiero caer tanto en sus brazos?
Estoy jodida, esto ha jodido mi manera de pensar. No puedo tener sentimientos
por un hombre que me ha tratado de esta manera, tengo que salir... ahora.
Todos
los hombres se burlan de la comida, al típico estilo masculino. Después de unos
diez minutos, Angel se agarra el estómago y gime. Pronto todos los hombres
están gimiendo y agarrándose el estómago con desesperación. Peter me mira, y me
doy la vuelta y corro. Llego al pasillo y a la habitación. Puedo oír sus pasos
detrás de mí. Me deslizo en el baño y cierro la puerta, bloqueándola. Caigo al
suelo, agarrándome los costados. Mi espalda duele tanto, las lágrimas salvajes
se deslizan hacia abajo por mi cara.
―Abre
la maldita puerta Lali.
Saco
el cuchillo, ésta es mi única oportunidad. Peter patea y mueve la puerta pero
no puede abrirla. Es una casa bien construida. Oigo los coches afuera unos diez
minutos más tarde; Peter sigue pateando la puerta y maldiciéndome. Me asomo por
la ventana para ver a todos los hombres salir. Ésta es mi oportunidad, es la
única oportunidad que tengo. Los otros hombres estarán abajo y fuera por lo
menos un día, pasando sus tardes en el inodoro.
―Maldito
sea el infierno Lali, ¡abre la maldita puerta!
Agarro
el cuchillo en mis manos. Puedo hacer esto, en cuanto abra la puerta sólo
necesito ir hacia adelante. ¿Por qué mi corazón me duele tanto? ¿Por qué mis
manos tiemblan ante la idea de hacerle daño? Tengo que hacer esto, tengo que
salvar a mi hermana y a mí. Tenemos que salir de aquí y no volver nunca más.
Abro la puerta y todo sucede rápidamente. Voy hacia adelante con el cuchillo,
pero Peter me toma la mano.
Comienza
la lucha, lo pateo y el cuchillo se mueve alrededor de mi mano. Él está
gruñendo y sosteniendo mis manos, para mantener el cuchillo lejos de él. Me las
arreglo para patear su pierna y lo golpeo en la espinilla, él ruge y deja caer
las manos. Tropiezo hacia adelante y el cuchillo se hunde en su estómago. Mis
ojos se abren y mi boca se abre, oh Dios, ¿qué hice? ¿Qué hice? Lo miro
en el suelo, viendo la sangre brota que de su estómago. Corre Willow, sal
de aquí ahora y sálvate a ti misma y a tu hermana. Piensa en Jenny.
Con
dolor en mi corazón, salto sobre él y trato duro de no darme cuenta de la
sangre que brota de sus entrañas. Corro hacia la puerta y por las escaleras. Me
parece que veo un juego de llaves de coche, y las agarro antes de correr al
aire libre.
Me
duele tanto la espalda, quiero bajar al suelo y vomitar, pero sigo empujándome
hacia adelante. Presiono el botón de las llaves, pero ninguno de los coches se
abre. Doy apretones de pánico. Tengo minutos, si acaso, antes de que él llegue
y venga tras de mí. Presiono una y otra vez, nada. El coche debe estar en el
garaje.
Dejo
caer las llaves a la tierra, y me dirijo y miro hacia la oscuridad. Tengo que
correr, es lo mejor que puedo hacer. La mañana me ayudará a salir de este lío.
Si encuentro una calzada, podría seguirla. Empiezo a correr, y es entonces
cuando oigo el golpe de la puerta delantera. Tomo mi ritmo, gritando mientras
mi camisa se frota furiosamente contra mi espalda. Oigo pasos que se acercan.
Tengo que correr más rápido, tengo que salir de aquí, pero estoy en tanto
dolor, no puedo recoger mi ritmo.
Mi
cara está en la tierra antes de que pueda tener otro pensamiento. Peter está
encima de mí, su pecho aplasta mi espalda y me aplasta contra el polvo. Grito
en agonía mientras él se mueve, me aplasta más y causa que mi camisa se deslice
a través de mi espalda. Grito y lloro, moviéndome pero él me tiene
inmovilizada.
Su
rostro queda junto al mío, y susurra en mi oído.
―Detente,
simplemente detente.
―Por
favor ―lloro―. Me estás haciendo daño, por favor.
―¿Qué?
―Mi
espalda, oh Dios.
Se
quita de encima rápidamente, pero no me deja ir. Me mantiene presa con su mano
alrededor de mis muñecas. No podría luchar contra él aunque lo intentara. Tengo
mucho dolor. Mi plan fracasó. Soy un fracaso.
