―Lali, no puedes hacerte esto a ti misma.
―¿Por qué no, Jenny? Si no fuera por mi
nacimiento, mamá nunca se habría enfermado y papá no querría estar en el
trabajo todo el tiempo. Si mamá no hubiera hecho lo que hizo, seríamos una
familia feliz.
―La vida es como el sauce, no puedes cambiar
las cosas. Podría culparme a mí misma, como tú, pero no lo hago.
―Tú no hiciste nada.
―Soy el resultado de una aventura... ¿Crees
que no contribuí a la locura de mamá?
―Mamá estaba loca antes de tu padre.
―Lali, si te mantienes lastimándote, un día no
habrá vuelta atrás.
― Tal vez eso es lo que quiero.
Ella frunce el ceño y toma mi mano.
―Eso no es lo que quieres, estás en un lugar
oscuro, pero mejorará...
―¡Fuera de ahí! ―grita Peter, sacándome de mis
pensamientos.
Es el octavo día y estoy en el baño, sumergida
en la bañera sin jabón y me niego a reconocerlo. Huelo tan mal, no he tenido el
jabón desde que he estado aquí y espero que el baño absorba algo de la suciedad
de mi piel. Sin duda no me relaja en ningún sentido, de hecho, me hace sentir
un poco enferma. Peter tira de la puerta algunas veces, y suspiro saliendo de
la bañera. Me envuelvo en una toalla y camino, abriendo la puerta.
Sus ojos se abren y su mirada cae en mi piel mojada.
¿Quizás Peter acaba de echarme un vistazo? ¿Mi secuestrador me dio un vistazo?
¿En serio? ¿Por qué mi corazón revolotea con ese pensamiento? Debo estar loca.
Está en mi naturaleza, después de todo. Me aclaro la garganta y Peter mira
hacia arriba para encontrarse con mi mirada. Sonríe y se inclina contra la
puerta.
―¿Tratando de quitarte el olor?
―Vete a la mierda.
Sus ojos se abren y su sonrisa se pierde.
―Cocinarás para mí esta noche, es hora de que
empieces a ganarte el sustento.
―¿Ganarme el sustento? Disculpa pero apenas
tomé la decisión de estar aquí.
―Bien, mientras te quedes puedes hacer algo
útil.
―¿No tienes miedo de que pueda apuñalarte?
Se echa hacia atrás y se ríe.
―Inténtalo, y estarás a cinco metros por la
carretera y los hombres estarán sobre ti.
―Lo que sea ―murmuro.
―Apresúrate y vístete.
Me doy la vuelta y cierro la puerta en sus
narices, después tiro rápidamente de mi ropa. Cuando salgo a la cocina, está
sentado en la barra leyendo. ¿En serio? ¿Qué hay de malo en esta imagen? Él
está sentado como si fuéramos una pareja y esto fuera completamente normal.
Cualquier persona que camine en esta casa
justo ahora no vería la imagen real, sino sólo asumiría que estoy cocinando
para mi novio. ¿Qué tan malo sería?
Abro la nevera y saco algo de pollo, por
suerte para él sé cocinar. Saco setas y pasta de tomate. Golpeo la barra y Peter
levanta los ojos del periódico que está leyendo para mirarme. Le doy una
sonrisa sarcástica y sigo preparando mi pollo de tomate con champiñones. Se
sienta en esa maldita silla mirándome, y puedo sentir su mirada ardiendo dentro
de mí.
―Huele bien.
Me doy vuelta y lo miro fijamente,
sorprendida.
―Gracias.
―¿Cocinas todo el tiempo?
Me encojo de hombros.
―Sobre todo lo hago porque quiero, no porque
me vea obligada a hacerlo.
Él resopla.
―Touché.
―Entonces dime, ¿qué te hace el hábito de
secuestrar chicas?
Levanto la vista hacia él mientras estoy
cortando el pollo. Sus ojos en realidad caen a mi cuchillo y estoy segura que
traga. Oh, oh, tal vez está re-pensando ese movimiento.
―No, tú eres la primera.
―Bueno, ¿no me siento honrada?
―Podría ser peor...
―Dime, ¿cómo? ―Chasqueo.
―Podría haberte violado, que mi pandilla te
hubiera violado, golpeado, matado de hambre...
―Muy bien, consigo el punto.
―No te secuestré para hacerte daño.
―Dices que no piensas lastimarme, pero ¡ya lo
hiciste!
Frunce el ceño.
―No te he puesto ni una maldita mano encima.
―Me muero de hambre... Tú amigo me lastimó...
No me dejas ducharme...
―¡Está bien! ―Me corta, lanzando sus manos
hacia arriba―. No tenía la intención de ser un cretino. Entiende esto, sin
embargo, mi vida es mortal y hago lo que tengo que hacer.
