lali
Debería haber sabido que Gastón abriría su gran
estúpida boca. Él y Ana son los más chismosos. Así es como me encuentro sentada
en medio de los gemelos, mis propios guardaespaldas personales no deseados. Los
amo a muerte, pero soy demasiado vieja para esta mierda.
Sé que estás pensando en lo que soy. Los ataques de
pánico no son la preocupación principal de mi familia. No ponen en peligro la
vida, por lo menos ya no. No he tenido un feo ataque desde que tenía trece años
y Pía Ramos escribió puta sobre todo mi casillero.
—Ahora, cariño, vas a tener que hablar con nosotros.
No quiero que te estreses por aquí —dice mi papá desde el otro lado de la mesa.
—Bueno, papá, si haces que tus dos hombres de las
cavernas den marcha atrás, no voy a estar tan estresada. —Froto los dedos
contra mi sien sintiendo un dolor de cabeza viniendo hacia mí.
—¿Qué se supone que significa eso? —pregunta Vico
desde mi izquierda.
—Esto significa, imbécil, que quiero ser libre. Ni
siquiera puedo hablar con hombres sin que ustedes quieran darles una paliza. Me
queda muy claro que me aman y todo, pero ya no soy una niña. —Les di a ambos
una mirada furiosa y sorbí de mi gaseosa.
—Eres una niña, La, tienes como un metro de altura y
unos sesenta kilos empapada —dice Gastón desde mi derecha, donde está
trabajando sobre su carne.
—¿Es por eso que tú nunca has tenido una cita?
—pregunta Sarah junto a papá.
—Sí, Sarah, es por eso que no he tenido citas. Estos
piensan que son mis dueños y no dejarán que nada con un pene esté cerca de mí,
a menos que seamos parientes. —Me estremezco con mi uso del lenguaje. Tengo que
mantener un mejor control de mi boca.
—Lali, pon atención a lo que dices. Ese no es el
lenguaje que una dama debe utilizar. —Sarah me mira fijamente.
—Lo siento, Sarah, se me escapó. —Sarah me hace sentir
más pequeña de lo que soy. Todos lo hacen. Estoy harta de la asfixia.
—Está bien querida, entiendo. —Sarah hace una pausa y
mira a los gemelos antes de continuar—. En cuanto a ustedes, dejen a Lali vivir
su vida. Si me dice otra vez que ustedes no la están dejando tener citas, los
despellejaré a ambos.
Ambos se ven como si les quitaran sus juguetes
favoritos. Sonrío para mis adentros.
—Gracias, Sarah.
—Ahora, espera un minuto querida, ¿no crees que es un
poco joven para estar saliendo? —pregunta papá.
—Si recuerdas papá, Cande y Ana estaban en relaciones
serias cuando tenían mi edad. —Le doy un vistazo. Él sabe que tengo razón.
—Bueno, sí lo estaban pero... —Se desvanece.
—¿Ellas estaban qué, cariño? —pregunta Sarah con la
misma expresión que tengo en mi cara.
—Nada, querida. —De repente parece absorto en su
comida.
—Lo que quiero saber, Lali, es si has tenido más
ataques —investiga Sarah.
—No, no he tenido ningún ataque en meses, Sarah —le
espeté—. Ves, por esto es que quería dejar este estado para ir a la escuela. No
los tendría a todos ustedes respirando en mi cuello. Estoy en la universidad,
por el amor de Dios. Ojalá todos dejaran de asfixiarme y me dejaran cometer mis
propios errores. —Me pongo roja de ira en este momento. Es poco lo que puedo
aguantar antes de empezar a maldecir a uno de ellos.
—Lali Espósito, mejor cuida tu tono cuando hablas con
tu madre —dice mi papá severamente desde su lado de la mesa.
Bien, lo logró. Estoy más que molesta ahora.
—Ella no es mi madre, papá, como bien sabes. —Tiro mi
tenedor y pateo a Vico hasta que me permite dejar la mesa.
Hago mi camino fuera del restaurante y saco mi
teléfono justo en el momento que respiro aire fresco. No sé realmente a quién
llamar. Euge no tiene un coche y estoy segura que Peter está enojado conmigo,
pero de todos modos lo llamo. Después de dos tonos, responde.
—Hola.
—Hola. —Hago una pausa tomando un profundo respiro y
sigo adelante—. Escucha, sé que probablemente estás enojado conmigo ahora
mismo, pero realmente necesito transporte. Siento pedírtelo, pero eres el único
al que puedo llamar que tiene un vehículo. —Aguanto la respiración esperando su
respuesta. No me hace esperar mucho tiempo.
