Nunca olvidaré la cara de Ava cuando abre la
puerta y me ve parada lastimosamente en ella. Grita, y luego se desmorona
conmigo en sus brazos al suelo donde sollozamos y nos aferramos la una a la
otra por más de una hora. Sé lo preocupada que debe haber estado, sé que
probablemente se culpa a sí misma. Cuando estemos dentro, cierra la puerta y me
ayuda a sentarme en el sofá.
―Oh Dios, hermosa Lali, ¿qué te pasó?
Acaricia mi cara y solloza incoherentemente,
hasta que la tranquilizo asegurándole que estoy bien. Qué extraño, yo estoy
tranquilizándola a ella.
―¿Qué pasó?
Mentir no estaba en mi naturaleza, por lo que
le digo todo, de principio a fin. Para el momento en que termino, está llorando
otra vez y estoy aferrándome a ella. He lidiado con esto en mi propia cabeza,
pero sé lo que debe parecerle a ella.
―Oh, cariño, necesitas ponerte en contacto con
la policía.
―No ―le digo con firmeza―. Si los llamas mentiré. No los llames Ava,
promételo.
―¡Él te secuestró! Fuiste abusada durante más
de un mes.
―¡No abusó de mí! ¡No fue así!
―Oh, Dios ―susurra―. Te importa él, ¿verdad?
Aparto la mirada, sintiendo mi labio inferior
temblar.
―Oh, Lali, no es real cariño, sabes eso,
¿verdad? Son emociones falsas porque él era tu luz en una época oscura. Cariño,
no es real.
―Sé qué es real y qué no ―la corto―. Peter es real y lo que tuvimos fue real. No me tomó para hacerme
daño, no fue cruel.
―No, sólo te llevó a un lugar y dejó que los
demás te lastimaran.
―Tú no entiendes, podría haber sido mucho peor
para mí.
―¿Cómo? ―espeta ella.
―Si la otra pandilla me hubiera raptado… mi
vida habría sido mucho peor.
―¿Y ahora, podrías estar en peligro?
Me tapo la cara y suspiro.
―Ava, las pandillas no tienen ninguna razón
para venir cerca de mí ahora. Quieren lo que Peter tiene; irán tras él para
conseguirlo, no tras de mí.
―Lali…
―Si alguien tiene la culpa aquí, es mi padre ―lo vomité, agitando las manos.
―Está bien, bien, creo que necesitas conseguir
algo de ayuda sin embargo. No puedes pasar por lo que pasaste, y no buscar
ayuda para asimilarlo.
―Estoy bien.
Ella entrecierra los ojos.
―No, no lo estás.
―Lo estaré, sólo necesito tiempo.
―No estarás en contacto con él, ¿verdad?
Pienso en el número de Peter en mi teléfono, y
decido no contárselo.
―No sé cómo encontrarlo si lo intentara.
Rompo mi regla de no mentir.
―Debemos llamar a Jenny, ha estado fuera de sí
por la preocupación.
―La llamaré en la mañana, por favor, sólo
necesito esta noche.
Ella me abraza de nuevo y me acaricia el
cabello.
―Por supuesto, ¿qué tal una taza de té?
Asiento débilmente y me paro.
―Voy a ducharme.
―Tómate tu tiempo, estaré aquí.
Me doy vuelta mientras llego al pasillo y
grito su nombre. Ella se vuelve y me mira.
―No fue tu culpa Ava, sabes eso ¿verdad? ―Sus
labios tiemblan y me apuro, tomándola en mis brazos―. No fue tu culpa. Me tomé
la copa con él, no podrías haber evitado eso.
―No debería haberte dejado tomar esas bebidas,
debería haberte vigilado, no debería haber dejado que te llevara en primer
lugar…
―Ava, no… Tomé mis propias decisiones esa
noche.
―Tal vez tengo que pedir ayuda también. ―Ríe débilmente y resopla una risa.
―Tal vez.
Cuando la dejo para que haga el té, me voy a
mi habitación. Ha pasado tanto tiempo, todo se siente extraño para mí y me
siento fuera de lugar.
