miércoles, 8 de abril de 2015

Capítulo 9

PETER

P
arece que últimamente estoy cometiendo errores con cada paso. Parar en la tienda fue el error de hoy. Debería haber sabido mejor. Debería haber ido directamente a la casa de Eugenia, pero no quería aparecer con las manos vacías.

Y ahora estoy en esta situación incómoda en el patio trasero con Pablo Martínez y mi hijo. Un hijo que no sabe que soy su padre. Diablos, Lali ni siquiera ha confirmado que es mío pero puedo comprobarlo cuando lo miro, es lo mejor de mí y Lali, independientemente de cómo terminó aquí o cómo nuestras vidas han tomado diferentes caminos.

¿Y quién sabía que Pablo vendría a mi rescate? Él tiene que saber que quiero patearle el culo por tocar a mi chica, pero por la forma en que ella lo mira debe estar de acuerdo con esto.

—¿Qué pasó ahí?

Dije que saldría a jugar a la pelota, pero nunca accedí a conversar. Podía ignorarlo, fingir que estamos de vuelta en la escuela preparatoria y este nuevo chico está tratando de encajar con el resto de nosotros. Teníamos nuestro grupo y estábamos unidos.

Pero no hago eso. Hoy no.

—Pensé que sería capaz de pasar por la tienda, tomar algo de la panadería, recoger algunas flores y conseguir el vino favorito de Eugenia de cuando íbamos a la escuela. Tan pronto como llegué a la caja me di cuenta de mi error. Sin disfraz. Sin falsas gafas o un sombrero para bajar sobre mis ojos. La joven cajera echó un vistazo y me reconoció. Antes de que siquiera fuera mi turno, había enviado mensajes de texto a alguien y sabía que estaba condenado. “Siento lo de tu amigo” fue lo único que dijo mientras escaneaba mis productos un poco demasiado lentamente. Cuando me detuve en el frente ahí estaban estas chicas justo detrás de mí, siguiéndome. —Lanzo la pelota a Pablo que simplemente niega con la cabeza—. Esta es la última cosa que quería para Eugenia, especialmente hoy.

—¿Ocurre a menudo?

Me quito la chaqueta y desabotono mi camisa, así no la arruinaré. Los ojos de Noah contemplan los tatuajes en mis brazos y me pregunto si alguna vez seré capaz de sentarme con él y conversar. Contarle de mí y tal vez tener una relación con él.

—No salgo mucho cuando estoy en casa. Esto ocurre en la gira, pero no estoy en un lugar el tiempo suficiente para que realmente me importe.

Puedo sentir a la gente mirándome, es algo a lo que estoy acostumbrado, pero aquí parece extraño. Cuando echo un vistazo al patio, Lali está de pie allí. Un metro cincuenta y nueve entero de ella, añade unos pocos centímetros con sus tacones. Se mantiene en buen estado después de la escuela preparatoria, sus piernas se ven más tonificadas y su estómago todavía tan plano como lo recuerdo. Pablo se aclara la garganta en el fondo y no puedo evitar reír. Estaría haciendo lo mismo si alguien estaba comiéndose con los ojos a mi novia, pero se olvida de que la tuve primero.

—¿Quieres ir a ponerte una pequeña falda y animar para nosotros, Lali?

Su cara se desploma y sé que ella no disfruta de mi pequeña broma.

Trato de no reírme de ello, pero no se lo está tragando. Ella mira a Pablo  que está furioso conmigo y niega con la cabeza. La observo mientras camina de vuelta a la casa, luciendo su culo tan firme como siempre. Sacudo la cabeza para borrar los recuerdos que estaban a punto de comenzar a incidir.

—Señor Lanzani, ¿todavía juega al fútbol? —Despego los ojos del trasero en retirada de mi ex para ver a mi hijo. Quiero extender la mano y tocarlo, pasar mis manos por su cabello y hacerle cada concebible pregunta conocida por el hombre, pero no lo hago. Tengo que hablar con Lali para que podamos arreglar esta mierda. Si ella piensa que me voy a olvidar que él existe, tiene que volver a pensar otra cosa.

—No, no tengo mucho tiempo. ¿Y tú, juegas?

Él asiente con la cabeza frenéticamente y apunta a Pablo.

—Mi papá, Pablo, entrena a mi equipo. —He sido bastante relajado con él saliendo con Lali porque la abandoné. No tengo mucho que decir,  pero, ¿mi hijo llamándole papá? No puedo permitir eso. No me dijeron que tenía un hijo.

Si lo hubieran hecho, habría estado aquí.

—¿Es así? —pregunto empujando hacia abajo la ira que está hirviendo.

Sé que no puedo culpar al niño por llamar a Pablo “papá”, que es mi culpa, pero Lali no debería permitirlo. Ella sabe que yo hubiera estado aquí si sabía de él. Hablamos de niños todo el tiempo, ambos los queríamos, así que esto no es como si me hubiera desentendido de ella.
Aunque hice lo impensable y la dejé, no es que no la amaba. Dejándola también rompí mi corazón.

Noah asiente con la cabeza y parece muy emocionado en contarme acerca de Pablo, aunque no quiero oírlo.

—Juego de mariscal de campo. Esa fue tu posición y tu récord sigue en pie desde cuando estabas en la escuela preparatoria. Nadie está ni siquiera cerca de romperlo, por lo menos eso es lo que dijo el tío Nicolás.

Me agacho y miro a Noah y su sonrisa. Sonrío al pensar que Noah a llamado a Nicolás su tío. El jugador de fútbol en mí está emocionado de que le encante el juego. Me encantaba el juego a su edad y quería jugar todo el tiempo. El adulto en mí espera de que Lali lo tenga en otras actividades, porque hay mucho más en la vida que el fútbol.