—Sí, iré a buscarte. Aunque no voy a estar en mi
camioneta, la tuve que llevar al taller. —Hay un vacío y luego empieza a hablar
de nuevo—. Estoy en mi camino a la puerta. ¿Dónde estás? —le digo el nombre del
restaurante—. Bien, sé dónde está. Estaré allí en diez minutos.
Trato de esperar pacientemente, pero no dejo de pensar
que uno de los cuatro que está dentro va a salir por mí. Después de diez
minutos, llega en un Range Rover plateado. Abro la puerta y empiezo a subir
pero oigo la voz de Vico llamándome. Me doy prisa y le digo a Peter:
—Vamos antes de que te vea.
Hago clic en mi cinturón de seguridad mientras estamos
bajando por la calle.
—Gracias por venir a buscarme. Realmente no quiero
caminar todo el camino de vuelta a mi dormitorio.
Él aprieta sus manos en el volante. Siento la tensión
en el coche como una niebla espesa.
—Está bien.
—Mira, siento lo de antes. Tengo un mal genio y no
pienso antes de actuar —digo demasiado rápido.
Haría cualquier cosa en este momento para romper la
tensión.
Deja escapar un resoplo de aire antes de asentir. Y
eso es todo. Creo que perdí mis posibilidades con él después de todo.
Anduvimos en un incómodo silencio hasta que llegamos
al estacionamiento, musito un adiós y abro la puerta. Él se acerca y me agarra
la muñeca antes de que la abra completamente. Detengo mi retirada y lo
miro.
—Mira, siento ser un idiota antes. Sólo tengo mucho
que hacer y me molesta que no me creas.
Miro hacia abajo, avergonzada.
—Sí, no debí llegar a conclusiones como lo hice. Nunca
he tenido una cita antes, realmente soy nueva en esto. Me gustas mucho y puede
ser que me tome un tiempo ser buena en ello.
—Mírame. —Así lo hago. Sus ojos color chocolate están
tristes y heridos y quiero sacar eso de él—. Ya eres buena. Ni siquiera tuviste
que tratar de hacer que me gustaras. Nunca he tenido esto antes, así que podría
embarrarla una vez o dos. Maria y yo no tenemos nada y se terminó hace meses.
No quiero tener nada que ver con ella. Ella es la razón de que mi coche esté en
el taller. Eso me sorprende.
—¿Qué pasó?
—Ella se enteró de nosotros, pasó la puta llave sobre
toda mi camioneta y cortó los neumáticos. También dijo que si la metía en
problemas por eso, se lo diría a tu hermano. Acepté eso por el hecho de que la
policía se pudiera involucrar y podría traer a mi padre a casa. Prefiero no
verlo en absoluto.
—¡Qué perra loca! ¿Por qué diablos saliste con ella?
—Honestamente, no lo sé. Supongo que pensé que era lo
que se esperaba de mí. Yo siendo el
quarterback del equipo y ella la capitana de las porristas. Fue la cosa más
estúpida que he hecho. Esa chica me trajo nada más que miseria durante seis
años enteros.
—Caray, ¿seis años? Wow, yo la habría dejado en un
día.
Peter deja escapar una risa entrecortada.
—Sí, pero yo no tenía fuertes sentimientos por ella.
Creo que me gustaba la facilidad de eso.
—O te gustó la facilidad de sus piernas abiertas.
—Apreté mi mano sobre mi boca en estado de shock.
Ahora me está mirando como si nunca me hubiera visto
antes.
—Honestamente, me gusta ese lado atrevido tuyo que he
visto hoy. Es realmente sexy.
—Lamento haber dicho eso. Necesito un filtro entre mi
cerebro y mi boca.
—Está bien, nena. Me gusta que digas lo que quieres
decir. Le doy una sonrisa tímida.
—Nunca pensé que iba a escucharte llamarme nena de
nuevo.
—¿Te gusta cuando te llamo así? —pregunta mientras se
inclina sobre la consola central.
—Sí, me gusta mucho. —Me estremezco cuando sus labios
alcanzan los míos.
Peter
Como siempre, cuando nos besamos nuestras lenguas se
encuentran en una danza de apareamiento. Me encanta el sabor picante y dulce de
ella. Sus labios son tan suaves contra los míos y encuentro mis manos vagando
por sus brazos, sobre sus hombros y en el pelo en la parte posterior de su
cuello. Es como en un intento inconsciente de mantenerla allí para siempre.