Miro alrededor, y veo la ropa en el suelo.
Todavía están allí desde la noche en que salimos, cuando tiré toda mi ropa al
suelo para tratar de encontrar el traje perfecto. Si me hubiera quedado en casa
esa noche… no… no puedo pensar así.
El teléfono emite un tono en mi bolsa, y lo
saco. Me doy cuenta inmediatamente que todo fue borrado. Peter eliminó todas
mis llamadas perdidas, mensajes y correos de voz de amigos preocupados y de mi
familia. Eso o cambió la tarjeta SIM. Voy por mis contactos. Sólo su nombre
aparece. Cambió la tarjeta SIM.
Inteligente de su parte, supongo. Encuentro el
mensaje que acaba de llegar y mi corazón se acelera cuando veo el nombre de Peter.
P: Por si sirve d
algo, nunca quise q nada malo te sucediera. Tenía la esperanza d q encontraras
la felicidad d nuevo, y tenía la esperanza d q nunca pensaras en mí d nuevo. Sé
q no lo ves ahora, pero es lo mejor.
Contemplo mi respuesta por mucho tiempo, hasta
que finalmente respondo. Sabiendo que es probablemente la última vez que hable
con Peter de nuevo.
L: No importa lo que
sea bueno para mí. Tal vez estaré mejor. Tal vez no. Nunca lo sabré ni tu
tampoco.
P: Dijiste que
querías irte… nunca dijiste que quisieras algo más.
L: No, no lo hice.
P: ¿Qué significa eso
lali?
L: Adiós Peter,
espero que encuentres lo que estás buscando.
P: No… Joder… Lali,
respóndeme.
Apago mi teléfono con la intención de nunca
volver a encenderlo.
* * *
La siguiente semana de mi vida es dolorosa.
Paso horas en el departamento de policía, mintiendo entre dientes para proteger
a un hombre que ni siquiera me desea. Les digo que me vendaron los ojos, y que
no vi ni oí nada. Que me dejaron salir después de un mes, y que no sé por qué.
Le dije a Ava que declarara lo mismo, a pesar de que ella quería delatar a Peter.
Le dije lo peligroso que sería que dijera la verdad.
Mi hermana Jenny lloró durante días a mi lado,
e hice mi mejor esfuerzo para consolarla.
Mantuve los detalles al mínimo, no quería que
supiera sobre mi padre. No necesitaba ese dolor. Así que, básicamente, la
semana ha sido un infierno y todo lo que puedo pensar es en él.
Peter. Lo extraño tanto, las palabras no pueden describir el dolor que siento.
Sé que debe terminarse, así que hago cita con un psiquiatra.
Estoy sentada en su oficina el día ocho,
mirando la pared con expresión sombría.
La doctora Peterson es una mujer bastante alta
con el cabello rojo llameante y ojos azules. Sonríe mucho y asiente
constantemente, como si estuviera de acuerdo con todo lo que digo, que sé que
no lo está. Debe pensar que estoy loca. No tengo ninguna duda al respecto.
―Entonces, ¿qué pasó después de que ustedes dos
tuvieron sexo?
La miro.
―Me hizo el amor, usted no entiende.
Ella asiente de nuevo, a la mierda con su
asentamiento de cabeza.
―Creo que crees que hiciste el amor, pero el
amor es para las personas enamoradas. Por lo que me dices, este hombre no te
ama.
―Él se hizo cargo de mí, se asustó cuando
estuve herida, y me dijo cosas buenas. No fue un monstruo, se preocupó lo
suficiente.
―Preocuparte y amar son dos cosas diferentes, Lali.
―Lo sé ―chasqueo.
―¿Por qué no nos fijamos en el hecho de que no
te ha contactado en toda esta semana pasada?
―Le dije que no lo hiciera.
―¿Y no crees que un hombre enamorado lo
intentaría de todos modos?
―Sé lo que está pensando, y no lo justifico. No
tengo el Síndrome de Estocolmo.
―No dije eso, si bien es común en las víctimas
de secuestro, creo que tu caso es un poco diferente. Tu secuestrador no te
secuestró para lastimarte, en un sentido, y te secuestró para protegerte.