Comienzo
a llorar histéricamente, y parece que él no sabe cómo lidiar con eso. Sólo se
queda allí, sosteniendo mis muñecas y mirando hacia mí.
―Entra.
Me
empuja y yo comienzo a caminar, todavía sollozando perdidamente. Cuando
entramos en la luz de la casa, llega a una cercana mesa y toma un juego de
esposas.
Pone
las manos detrás de mi espalda y grito.
―Por
favor, Peter, espósame en el frente.
Él
parece confundido, pero pone mis manos en frente y me empuja contra una pared
para que mi cara se presione contra ella.
Luego,
levanta mi camisa y gruñe con saña.
―¿Quién
diablos hizo esto?
―Yo...
―Dime
quién diablos hizo esto Lali, ¡AHORA! ―ruge y me estremezco con el estruendo de
su voz.
―Snake.
Él
golpea con el puño en la pared y la atraviesa. Está a sólo unos centímetros de
mi cara. Cierro los ojos y más lágrimas se deslizan por mi cara.
―¿Esta
noche? ―dice, con voz áspera.
―Sí.
Deja
caer mi camisa y me hace girar. Tengo una buena mirada de él y jadeo.
Está
cubierto de sangre y está pálido. De repente me siento culpable, ¿y qué tal si
se muere? Me dejará con Snake y el resto del grupo, y ese no es un buen
resultado. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Qué sucede conmigo?
Mi
plan fue pensado todo mal y ahora probablemente podría pagar de la peor manera.
―Llamaré
para pedir ayuda ―le susurro, mirando la sangre que empapa su camisa.
―No
es malditamente probable.
―Podrías
morir, Peter.
―Si
muero ―dice en tono áspero―, tú también lo harás; deberías haber pensado en
eso.
Trago
y miro su color verde pálido de ojos.
―Por
favor, déjame ayudarte.
Él
se ve como si fuera a desmayarse, pero sigue mirándome con recelo.
―¿Y
que trates de matarme otra vez? No lo creo.
―Peter,
no quería matarte. No era mi intención… por favor, déjame ayudarte. Puedo darte
algunas puntada… déjame ponerte puntos al menos. Es eso o te desangrarás y
morirás…
Él
me mira y me arrastra a la cocina. Busca en los cajones y saca una pistola y un
botiquín de primeros auxilios. Quita las esposas de mis manos y se acuesta en
el sofá. Estoy confundida por un momento, pero poco a poco voy adelante y tomo
el botiquín de primeros auxilios en mis manos. Él apunta la pistola hacia mí y
me estremezco.
―Si
intentas cualquier cosa, te dispararé.
Lo
miro, herida. Está bien, sé que es estúpido, me merezco un arma apuntándome,
pero todavía me duele. Asiento y rasgo su camisa. Cuando su estómago está
expuesto, me estremezco. Es bastante malo, y me siento terrible. Una herida
profunda se está filtrando oscura, rojo sangre, en arroyos gruesos lentos. Uso
su camisa para poner un poco de presión sobre ella, mientras limpio la piel
alrededor. Él no hace ni un sonido.
―Lo
siento, esto va a doler...
Él
no me habla, sino que simplemente apunta la pistola a mi cabeza y me mira
trabajar. Le limpio alrededor de la herida con un poco de antiséptico y luego
le quito la camisa.
Dios
mío, es un desastre. Busco en el botiquín para encontrar una aguja e hilo. La
esterilizo y meto el hilo, y luego lo miro, esperando que me dé el visto bueno.
Él asiente y se inclina hacia atrás, cerrando los ojos, pero no baja el arma.
El
primer empuje de la aguja a través de su piel, me hace llorar otra vez. Él hace
una mueca y se tensa, y puedo ver su mandíbula apretarse. Para el momento en
que termino, estoy llorando fuertemente y él me mira con expresión herida. He
visto un montón de expresiones en Peter, pero nunca una expresión de dolor.
Él
se sienta con una mueca de dolor y toma mi cara en sus manos, sorprendiéndome.
―Es
tu turno.
Me
limpio las lágrimas.
―Lo
siento...
Él
resopla débilmente.
―Intentaste
matarme, huiste, ¿y ahora te sientes mal porque tuviste que coserme?
Bajo
mi cabeza, mi alma está debilitada y no me queda nada.
―Nunca
le hice daño a nadie en mi vida Peter, nunca. Ni siquiera puedo matar una
hormiga sin sentirme mal. No quise… pensé que era la única manera en que podría
ser libre. No quiero vivir así para siempre.
―No
lo harás ―susurra con voz ronca―. Pero incluso si sales de aquí, y te alejas de
mí, no estarás a salvo. Manchez te encontrará, ¿no crees eso?