Muy pronto me tiro hacia atrás para evitar ponerme
todo caliente y mojado en mi coche de nuevo. No hay absolutamente ningún
espacio en mi coche para hacerlo. Además quiero que lleguemos a conocernos el
uno al otro antes de dejarnos llevar. Puedo decir que ella no está preparada
para esto por la manera inocente en que me besa y me toca. No hay nada malo en
eso, en realidad es un encendedor que sea el único que ha conseguido estar tan
cerca.
—Es mejor que entres antes de que me aproveche de ti
—digo con un toque de decepción en mi voz. Ella parpadea y luego hay un brillo
en sus ojos.
—Creo que en este punto dejaría que te aprovecharas de
mí.
Gimo.
—No digas cosas como esas. Tengo suficientes problemas
controlándome tal como está. —Esta chica me va a matar. Se inclina sobre la
consola para mirar profundamente en mi cara.
—Está bien perder el control a veces, Peter. No hay
diversión en vivir la vida de esa manera. —Sé que tiene razón. Miro hacia otro
lado antes de hablar de nuevo.
—No sé muy bien cómo ser de otra manera. —He empezado
a hacer girar mis pulgares. Una señal segura de que estoy incómodo.
—Mmm... estaré encantada de ayudar con eso, si me lo
permites —dice mientras llega a acariciar mi mejilla. Se trata de un gesto
desconocido. Nunca he estado cómodo tampoco con afecto. Estoy bastante seguro
de que tengo problemas.
Me rio de esto. Miro hacia atrás para verla y pongo mi
mano en su mejilla pasando mi pulgar a través de su suave piel.
—Nena, voy a dejarte hacer lo que sea si eso significa
que puedo pasar tiempo contigo.
Ella me sonríe tímidamente antes de responder.
—Eso es realmente cursi.
Retiro mi mano de su cara y la muevo hacia abajo a su
lado. Antes de que tenga tiempo para adivinar lo que estoy haciendo, me pongo a
hacerle cosquillas. Termina contra la puerta riendo a gritos. Me encuentro a mí
mismo riendo con ella antes de dejarla ir.
—Deberías salir antes de que decida jugar al monstruo
de las cosquillas de nuevo. Todavía está tratando de recuperar el aliento por
lo que sólo asiente con la cabeza. Después de sentarse y darme un beso
inocente, está fuera de la puerta. Me siento en el estacionamiento hasta que esté
a salvo dentro.
***
Mi camioneta va a estar en el taller durante semanas.
Pobre Betty. No me malinterpretes, me encanta mi Range Rover, pero soy un tipo
de persona de camioneta. Supongo que mi camioneta me hace sentir más hombre o
lo que sea, pero no estoy por encima de la compensación de algo, si entiendes
lo que digo.
Cuanto más tiempo pasa, me siento como un idiota total
por estar con Maria durante tanto tiempo. Todavía recuerdo la primera vez que
vi a Maria. Era el comienzo del séptimo grado. Pensé que era la chica más sexy
que había visto. No pasó mucho tiempo antes de que ella me hubiera envuelto
alrededor de su dedo. En ese entonces yo habría hecho lo que me pidiera. Dios,
yo era un idiota. Me refiero, ¿qué tipo de chica no es virgen a la edad de
trece años? No un tipo muy bueno.
Fue bueno un rato, pero luego empezó a ser muy
posesiva. Se volvía loca y actuaba como una perra totalmente desquiciada si
otra chica me hablaba, y antes de darme cuenta, las niñas ni me miraban. Creo
que si hubiéramos roto entonces no habría tenido muchas opciones de chicas para
salir.
Ella es también la razón por la que me hice amigo de Vico.
Después de descubrir que todos mis amigos tuvieron relaciones sexuales con
ella, yo no estaba muy interesado en ser amigo de ellos nunca más. Él no era
como ellos. En realidad quería hablar de otras cosas, no sólo de chicas.
Supongo que a lo que quiero llegar es que tiene profundidad. Algo que
necesitaba en ese momento. Todavía necesito, de hecho.
Si sigo esa línea de pensamiento, ella es también la
razón por la que conocí a Lali. Fue increíble ese gancho de izquierda que
lanzó. Ella es tan pequeña que no creerías que podría conseguir el impulso
suficiente. Además, Maria consiguió lo que merecía. El karma es terrible.