―¿Cómo cree eso? ―resoplo.
―Por lo que me dices, la otra opción podría
haber sido mucho peor.
Me estremezco.
―¿Por qué no me dices más sobre tus
sentimientos por este hombre? Ayúdame a entenderte.
―No estoy loca.
―Nunca dije que lo estuvieras.
―Mis sentimientos no son falsos.
―Aunque creo que este hombre no tuvo la
intención de lastimarte, no estoy muy segura de que iría tan lejos como para
decir que se preocupa por ti así que dime cómo llegaste a sentirte de esa forma
por él.
―Se preocupó.
―¿Se preocupó?
―En serio, ¿podemos dejarlo? Sobreviví, lo
atravesé y estoy libre. Fin de la historia.
―¿Por qué sólo cambias de tema Lali?
Me enfado.
―¡Porque no sé cómo responder sin sonar loca!
―Entonces dime, ¿qué es lo que hace que quieras
estar tanto con él?
―No dije que quiero estar con él.
Ella se inclinó hacia atrás en su silla y
escribe algunas notas más.
―Está bien, entonces ¿no lo echas de menos?
―¡Por supuesto que sí!
―¿Puedes decirme por qué?
―No sé por qué, odio extrañar a alguien que me
hizo eso. No tiene sentido en mi mente, me siento como si estuviera perdiendo
la idea. Me preocupo por él y no sé por qué, no sé nada. Cuando hicimos el
amor, él fue diferente. Fue dulce y cariñoso, fue… hermoso.
Ella asiente y luego cierra su libro de notas.
―Creo que es suficiente por hoy. Quiero que
vayas a casa y pienses en por qué lo defiendes, y por qué te molesta y tráeme
algunas notas para nuestro siguiente período de sesiones.
No le doy las gracias o digo cualquier otra
cosa.
Me levanto y salgo. Esto golpea mi cabeza y no
puedo lidiar con eso.
* * *
―Lali, está bien, no espero que vengas ―dice Jenny, poniendo un poco de azúcar en su
café.
Es el día dieciocho de mi liberación, y no me
siento mejor. Echo de menos a Peter, Dios, lo echo de menos. Mi psiquiatra
trata de darle sentido a eso, a mí, pero no llega a ninguna parte. Estoy por
todo el lugar. Lo odio. Lo amo. Estoy resentida con él. No puedo poner nada
bien en mi cabeza. No he encendido mi teléfono y me niego a hacerlo. Si quiere
encontrarme, lo hará.
―No me importa Jenny, tengo que volver a la
vida, más temprano que tarde ―digo, bebiendo mi café. Es la noche del cumpleaños de Jenny y dará
una fiesta en un club local. Está tratando de decirme que no tengo que ir.
―Lali, no creo que estés lista ―dice Ava,
coincidiendo con Jenny.
―¡No soy una enferma mental de mierda! ―grito, golpeando la mano sobre la mesa. Ambas
chicas me miran con ojos muy abiertos, bueno, eso no ayudó a mi caso―. Sólo quiero ser normal, sólo quiero recuperar
mi vida y ustedes dos me están asfixiando.
―Lali… no estamos tratando de hacerlo.
―Bueno, ¡lo están haciendo! ―grito, de pie.
―Lali, por favor… ―Jenny suplica.
―Iré Jenny, porque tengo que aprender a vivir
de nuevo.
Ella asiente y Ava también lo hace.
―Las veo esta noche chicas, necesito aire
fresco.
Camino las cuatro cuadras a nuestro
apartamento. No puedo pensar con todo esa asfixia. Sé que lo hacen con el mejor
interés del corazón, pero tienen que entender lo difícil que es para mí. Me
resulta difícil acomodarme de nuevo, Peter está en mi mente día y noche y no
puedo respirar bien sin él y eso me asusta como el infierno, porque no sé por
qué me siento así y estoy asustada de estarme perdiendo poco a poco.
