viernes, 18 de septiembre de 2015

Capítulo 6

Otra semana pasó, y mi espalda estaba sanando lentamente, pero todavía peleaba para dormir.

Peter le puso una buena golpiza a Snake justo delante de mí. Nunca he visto nada tan aterrador en mi vida. Casi lo mata, y me hizo darme cuenta de lo peligroso que Peter podía ser. No he visto a Snake de nuevo desde ese día, pero todos los otros hombres han sido extrañamente amables conmigo. Vaya, no puedo adivinar por qué.

Una tarde, estoy en la cocina preparando la cena en la olla de barro, cuando Peter entra. Está medio desnudo de nuevo, como siempre, pero esta vez tiene a una mujer del brazo. Estoy bastante impresionada, ¿por qué llevaría a una mujer a su casa cuando estoy alrededor? ¿No le preocupaba que le rogara que llamara a la policía o que le dijera lo que me había hecho?

Él me mira y su mirada se estrecha. Dios, es tan jodidamente hermoso. No me gusta verlo tan hermoso, ya que esta situación es todo lo contrario.

―Nos vemos en mi habitación ―le murmura a la mujer.

Ella sonríe y pasa la mano por encima de su pecho, luego se da vuelta y camina hacia su habitación. Miro la herida roja y dolorosa en su estómago, y tiemblo. Tendrá una cicatriz de por vida por mí, pero también yo. Peter se acerca y se detiene a mi lado, pero sigo preparando la cena.

―Estaré ocupado por un par de horas.

―Bien por ti ―digo, simplemente.

―Sabes lo que pasará si corres.

Suspiro, hace esto conmigo todos los días desde mi huida. Sé lo que hará, y sé que no puedo huir.

―Encontrarás a mi hermana y te asegurarás de que me quede porque no puedo alejarme de ti, bla, bla, bla.

Agarra mi cara y gira mi cabeza con dureza.  

―No me jodas Lali, si no crees puedo enviar a alguien en este momento para encontrar a tu hermana.

―¡No la metas en esto!

―No me presiones, no te gustará la forma en que terminará.

A pesar de que Peter es fácil conmigo la mayoría de las veces, no tengo ninguna duda en mi mente de que si llega el momento, se apoderaría de mi hermana para que me quede aquí. No creo que le hiciera daño, pero nunca dejaría que la pusiera en esa situación. Me siento tan atrapada algunos días, como si no pudiera salir nunca. Si me quedo, mi familia paga. Si no lo hago, sufriré lentamente este infierno. El problema conmigo, sin embargo, es que siempre pongo primero a mi familia. Tengo que acabar por enfrentar esta situación hasta que mi padre salga de su escondite.

―Sé cómo termina Peter, me lo dices cada puto día. Ve y disfruta de tu puta, estoy ocupada ―espeto, con mi depresión tomando el control. Ya he tenido bastante de que me recuerde mi situación.

―¿Celosa?

―Jódete.

―Tengo la intención de hacerlo. ―Se vuelve y se va y le hago una seña obscena, de nuevo―. Vi eso.

―Estúpido ―murmuro.

Se ríe y cierra la puerta de su cuarto, y yo golpeé el cuchillo en la banca. Rayos, me encantaría probarlo justo ahora. Realmente me gustaría. Estoy tan enojada, que sólo quiero que pague. Cree que me tiene abajo, que no puedo librarme de él. Podría sin embargo, si realmente lo quisiera. Miro hacia abajo al cuchillo y no puedo negar que sentimientos suicidas pasan por mi mente en gran cantidad últimamente. La depresión es un eufemismo de lo que siento a veces.

Tal vez debería probar, tal vez debería ver cómo reaccionaría si continúo y me encuentra en un charco de mi propia sangre. El hombre claramente no da una mierda por mí, y no me dejaría ir, así que tal vez esta es mi única opción. Tal vez si lo hacía un poco, entonces tendría que llevarme a un hospital y alguien captaría una pista. La idea es retorcida, pero parece tener sentido en mi cabeza y eso me asustó.

Agarro el cuchillo en mi mano y trago, eso le daría algo para preocuparse de verdad. Hazlo Lali, hazlo sufrir en tu propio silencio. Bajo el cuchillo a mi muñeca, mientras la puerta de Peter se abre y sale con una toalla envuelta alrededor de su cintura. Se congela cuando me ve presionar el cuchillo contra mi muñeca. Sus ojos se abren y sus manos poco a poco se elevan.