Bautista irrumpe en mi habitación sacándome de mis
pensamientos. Tiene su balón de futbol americano bajo el brazo.
—¿Quieres lanzar la pelota? Suspiro y le digo:
—Sí, vamos.
—Adorable —afirma corriendo fuera de mi puerta.
Le gusta lanzar la pelota cuando tiene que hablar.
Supongo que necesita algo que hacer con las manos.
Bautista no es muy serio la mayor parte del tiempo.
Por lo general le gusta bromear y ser un culo inteligente. No se pone serio
porque sí. Lo que no sabe nadie más, es que este chico tiene mucho pasando en
su cabeza. De alguna manera sus bromas
son sólo una máscara que se pone. Me gustaría que lo dejara caer y fuera él
mismo. Me agrada el verdadero él y desearía que viera que otras personas también
lo querrían.
Me perdí en mis pensamientos de nuevo mientras hacía
mi camino hasta el patio delantero. Así es como me encuentro con un balón de
fútbol americano en la cara. Eso va a dejar una marca, pienso mientras froto mi
ojo derecho.
—¡Mierda, Peter, lo siento mucho, pensé que estabas
prestando atención! Demonios, hermano, necesitas salir de la cabeza a veces. El
mundo real es bueno también —dice. Agarro el balón donde aterrizó. No sirve de
nada lanzarlo ahora, tengo que conseguir hielo para mi ojo.
—¡Gracias, Bauti! Necesitaba un ojo negro mientras
estoy fuera esta noche —digo sarcásticamente.
—Lo siento, hermano, pero demonios, nunca has estado
tan distraído. ¿Qué está pasando en esa cabeza? —pregunta cuando me sigue en la
casa.
Me dirijo a la cocina para llenar una bolsa de hielo
cuando respondo:
—Un montón de cosas últimamente. Tengo mucho que hacer
y me parece que no puedo concentrarme mucho sin vagar en la tierra la la. Me
preocupas tú. Este secreto corriendo por detrás de la espalda de Vico con Lali.
Claire siendo una perra psicópata. —Pongo la bolsa de hielo sobre mi ojo.
¡Que ardor!
—¿Por qué te preocupas por mí? Entiendo todas esas
otras cosas, pero no me está pasando ningún drama. —Se rasca la cabeza como si
no supiera exactamente de qué estoy hablando.
—Crees que te estás escondiendo detrás de todas tus
bromas y sarcasmos, pero no me engañas. Te he conocido toda la vida. Sé que es
difícil para ti ya que mamá y papá no están cerca, pero yo estoy aquí. Sé que
tengo toda la otra mierda encima, pero siempre tendré tiempo para ti. No
importa lo demás. Eres la única familia que tengo y siempre serás importante
para mí —termino mientras me siento en la mesa de la cocina.
Se une a mí y sé que las lágrimas están viniendo. No
lo he visto llorar desde que éramos niños, pero las siento y me rompe el
corazón.
—Siento que no soy suficientemente bueno o algo así.
Veo a otros padres en la escuela, todo el tiempo, que apoyan a sus hijos y no
puedo entender por qué no les importamos a los nuestros. Sólo nos dejaron aquí
para pudrirnos. ¿Por qué no somos lo suficientemente buenos para ellos? ¿Por
qué mamá nos dejó así? ¿Qué hemos hecho para merecer esta mierda? ¿Por qué
tuvieron hijos si no se iban a hacer cargo de ellos? —Él llora entre sus manos.
Dejo caer el hielo sobre la mesa y me pongo de
rodillas delante de él, con cuidado tomando sus manos de la cara.
—Tú eres suficientemente bueno, Bauti. Ellos son los
que no son suficientemente buenos. No les importamos porque son egoístas y
crueles. Sólo se preocupan por sí mismos y eso está bien porque nos tenemos el
uno al otro y siempre lo haremos. Nunca lo olvides. Eres suficientemente bueno
para mí y eso es todo lo que importa —digo mientras lo abrazó. Lágrimas
silenciosas corriendo por mi cara—. No quiero que vuelvas a perder el control
de esta manera. Vas a esperar demasiado tiempo y explotarás. No me importa lo
que esté haciendo o dónde me encuentre, en la vida siempre me tendrás. Yo haría
cualquier cosa por ti, Bauti. Lo que sea.
CONTINUARÁ...
me encantoooo .. massssssssssss
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