Cuando Ava y Jenny se van de compras y vuelvo
a casa, estoy lista para salir. Me niego a revolcarme por más tiempo. Ningún
argumento funciona conmigo otra vez, en cambio, las ayudo a prepararse. Por un
momento, me siento normal mientras nos reímos y nos peinamos una a la otra. Se
siente… bien. Cuando estemos listas, caminamos al club. Gracias a Dios no es al
que Ava y yo fuimos, no creo que me atrevería a entrar ahí.
El club que elegimos es más silencioso que la
mayoría, por lo que fue elegido. Los amigos de Jenny la encuentran y chillan y
comienzan a desearle feliz cumpleaños. Tengo mi cabello hacia abajo y cubre mi
vestido negro de corte bajo. ¿Por qué? Porque mi espalda tiene ahora cicatrices
permanentes por la paliza de Snake. Lo odio por eso y espero que se pudra en el
infierno a donde pertenece.
La noche comienza con buen pie, Ava y yo vamos
a la pista de baile y me aseguro de que todas mis bebidas sean compradas por mí
y sólo por mí. Me emborracho muy rápidamente, y por primera vez en semanas, me
siento bien. Sé que no es la manera correcta de hacerlo, pero estar libre de
esos sentimientos por un momento es agradable. Ava y yo nos empujamos a través
de la multitud por otra copa, cuando veo un grupo de hombres de pie en la
esquina en dirección de las luces.
Mi corazón se detiene. Literalmente, se
detiene.
Peter y los chicos están de pie y mirándome.
¿Cuánto tiempo han estado aquí mirándome? ¿Me están siguiendo? Ay, Dios, ¿es
que me secuestrarán otra vez? Mis ojos se encuentran con él y estoy segura de
que lo veo estremecerse. Agarro la mano de Ava.
―Tenemos que irnos, ahora.
―¿Por qué, qué sucede?
―Él está aquí.
―¿Qué? ¿Quién?
Asiento y ella se da la vuelta, mirando a Peter.
―Oh Dios, debemos llamar a la policía.
―No, sólo vámonos. Por la parte trasera. Ahora.
―¿Y Jenny?
Exploro la pista de baile, no puedo verla.
Cuando la veo en la barra, me lanzo y la tomo
del brazo.
―Nos tenemos que ir.
―¿Qué? ¡NO!
―Él está aquí.
Eso es suficiente para ella, me toma la mano y
nos apresuramos a la parte trasera. Acabamos de llegar a la puerta, cuando una
mano alcanza mi brazo y me da la vuelta. Yo grito y pateo, pero Peter me tiene.
Jenny grita y lo golpea con su bolsa y Ava grita mientras Angel se la lleva y
envuelve sus brazos a su alrededor.
―No te lastimaré ―dice Peter mientras Ace aprieta a Jenny y
sostiene su espalda.
―Déjame, por favor, no me hagas esto otra vez.
Peter me empuja contra la pared, su cuerpo
duro se presiona hacia mí y con eso me devuelve a la vida. Estoy borracha y es
imposible tratar de alejarlo. Su boca baja a mi oído.
―Sólo tengo que hablarte, ¿de acuerdo? Es
urgente.
Asiento, tragando saliva. Peter me deja ir y
se vuelve hacia las chicas de nuevo.
―Les prometo que estará a salvo.
―¡Déjala ir, maldito idiota! ―grita Ava.
―Ava ―le susurro―. Estaré bien. Te lo
prometo.
―Lali, por favor ―lloriquea Jenny.
―Te doy mi palabra, la dejaré en casa tan
pronto como haya terminado ―dice Peter.
Ava me mira y yo asiento. Lucha y grita
mientras Angel y Ace la arrastran a ella y a Jenny al coche y las empujan
dentro. Entonces todos entran y se van.
―¿A dónde las llevan? ―grito.
―A casa.
―Peter, ¿por qué estás aquí?
―Tenemos que hablar.
―No tengo nada que decirte.
―Bueno, no me diste opción, vamos.
―¿Me has estado siguiendo?
Él se congela y mira hacia mí, me da una buena
mirada bajo la luz de la calle. Lleva un jersey blanco con escote en V, sin
mangas y Dios, se ve hermoso en él.