―Lali… baja el cuchillo.

―¿Para qué, Peter? ―susurro―. ¿Para que puedas seguir manteniéndome prisionera y amenazando a mi hermana? Si estoy muerta, no tendrás necesidad de ir tras ella. Si estoy muerta, no tendré que seguir viviendo así.

―No le haré daño a tu hermana, sólo baja el maldito cuchillo.

Su voz es presa del pánico. ¿Peter se preocupa por mí? Lo aprieto más duro en mi piel y grito mientras una quemazón de dolor se dispara por mi brazo y escurre sangre por mi mano.

―Maldita sea, ¡pon el puto cuchillo abajo! ―Da un paso adelante y yo presiono más duro.

―Ven más cerca, y lo terminaré Peter. No soy estúpida, estás diciendo lo que quiero oír. No tengo nada que perder. Nunca saldré de esta.

―Lali, estarás bien ―grita, agarrándose el cabello―. Te dejaré ir, maldita sea. Cuando tengamos a tu padre, te doy mi palabra que te dejaré ir y no te molestaré ni a ti ni a tu hermana otra vez. Prometo que se terminará cuando esto concluya. No tendrás que vivir tu vida con miedo.

Levanto la vista hacia él y desesperadas lágrimas escurren por mis mejillas.

―¿Cómo sé que no estás mintiendo?

Él sacude la cabeza, y da un paso vacilante hacia adelante.

―Te lo prometo, no te permitiré volver a una vida donde tengas que mirar por encima del hombro. Te daré eso. Después de todo lo que te hice, te daré eso. Haré eso por ti, pero tienes que confiar en mí.

―¿Lo prometes? ―susurro, parpadeando mis lágrimas.

―Te lo prometo...

Cierro los ojos, y el ardor en mi muñeca parece darme algún tipo de comodidad, o tal vez son las palabras de Peter. Él aprovecha la ocasión para arremeter contra mí, y pronto mi cuerpo se estrella contra el suelo frío y el cuchillo se desliza por la habitación. Yo peleo, con todo lo que tengo en mi interior. Lucho tan duro que duele. Él agarra mis muñecas y las sujeta sobre mi cabeza, y grito de dolor mientras sus ásperas manos raspan contra mi carne abierta.

Lucho debajo de él, con la cara empapada de lágrimas. Él está encima de mí, jadeando y mirando mi dolor con ojos afectados. Murmuro palabras incoherentes, una y otra vez. Él pone mis dos manos en una de las suyas, y con la mano libre quita las lágrimas humedeciendo mi cabello y alejándolo de mi cara. Estoy temblando debajo de él, y por primera vez en realidad parece que le importa cómo me hace sentir.

―Te lo prometo ―susurra, bajando su rostro―. Te lo prometo.

Luego sus labios están sobre los míos. No vi eso venir, nunca lo vi venir. Gimo y abro los labios, y desliza su lengua en mi boca. No debería querer esto, es tan malo y, sin embargo, no me atrevo a empujarlo. Me besa de una manera que nadie nunca ha hecho. Sus labios son suaves, atrayéndome y tomándome de nuevo. Su mano libre se enreda por mi cabello mientras levanta mi cabeza para profundizar el beso.

―¿Peter?

La voz femenina nos regresa a la realidad. Él levanta su cabeza, sin apartar los ojos de mis labios. Estoy jadeando, mi pecho sube y baja con miseria y desesperada necesidad. Él se quita de mí, y puedo ver su clara excitación. Me levanta; se vuelve hacia la mujer rubia de pie en sujetador y bragas, mirándonos. Ella mira mi sangrante muñeca, luego el cuchillo y sus ojos se abren.

―Debería ir…

Peter parece endurecerse, como si se diera cuenta de lo que hizo.

―No, no te vayas. Viniste aquí a follar y follaremos.

―Peter ―susurro, herida.

Él se da vuelta y me mira.

―Ve a tu maldita habitación y si alguna vez intentas una maniobra así de nuevo, yo mismo te mataré.


Suspiro, y me quedo temblando mientras él agarra a la chica y le jala hacia la habitación. Algo doloroso y lágrimas feas atraviesan mi corazón, y me doy cuenta que tengo sentimientos por Peter.


CONTINUARÁ...

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