LALI
N
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o sé qué fue lo que hice para merecer este
desagradable giro que mi vida ha tomado, pero me gustaría saberlo así puedo
rectificar toda la maraña en la que se ha convertido mi vida.
El equipo de la fiesta es por decirlo simple un
desastre de proporciones épicas. Noah no habla con Pablo, Pablo no me habla,
los padres hablan de mí, no tienen la cortesía de hacerlo a mis espaldas, puedo
verlos señalando y susurrando, sacuden la cabeza y me miran de reojo, lo hacen
parecer como si hubiera hecho algo malo, este incidente no sería diferente si Peter
y yo nos hubiéramos divorciado y hubiéramos compartido la custodia, apuesto que
estoy siendo catalogada como la ramera del pueblo. ¿Y qué? Quedé embarazada de
mi muy estable novio el verano antes de ir a la universidad, y sí, me dejó,
pero él no sabía del bebé de lo contrario no lo habría hecho, Peter me amaba
tanto en ese entonces, incondicionalmente.
Se habría quedado.
Y fue absolutamente miserable porque él no
quería jugar fútbol y eso es lo que yo le recordaba, el sueño que no era de él
sino mío. Pudimos habernos casado y divorciarnos unos años después porque lo
hubiera hecho cambiar su destino.
El destino es una mierda.
No puedo esperar a salir de aquí, he terminado
con esto del equipo de fútbol del año, he terminado con los señalamientos, las
miradas y las preguntas sobre si Peter financiara o no el equipo el próximo año
para que puedan tener uniformes nuevos.
Mi nivel de frustración está rebasando su punto
más alto de todos los años, necesito unas vacaciones, un lugar tropical y
cálido con playas de arenas blancas y aguas tan azules que pareciera que
estuvieras flotando en un cielo cristalino, puedo cerrar mis ojos y sentir la
calidez en mi piel, la arena entre mis dedos y las olas del mar
tranquilizándome como una canción de cuna.
Un lugar como ese es para una escapada
romántica, puedo verme a mí misma junto a Pablo desperdiciando el día,
compartiendo una hamaca, leyendo juntos mientras nos balanceamos delicadamente.
Me acurrucaré junto a él y aunque tal vez sea más caliente la gloria ahí, él me
mantendrá fresca, voy a llenarlo de besos y me mirará a los ojos mientras dice
que me ama.
Solo que no es Pablo cuando lo miro regresarme
la mirada. Es Peter.
Noah se acerca a mí y me abraza por detrás, amo
a mi hijo, es lo mejor que me ha pasado, agradezco a mi estrella cada día
porque tome la decisión correcta al tenerlo.
—Mi papa está afuera —dice tranquilamente en mi
oído, asiento y doy un paso al presente soltándome de su agarre. Dejo la mesa, Pablo
sacude la cabeza mientras Noah y yo caminamos tomados de la mano a la puerta de
enfrente. Efectivamente apoyado contra su carro esta Peter, sus tobillos cruzados
y sus manos dentro de sus bolsillos.
No me mira, pero le sonríe a Noah como si no lo
hubiera visto en una semana, el ama a Noah sin duda alguna.
—No nos detuvimos para traer ropa, traeré unas
cuantas.
—No es necesario, fui de compras, tendrá
suficiente en casa de Eugenia.
Me mata cuando habla del sitio de Eugenia, lo
hace sonar como si fuera su hogar, Noah entra en el carro y se despide de mí,
ningún beso de despedida o algo así, sabe que Pablo y yo no estamos bien y
quiere estar lejos de mí, no puedo culparlo.
Peter cierra la puerta y camina hacia mí, no
estoy preparada para verlo, su expresión es indiferente como si Peter Page
estuviera mirándome ahora como si no fuera otra más que una conquista con la
que accidentalmente tuvo un hijo.
—No puedes alejarlo de mi Peter, es todo lo que
tengo.
Los ojos de Peter brillan cuando me miran.
—No lo alejaré de ti Lali, pero no me voy a
quedar mirando mientras Pablo actúa de esta manera. Lo he intentado, he hecho
todo lo que me has pedido, lo llamo todos los días, regresé, diablos compré una
maldita casa para que él tenga un sitio cómodo, terminé de ceder para
tranquilizar a tu novio, sé que él lo crió, pero es nuestro hijo La.
—Lo sé —me atraganto.
—No sé, siento como si Pablo estuviera
intentando probar algo, como que te ganó o algo, sé que él te ha querido desde
la preparatoria y no es un secreto que él y yo no éramos amigos pero esto… algo
no está bien y no me gusta.
Peter se inclina y besa mi mejilla, se va sin
decir adiós, mientras veo como el carro se lleva lejos toda mi vida, me giro y
miro en la ventana de la pizzería, todos están riendo y divirtiéndose, me
inclino contra la pared y me deslizo descansando mi cabeza en mis manos.
***
—Aquí, Pablo Martínez me pidió que te
diera esto. —Eugenia sostuvo una nota doblada y la mueve de arriba abajo—.
¿Están tú y Peter peleados?
—No, ¿por qué preguntas? —pregunto
mientras acomodo mis libros en mi casillero.
—No sé, ¿por qué Pablo Martínez te
escribió una carta de amor?
Me detengo a mirarla, y tiene una
expresión de autosuficiencia y una ceja arqueada.
—No tengo idea. —Me estiro para tomar
la nota pero ella se mueve rápido alejándola de mí.