Sus pantalones son de color azul oscuro y
tiene una cadena de plata gruesa alrededor de su cuello. Su cabello oscuro está
sucio y tiene una ligera sombra de barba en esa hermosa mandíbula.
―Sólo esta noche.
―¿Por qué?
―Es una larga historia, entra.
Me empuja hacia su coche, pero lo ataco y me
escabullo. Él se las arregla para agarrar mi brazo de nuevo, y me golpea contra
la puerta. Grito y pateo, fallando las dos veces.
―Lali, hey, no voy a raptarte de nuevo…
―Por favor, mi vida ha sido horrible en las
últimas semanas. Sólo quiero alejarme de todo esto. ―Lloro, moviendo la cabeza de lado a lado.
―Shhh, hey, shhh.
―Por favor, Peter, déjame en paz, estás
haciendo esto tan difícil para mí…
Estoy retorciéndome y agitándome, sólo quería
olvidarlo y todo lo relacionado con él. De pronto, sus labios están en los míos
y oh, Dios, me derrumbo. Me derrito en el coche mientras empuja su cuerpo sobre
el mío y me asegura entre la puerta y él. No puedo evitar que mis manos, se
deslicen por su cuello y se enreden en su cabello y tiro más profundo de su
beso.
Él gime y mueve las manos hacia abajo a un
lado de mi cuerpo, haciéndome temblar.
―Este vestido es demasiado malditamente corto.
―¿Y? ―le susurro.
―Entonces, no me gusta.
¿Peter está jugando al preocupado? ¿Está
siendo posesivo y sobre protector? Mi corazón se acelera.
―Peter… ―gimo cuando levanto la pierna y la pongo alrededor de su cadera.
―Te he echado de menos, Dios, malditamente te
he extrañado.
Desliza la mano por el interior de mi muslo y
encuentra bragas mojadas. Whoa, esto está sucediendo tan rápido. ¿Por qué no lo
estoy empujando lejos y lo ataco? Dios, porque lo he necesitado tanto, estoy
tan sola.
―¿Estás tan jodidamente mojada por mí, nena?
―Sí ―me quejo cuando desliza sus dedos debajo de la tela y los mueve
por mi clítoris.
Me aferro a él, necesitándolo tanto que no
puedo pensar con claridad. Es enfermo, retorcido y malo, pero por un momento,
me siento como si todo estuviera bien de nuevo. Su mano libre desabrocha su
cinturón y siento cómo se baja el pantalón lo suficiente para liberar su duro
pene. En ese segundo, lo empuja dentro de mí, profundo y duro. Yo grito y
agarro sus brazos, tirando de mi cabeza hacia atrás.
Él se empuja con necesidad, gruñendo mi nombre
y aplastando mis labios a los suyos. Sus brazos están duros y tensos bajo mis
palmas y sus caderas se retuercen, golpeando mi cuerpo contra el coche. Su boca
se mueve hacia abajo para morder mi cuello y clamo mientras un intenso orgasmo
rasga a través de mi cuerpo. Me estremezco violentamente y me aprieto alrededor
de él explotando con un gruñido ronco.
Cuando deja de empujar, sale de mí y de un
tirón se sube sus pantalones. Pongo mi ropa interior en su lugar y bajo mi
pierna, dejando mi cabeza recostada en el coche. Miro a las estrellas y me
pregunto qué demonios pasó. ¿Acabamos de follar en la parte de atrás de un
estacionamiento? Peter toma mi cara y se inclina para encontrarse con la mía.
―Te he echado de menos ―murmura, apoyando su frente contra la mía.
¡Corre Lali, corre ahora! No te hundas con él
de nuevo.
―Por favor…
―Lamento tener que irrumpir en tu vida otra
vez.
―¿Entonces por qué lo hiciste? ―le susurro, con voz ronca.
―Tenemos que hablar.
―Está bien, vamos a hablar para que pueda irme.
Él se queja de algo y, después abre la puerta
del coche para mí. Entro y espero a que llegue al otro lado.