―Iba
a huir… a tomar a mi hermana y a huir.
―Él
te encontraría.
―Nunca
voy a ser libre de esto ―susurro.
―Lo
harás, te prometo que lo harás. No será así para siempre.
―¡Sí,
lo será! ―Lloro―. Mi padre hizo enemigos, nunca dormiré tranquila de nuevo.
Siempre estaré mirando por encima del hombro preguntándome a quién más molestó
y cuándo decidirán usarme como su venganza.
―No
va a ser así...
―No
sabes eso ―le susurro.
―Vamos,
date la vuelta y déjame ayudarte.
―¿Por
qué molestarse? ―le susurro, derrotada.
Él
agarra mi cara.
―Ninguna
mujer merece sufrir lo que Snake te hizo esta noche. No te dejaré de nuevo. Lo
siento. Ahora date la vuelta y deja que te ayude… ¿por favor?
Me
vuelvo débil y suavemente muevo mi camisa y me estremezco de nuevo, y cierro
los ojos y aprieto los dientes.
―Mierda...
Yo
no digo nada, su declaración lo cubre todo.
―Lo
atraparé maldita sea.
Eso
estaría bien.
―Acuéstese
sobre tu estómago, y no te muevas.
Me
vuelvo hacia él y sus ojos caen en mi estómago. Se estrechan y su mano se
desliza hacia afuera para rastrear las irregulares cicatrices en mi vientre. Sé
lo terrible que son, vivo con ellas todos los días.
―Lali
―susurra.
―No
preguntes… por favor Peter.
Él
asiente y me acuesto sobre mi estómago. Le oigo revolver alrededor. Vuelve un
momento después y oigo el sonido del agua. Coloca un paño caliente en mi
espalda y me lamento, arañando el sofá.
―Lo
siento… dolerá como el infierno pero si no hago esto… tendrás una infección.
Aprieto
los dientes y sólo gimo mientras limpia mis heridas y después las cubre con una
crema fría. Me hace quedar en el sofá hasta que la crema penetra, y me
encuentro a mí misma cayendo en un sueño inquieto.
Estoy
tan cansada. Me sacudo de nuevo a la conciencia cuando escucho gruñir a Peter
en el teléfono.
―Dile
que mejor esté allí en la mañana, y si no está le cortaré la lengua y se la
meteré por el trasero. Si alguien la toca de nuevo, ¡pondré una bala en su
cerebro!
Cierra
el teléfono y yo estoy demasiado asustada para moverme. Peter está de mal
humor, y no quiero presionarlo aún más. Me pongo de pie en silencio y comienzo
a caminar hacia mi habitación.
―¿A
dónde vas?
Me
congelo y poco a poco me volteo.
―A
mi cuarto.
―¿Por
qué?
Estoy
confundida. Él comienza una tensa caminata hacia mí, su pecho brilla bajo la
tenue luz de la habitación. Mi corazón golpea.
―Para
poder dormir...
―Duerme
en el sofá.
―No,
prefiero dormir allí.
―Está
bien, ve a dormir allí ―asiente.
Lo
miro, completamente confundida.
―Está
bien...
―¡Espera!
Me
detengo de nuevo y lo miro una vez más. Él sale de la habitación y vuelve un
momento después con dos bolsas.
Las
empuja hacia mí y murmura con voz ronca:
―Compré
esto para ti hoy.
Miro
hacia abajo las bolsas y luego de vuelta hacia él.
―¿Qué
es?
―Ropa,
no puedo tenerte oliendo como un maldito perro por más tiempo.
Ouch,
significa que Peter está de vuelta.
Me doy vuelta y me alejo, furiosa con el hombre que me capturó. Estoy muy por
encima de él y sus personalidades mentales.
―¡Un
gracias estaría bien! ―grita tras de mí.
Le hago un ademán por encima del hombro, y cierro la puerta
con el sonido de su risa elevándose. Me doy cuenta de que es la primera que
escucho reír a Peter, y peor aún, es un sonido hermoso que me aprieta el
corazón de una manera que nunca había sentido antes.
CONTINUARÁ...
Me encanta la novela :)
ResponderEliminarMassssss
ResponderEliminarMaaass
ResponderEliminarAhhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
ResponderEliminar++++++++++++
@x_ferreyra7
Ahhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
ResponderEliminar++++++++++++
@x_ferreyra7
Ahhh me encanta la Nové (perdón estuve algo desaparecida del blog ) jajajaj
ResponderEliminar++++++++++++
@x_ferreyra7
K reciba Snaek una buena k no olvide jamás,k tipo indeseable.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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