—¿Sabes el pase de tres o el de cinco en descenso? —pregunto, curioso de lo mucho que Pablo le ha enseñado.

—Lo sé, ¿te gustaría ver? —pregunta con ansiedad. Le extiendo el balón para que lo tome, observando cómo lanza y atrapa como si hubiera nacido para ser un mariscal de campo.

—Ahí va, Pablo —grita y me recupero por el hecho de que no lo llamó papá. Veo dos rutinas y noto que tiene talento natural, es mucho mejor de lo que yo era a su edad. Solo puedo esperar que Lali le permita tomar la mejor decisión para su vida a diferencia de mi padre. Odiaría que él le guarde rencor y no tenga una relación con sus padres durante una decisión que altere su vida.

Cuando pienso en mis padres me pregunto si conocen a Noah. ¿Son parte de su vida? ¿Han estado viendo a mi hijo crecer sin mí?

—Guau, eres mucho mejor que yo a tu edad.

Noah sonríe y cuando lo hace se parece a Lali.

—Gracias. Mi mamá dice que tengo talento natural y que lo llevo en la sangre.

—Sí, creo que tu mamá tiene razón.

Pablo se marcha, dejándonos a Noah y a mí para hablar. Le pregunto si quiere sentarse y tal vez comer un poco de comida y él está de acuerdo.

Estamos sentados uno al lado del otro y veo lo que él pone en su plato. Apila un montón de verduras, galletas, queso y algo de pasta en el plato. Agrego todo lo que él agregó al suyo, porque esas son todas mis comidas favoritas también.

Hay sillas establecidas afuera y, a pesar de que es un día fresco, el sol provee justo el calor suficiente como para que podamos sentarnos aquí y relajarnos.

—Entonces, ¿qué se siente ser famoso, señor Lanzani? —Me pongo rígido al oír “señor”. De hecho, lo odio. Y odio que me pregunte sobre ser famoso porque nunca quise ser famoso.

Solo quería hacer música. Quería probar mi mano en algo diferente para ver si podía tener éxito.

—Puedes llamarme Peter —respondo—. Y ser famoso está bien. Trabajo duro y, a veces estoy lejos de donde vivo durante mucho tiempo.

—Mi amigo Bruno dice que las estrellas de rock tienen como veinte novias y viniste con tres chicas. ¿Son tuyas? —Si no lo conociera mejor pensaría que su mamá lo empujó a esto.

—No, no tengo una novia o una esposa. Tengo un gato, pero no me gusta demasiado.

Noah empieza a reír, sus piernas balanceándose en la silla. Quiero extender y poner mi mano sobre sus rodillas al igual que solía hacer con Lali.

—¿Tu gato no te gusta? ¿Por qué?

Me encojo de hombros.

—No lo sé. Es como muy malo y pienso en decirle que empaque sus maletas de gatito y se mude.

—¿Dónde está él ahora?

—Se encuentra en Los Ángeles, donde vivo. Tengo un ama de llaves que le da de comer mientras estoy fuera.

—¿Dónde duerme?

Pregunta extraña viniendo de un niño.

—Tiene una de esas cosas de palacio de gatos. Tal vez por eso me odia, porque es un palacio y no un coche de carreras o algo así.

Escuchar a reír a Noah se ha convertido rápidamente como música para mis oídos. Quiero grabar y escucharlo una y otra vez mientras escribo.

Observando lo que me inspira a escribir sobre él, capturándolo en una canción.

—Entonces, ¿qué hay de ti? ¿Tienes una novia, esposa o un gato que te odia?

—No, no tengo nada de eso. Mi mamá dice que a lo mejor después de que ella y Pablo se casen podemos tener un perro.

¿Casarse? Me muerdo de nuevo una serie de insultos que quieren volar fuera de mi boca cuando habla de Pablo y Lali. Sé que no puedo decir nada.

La abandoné, pero no voy a mentir y decir que no me hace daño verla con otra persona. No sé lo que esperaba, tal vez que se encuentre miserable y tan perdida como yo.


CONTINUARÁ... ¡Hola! ¿Qué os va pareciendo la novela? Yo cuando la leí me gustó mucho, espero que a vosotros también :). Bueno, quiero deciros que siento publicar tan salteado, pero estoy en el último tramo de mi último año antes de la uni y por lo tanto llenísima de cosas (de hecho mañana tengo un examen, pero necesitaba un respiro de estudiar jeje). Y también quería deciros que no tengo ninguna novela adaptada para hacer subir después de esta, pero si tengo varias en mente. Sin embargo, yo soy la persona más indecisa que podáis encontraros por lo que subiré una encuesta o algo así para que decidáis vosotros. Todas las que propondré las he leído, y son geniales. Pero aún hay tiempo para esto, porque Forever My Girl tiene 37 capítulos (si no me confundo) y todavía vamos por el nueve. Hoy solo subo este ya que, como ya he dicho, mañana tengo examen. Y aunque intentaré subir mañana, lo dudo porque tengo repaso y entreno. ¡Ah! Y cuando tenga un poquito más de tiempo, subiré A beautiful wedding para descargar, aunque ya adelanto que no creo que sea muy pronto. Muchas gracias por firmar. ¡Un beso! 


3 comentarios:

  1. no te preocupes te entiendo! subi cuando puedes :) massssssss

    ResponderEliminar
  2. Primero estudios !!!!.
    Cuando puedas estará bien.
    Cuando puedas ,una maratón estaría bien.

    ResponderEliminar