Sorprendentemente, me conduce a mi apartamento
y veo el otro coche en el frente.
El alivio me inunda.
―¿Por qué estamos aquí?
―Porque tengo que hablar con todas ustedes.
―¿Qué pasa?
―Sólo entra.
Le disparo una mirada asesina y, entonces,
salgo del coche. Cuando llego al interior, Ava salta y corre hacia mí,
abrazándome herméticamente.
―¿Estás bien?
―Estoy bien, está bien.
Jenny se queda en el sofá, me da una débil
sonrisa, pero no se ve que tenga más miedo. Angel y Ace están aquí, el resto de
los hombres se fueron. Angel asiente hacia mí, y yo le doy una breve sonrisa.
Cuando Peter entra, Ava y Jenny lo miran fijamente con ojos muy abiertos. Sé lo
que ven, él es hermoso.
―¿Por qué está él aquí? ―pregunta Ava.
―¡Pregúntale a él!
―Cómo te atreves a venir aquí después de lo que
le hiciste a Lali ―gruñe, señalando con el
dedo a Peter.
―Siéntate ―espeta Peter, y los ojos de Ava se abren.
―¡No eres bienvenido aquí!
―Ava, sólo escucha, ¿por favor? ―le digo, tomándola de la mano y tirando de
ella hacia el sofá a mi lado.
Peter ve en todo el apartamento, y luego se
vuelve hacia mí.
―¿Has visto a tu padre?
Jenny y yo jadeamos y gemimos.
―Así se hace Peter.
―¿Qué?
―¡Ella no lo sabe!
―¿De qué estás hablando? ―grita Jenny.
―Él está vivo Jen, es por eso que me raptaron.
―¿Qué? ―grita ella.
―Tú puedes explicar esa Peter ―rompo.
Me siento y escucho como Peter va otra vez,
muy brevemente, sobre lo que pasó con mi padre. Los ojos de Jenny se ensanchan
y me ve en busca de confirmación. Asiento, haciéndole saber que Peter está
diciendo la verdad y ella pone su cabeza en sus manos.
―Para responder a tu pregunta ―le digo, acariciándole el cabello rojo y
grueso―. No, no lo he visto.
―Bueno, se escapó y no sólo nos tiene
persiguiéndolo, sino que Manchez está tras él también. No estás a salvo. Nos
quedaremos aquí hasta que esto se solucione. Me temo que venga tras de ti para
poder sacar a tu padre de nuevo teniendo en cuenta que funcionó tan bien para
nosotros.
―¿Qué? ―Ava y yo gritamos al mismo tiempo.
―No es negociable. Creo que tu padre se pondrá
en contacto contigo, murmuró algo acerca de que tú tienes la información.
―¡No tengo nada de él!
―Mencionó que tu madre también, así que estoy
seguro que se podría aparecer allí también.
―¿Perdón? Mi madre está en una institución.
Peter suspira.
―¿Acabarás de confiar en mí de una puta vez Lali?
―¿Confiar en ti? ―grita Jenny―. La raptaste, y ahora quieres que confiemos en
ti. Llamaré a la policía.
―Llamas a la policía y te mueres, simple ―gruñe Peter.
―¿Me vas a matar? ―su respiración se corta.
―No, no pondría una mano sobre ti; no soy yo
quien debería estar preocupado. Si involucras a la policía, puedes darle a la
vida un beso de adiós.
―No nos puedes mantener prisioneras ―grita Ava, golpeando su mano sobre la mesa de
centro.
―No eres una maldita prisionera, sólo estaré
aquí hasta que esto quede resuelto. Después, podrás volver a tus formas alegres
y olvidarte de mí.
Ava asiente y se echa atrás. Me paro y camino
hacia Peter.
―¿Cuánto tiempo pasará hasta que esté
solucionado?
―Puede ser que su papá o Manchez hagan algún
movimiento. Si se trata de Manchez lo sacaremos y terminaremos con esto. Si es
tu padre, será más complicado porque hay que sacar a Manchez también.
―¿Matarás a Manchez y a su pandilla?