―Oh, créeme, sé que tu vida es mortal.
―Entonces, ¿por qué me desafías tan a menudo?
―¿Eso es lo qué quieres? ―le digo, levantando
el cuchillo―. ¿Quieres que te tema? Créeme, lo hago. Estoy bastante segura de
saber de lo que eres capaz de hacer y no me gusta. Es para mantenerme fuerte,
no para desafiarte. Quiero salir al otro lado de esto con mi cordura.
Me mira fijamente durante un largo rato y me
arden las mejillas bajo su mirada.
―¿Cuántos años tienes?
―¿Perdón?
―Dije: ¿cuántos años tienes?
―Veintidós.
―¿Alguna persona te espera al volver a casa?
Mis mejillas se calientan de nuevo.
―¿Qué significa eso?
―Quiero decir, cuando salgas de aquí, un
hombre estúpido aparecerá y tratará de golpear...
Resoplo.
―Si lo hubiera, no lo enviaría en tu
dirección. Ni siquiera yo soy tan estúpida.
Sonríe.
―Estás aprendiendo, pero no respondiste mi
pregunta.
―No, Peter, no hay nadie. Lo hubo pero... se
acabó.
Asiente.
―¿Terminaste con la charla?
Sonríe y aparto la mirada. Este hombre tiene
doble personalidad, estoy absolutamente segura de eso. Termino la comida y
muevo un plato hacia él. Lo mira, después hacia mí.
―Esto se ve... mejor de lo que esperaba.
―Bueno, soy buena cocinera.
Asiente y toma una cucharada. ¿Simplemente...
había gemido? Oh Dios, tengo que salir de aquí. Ahora.
―Debo volver a mi habitación y morir poco a
poco, mientras disfrutas de la comida.
―Siéntate conmigo.
Lo miro con una horrible expresión de duda
confundida en el rostro.
―¿Por qué diablos iba a querer sentarme
contigo?
―Come conmigo o ve a tu habitación y muérete
de hambre ―dice encogiéndose de hombros.
Es una simple declaración de él, pero es mucho
para mí. He sentido el agarre del hambre y no quiero volver a sentirlo. Saco un
plato y me siento, mordisqueando un trozo de pollo.
―¿Qué pasó con tu ex novio?
Me ahogo con el pedazo de pollo que estaba
comiendo y miro fijamente sus ojos.
―¿Qué pasa contigo?
―Lali, es muy sencillo, habla conmigo o vuelve
a la habitación y habla con la pared. Me importa una mierda de cualquier forma,
la elección es tuya.
Dios, él podía ser un cerdo, pero prefiero
quedarme aquí un momento más.
―Me golpeó.
Deja caer el tenedor y me atrevo a mirar hacia
él a través de mis pestañas. Su cara es salvaje y sus ojos azules son amplios y
enojados.
―¿Él qué?
―Ya me oíste.
―¿Cuánto?
―Fue bastante, estuve en el hospital tres
días.
―Maldito bastardo.
―Como si tú pudieras hablar... ―murmuro.
―Nunca he golpeado a una mujer que haya
amado.
―No, pero secuestraste a una mujer de su casa
y de su vida, para cumplir tus necesidades. No eres mejor, Peter.
Se queda un momento en silencio y sus ojos se
centran intensamente en los míos.
―Puede ser que no sea mejor, pero nunca te
pondría una mano encima, Lali.
―No ha sido exactamente agradable toda la
situación...
―Podría ser peor.
Él tenía razón, podría serlo.
―Lo que sea.
Termino mi comida, recojo los platos y los
llevo al fregadero. Miro el cuchillo, preguntándome si podría ganar la
confianza lo suficiente como para controlar eso y apuñalarlo con él. La idea de
apuñalarlo me duele, sin embargo, y no me gusta eso. Un breve pensamiento de
apuñalarme a mí misma parpadea a través de mi mente, y rápidamente lo empujo
hacia abajo. No puedo ser tan débil de nuevo. Nunca.
―Tengo que salir, así que regresa a tu
habitación ―dice Peter detrás de mí.
Me doy vuelta y me marcho sin mirarlo. Entro
en mi habitación y me siento a la mesa. Él camina detrás de mí y se sitúa en la
puerta, sin decir nada durante un largo rato.
―Sé que odias esta situación, y lamento que
hayas tenido que ser puesta en el centro, pero no puedo cambiar lo que tiene
que ser. Gracias... por la cena.
Luego se va otra vez y yo me quedo sintiéndome
más confundida que nunca.
CONTINUARÁ...
Pobre lali me da pena :( creo que peter esconde algo
ResponderEliminarK d a poquito le saca info Peter a Lali.
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