—¿Qué es esto? —Nicolás la toma de su
mano, Eugenia tiene una expresión de “Oh mierda” en su rostro cuando Nicolás la abre, y
se queda inmóvil mientras aprieta la mandíbula, se gira y me mira y yo intento
escabullirme en mi casillero.
—¿Tienes algo que ver con Pablo
Martínez?
—No, no del todo —replico
defendiéndome.
—Espera a que Peter vea esto —dice Nicolás.
—¿Vea qué? —Peter se inclina para
besarme para después mirar a Nicolás—. ¿Qué es esto? —pregunta cuando las manos
de Mason le entregan la hoja de papel, Peter mira el papel y me mira de nuevo—.
¿Qué es esto Lali?
—No lo sé, Eugenia me lo trajo, ni
siquiera sé que es lo que dice.
Peter mira a Eugenia quien se encoge
de hombros.
—Él me lo dio en la clase de historia.
—Dice… —Comienza a leer: —Querida Mariana,
¿te das cuenta de lo bonita que eres? Te veo en los pasillos y deseo tener el
coraje para hablarte, pero no… no sé qué decir, me gustaría conocerte mejor,
llámame. Tuyo, Pablo Martínez.
Nicolás y Peter comenzaron a reír
haciéndome enojar, caminé lejos de ellos sabiendo que Pablo se acababa de
comprar a sí mismo una patada en el trasero, Eugenia debió darme la nota en
lugar de agitarla por ahí.
Antes de que pudiera entrar a mi
clase, unas fuertes manos me empujaron a través de las puertas dobles que
llevan hacia afuera, sé que Peter a pesar de que esta tras de mí, me conduce
directo al campo de fútbol, su sitio favorito para tener una conversación,
excepto que no estamos hablando, me empuja arriba contra la pared de concreto,
mis piernas se enredan en su cadera instantáneamente y su boca me ataca,
nuestras manos están por todos lados.
—¿Quieres llamar a Martínez? —me
pregunta mientras mueve su boca hacia abajo por mi cuello.
Sacudo la cabeza y es la verdad, no
tengo deseos de conocer o hablar con Pablo Martínez más que como mi compañero
de clase.
—Está celoso de mí, nena, quiere todo
lo que tengo, por favor no se lo des.
—No lo haré, lo prometo.
***
Presiono mis dedos en mis sienes deseando que la
presión se vaya, cuando la puerta se abre y veo a Pablo ahí de pie mirándome,
algo ha cambiado, sostiene su mano arriba para ayudarme a ponerme de pie,
nuestros dedos se entrelazan mientras caminamos al auto, se ve mucho más
relajado cuando Noah no está alrededor y no me gusta eso, quiero a mi hijo
alrededor todo el tiempo.
Cuando entramos en la casa, me empuja contra la
pared y me besa, su lengua impaciente y áspera se enreda con la mía, se quita
su camisa y estira la mía, lo empujo lejos pero él piensa que es solo para ganar
espacio y así quitarme mi blusa.
—Necesitamos hablar —digo sin hacer contacto con
su mirada.
Me suelta y me conduce a la sala de estar, ambos
tomamos asiento y me giro para afrontarlo poniendo mi rodilla hacia arriba.
—No puedes pelear más con Peter, no es justo
para Noah, sé que jodí las cosas cuando tomé la decisión de decirle a Noah
sobre Peter pero lo hecho está hecho y no puedo cambiarlo, tenemos que aceptar
que Peter es parte de nuestras vidas ahora y solo seguir adelante.
Pablo tomó mi mano y la acerco a sus labios
besándola.
—Tienes razón he sido un idiota y tienes razón
sobre seguir adelante, es por eso que nos mudamos.
Miro a Pablo asombrada, sé que mis oídos deben
estar engañándome, él tiene práctica constante aquí y yo estoy en proceso de
expandir mi tienda, no hay manera en el infierno de mudarme.
—Perdón… ¿qué dijiste? —Mi voz queda atrapada en
mi garganta y apenas y puedo respirar.
—Estoy tomando un año sabático e iremos a África
por un año a “Médicos Sin Fronteras”. —Puedo decir por la expresión de su cara
que habla en serio y piensa que iremos con él. Tomo una decisión importante sin
siquiera consultármelo, mi elección sobre decirle a Noah sobre Peter es una
tontería comparado con esto.
—No —murmuro mientras sacudo mi cabeza—. No iré
a ningún lado.
—Será bueno para nosotros y Noah aprenderá
mucho.
Arrebato mi mano fuera de la de él y me pongo de
pie.
—Ni Noah ni yo iremos Pablo, no se toma una
decisión así por nosotros sin decírmelo primero, Peter…
—No me importa una mierda Peter, Lali, métete
eso en la cabeza, estoy tomando a mi familia y nos iremos.
—No, no lo haremos, tú puedes ir, pero nosotros
nos quedamos aquí.
Pablo se mueve delante de mí.
—¿Qué estás diciendo?
Miro al hombre que he amado por los últimos seis
años.
—Si quieres ir Pablo, entonces ve, pero Noah y
yo nos quedamos aquí, Noah tiene escuela y sus actividades y no me lo llevaré
lejos de Peter mientras construyen una
relación, y yo tengo mi tienda, no puedo solo dejarla… no quiero… y no está
abierto para ninguna discusión.
—Así que eso es que… ¿estás eligiendo a Lanzani
sobre mí?
Sacudo la cabeza.
—No Pablo, estoy eligiendo a Noah.
CONTINUARÁ...