―Ese es el plan.
―¿Estamos en peligro?
―Por el momento creo que lo están pero con
nosotros estarán más seguras. Ellos no las quieren muertas, quieren información
así que no harán estallar la casa ni les dispararán en la calle. Más
probablemente tratarán de secuestrarlas.
―Qué bueno ―murmuro.
Peter toma mi cara.
―Sé que no querías verme otra vez, pero no
había mucho de donde elegir. Lo creas o no, te estoy protegiendo.
―Si no me hubieras traído a este desastre
primero, no tendrías que protegerme.
Él gruñe.
―Habrías sido arrastrada a este lío,
independientemente, una vez que se enteraran de que tu padre estaba detrás de
esto, habrían venido por ti. Deberías estar agradecida de que yo te secuestré y
no ellos.
―Bien Peter, ¿debemos tener escoltas cuando
salimos, o a trabajar?
―Sí, Angel acompañará a Ava y Ace acompañará a
Jenny.
―Déjame adivinar, ¿tengo la suerte de tenerte a
ti? ―Él me mira y suspiro, mirando alrededor―. No tenemos muchas habitaciones.
―Ace y Angel pueden dormir en el salón. Jenny
se puede ir con Ava y yo me iré contigo.
Resoplo.
―En tu sueño.
―Está pasando, será mejor que te acostumbres a
él.
―¿Por qué no podemos ir a tu casa?
―Es demasiado arriesgado, si nos arrinconan ahí
tenemos menos posibilidades de salir. Aquí es un lugar público, es menos
probable un ataque.
―Bueno, eso es reconfortante, estoy segura de
que voy a tener sueños agradables.
Peter me mira.
―Puedo irme y permitirles lidiar con él por su
cuenta, si eso es lo que prefieren.
―No seas ridículo. ¿Puedo hablar con mis chicas
a solas, por favor?
―Está bien. Angel, Ace, vayan a buscar nuestras
cosas al maletero.
Llevo a Jenny y a Ava por el pasillo y a mi habitación.
Cierro la puerta con llave y me vuelvo hacia ellas.
―Chicas lo siento.
Ava se encoge de hombros, limpiándose las
lágrimas.
―Por cómo suena todo, esto habría ocurrido de
todas formas.
―No puedo creer que tu padre esté vivo ―susurra Jenny, sentada en la cama.
―Me sorprendió también.
―Y está tratando con delincuentes, lo que hace
que sea mucho peor.
―Sé eso cariño.
Todas nos sentamos en la cama y nos tomamos de
las manos.
―Mira, Peter puede parecer un tonto pero fue
bueno conmigo, no es violento ni horrible. Sí, puede ser un malparido, pero no
nos lastimará y Ace y Angel seguirán todas sus órdenes. La peor parte de eso es
que vivirán con tres hombres, que se harán cargo de nosotros, ¿está bien?
―Igual que se hizo cargo de ti ―susurra Ava.
―Ava, ya sé que se ve mal pero tienes que
confiar en ellos. No estaremos seguras en ningún otro lugar.
Ella asiente y todas nos quedamos sentadas en
silencio por un largo rato, luego Jenny habla.
―¿Peter secuestró a los Backstreet Boys o algo
así?
Me río de su pregunta.
―¿Por qué dices eso?
―Ace y Angel son calientes como el infierno, y Peter
sólo es la cereza del pastel.
Resoplo.
―No sé, también me di cuenta de que todos eran
guapos cuando los conocí.
―¿Entonces Peter es su verdadero nombre?
―No, es Juan Pedro, Peter es el nombre que usa
para su club, Pedro, Eiden, Theo, Theo, Eddie y Rusty. Todos tienen apodos, sin
embargo, así que no los escucharás llamarse por su nombre.
―Oh… ―dice Jenny, asintiendo.
―Theo, quien era Snake, está muerto.
―Sí, bueno, al menos si estamos encerradas,
será con hombres guapos.
Asiento y todas nos reímos en voz baja,
sosteniéndonos una a la otra. Serán unas largas pocas semanas.
CONTINUARÁ...