domingo, 10 de mayo de 2015

Capítulo 19

PETER

E
stá bien —dice Noah.

Puedo sentir su pierna empezar a agitarse bajo la mesa. Inclinándome, pongo mi mano sobre su rodilla, calmando sus nervios. Lali se desplaza en la silla, inclinándose más cerca de Noah. Hago lo mismo, a pesar de que no estoy seguro de por qué. La miro y levanto la ceja. No discutimos quién iba a decirle.

Creo que debería ser ella. No puedo verme a mí mismo dejando escapar que soy su papá. Con suerte saldría como Darth Vader, menos los problemas respiratorios.

Lali se aclara la garganta y sonríe a Noah.

—¿Recuerdas cuando me preguntaste si Peter era mi novio? —Noah asiente, su pierna se poner en marcha de nuevo. Me doy cuenta que no voy a ser capaz de mantenerlo calmado. Demonios, ni siquiera yo estoy calmado.

Solo tengo años de práctica en estoicismo.

»Bueno, Peter y yo salimos por mucho tiempo en la preparatoria y luego él se fue a la universidad y las cosas no funcionaron para nosotros, pero… —Lali se detiene y aclara su garganta. Sé que esto debe ser duro para ella, recordando lo bueno que teníamos hasta que lo jodí todo—. Lo siento por no habértelo dicho antes, mi amor

—¿Decirme qué? —interrumpe Noah. Sus ojos se hacen más cortos.

Puedo decir que no le gusta ver llorar a su mamá. Él pone su mano en su hombro y lo frota.

—Peter es tu papá, bebé. —Lali solloza. Mi pierna se estrella contra la mesa cuando me levanto, corriendo a su lado. Caigo de rodillas, poniéndola entre mis brazos. Sus lágrimas mojan mi cuello, sus llantos amortiguados. Sé que no debería, pero tengo que hacerlo. La beso debajo de su oreja, su mejilla.

—Todo estará bien. No te dejaré. Lo prometo —susurro con cada beso.

Ella levanta su rostro, con los ojos húmedos, enrojecidos e hinchados. Mis manos acunan su rostro, acercándola. La beso de lleno en los labios. Labios que he extrañado por tanto tiempo. Cuando ella comienza a alejarse, quiero aferrarme, pero ella no es mía y no debería haberla besado, no así.

—Lo siento —digo. Ella asiente y se limpia la cara con el dorso de sus manos.

Me muevo de nuevo a mi asiento sin mirar a Noah. Él acaba de ver a un hombre besar a su mamá.

Un hombre con el que no está comprometida.

Me arriesgo a mirar a Noah, él está sonriendo. No estoy seguro de por qué, pero parece un niño en la tienda de dulces.

—Lo siento por no habértelo dicho cuando preguntaste antes —dice Lali. Sus dedos hilan a través de su cabello, lo que parece relajar su pierna nerviosa.

Noah se encoge de hombros.

—Ya lo sabía.

Lali y yo nos miramos el uno al otro, con la cara de piedra. Nuestras cabezas giran ligeramente cuando miramos a Noah.

—¿Qué quieres decir con que lo sabías? —pregunto.

—¿Recuerdas ese día en el museo? —Asiento—. Bueno, estaba mirando una foto de ti y Nicolás, y un profesor dijo que me veía justo como tú y luego te vi en el baño y cuando dije el nombre de mi mamá me miraste un poco raro. Así que simplemente lo supuse.

—¿No querías decir algo? —pregunto.

—No sabía si yo te agradaba o si querías ser mi papá.

Mirando a mi hijo con lágrimas en mis ojos, me veo a esta edad.

Extiendo la mano, ahuecando su cara con mi mano.

—Diablos, sí, quiero ser tu papá. Dios mío, Noah, desde el día en que te vi, he estado molestando a tu mamá acerca de conocerte.

—¿Fui un accidente como Matt Appleton?

—No —respondo antes de que Lali pueda decir algo. Sus ojos se abren de par en par—. Tu mamá y yo hablábamos sobre tener hijos todo el tiempo. Iba a casarme con ella, comprarle una casa de lujo agradable e íbamos a tener una familia.

Noah mira a Lali quien asiente de acuerdo. Cuando él me mira de nuevo, sus ojos son como puñales.

—¿Qué pasó?

—Fui a la universidad y algunas cosas cambiaron. En lugar de llevar a tu mamá conmigo, dejé todo lo que conocía atrás y me fui a California a intentar algo diferente. No supe sobre ti hasta que te conocí el otro día. Tu mamá… —miro hacia Lali y sonrío—. Ella te ama e intentó encontrarme, así que no estés enojado con ella, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

—Recuerdas cuando dije que tenía que volver al trabajo. Voy a quedarme para el juego de esta semana, entonces vuelvo. Pero regresaré y puedes llamarme en cualquier momento que quieras para hablar o si tienes alguna duda sobre el fútbol.

—¿Puedo decirle a la gente que eres mi papá?

Miro a Lali por su aprobación. Ella se encoge de hombros. Creo que Beaumont es lo suficientemente fuera de lo común para que los paparazzi no lo fastidien, pero no estoy seguro. Tampoco quiero que sienta como que tuviera que esconderme.

—Puedes, pero escucha, amigo. Hay personas a quienes les gusta tener mi foto y creen que pueden acercarse a mí a través de mis amigos. Si alguien te hace pasar un momento difícil o comienza a seguirte por ahí, solo llámame y me encargaré de todo, ¿está bien?

—Y tenemos que decirle a Pablo —dice Lali mientras pasa su mano a través del cabello de Noah. Pensé que tenía que explicar por qué estaba tan enojado ayer. Sé que no debería importarme, pero él ha estado criando a mi hijo. Debería respetar sus sentimientos.

—Escúchame, Noah. Quiero que escuches a Pablo y que lo trates de la misma manera, porque él es tu papá también. Vas a ser uno de esos chicos especiales que tienen un increíble conjunto de padres.

El contador de tiempo de la estufa se apaga y Noah respira un suspiro de alivio antes de anunciar que está muriendo de hambre. Lali salta y corre a la cocina, dejándonos a Noah y a mí sentados en la mesa.

—¿Amas a mi mamá?
—Sí —respondo sin vacilar.

—Como realmente, ¿realmeeeente la amas?

—¿Dónde aprendiste todo esto? —No recuerdo saber lo que era el  amor a los nueve años de edad. Mi único objetivo era el fútbol y hasta dónde podía lanzar la pelota. Las chicas ni siquiera estaban en mi radar a esa edad.

—Escuela.

—¿Qué más te enseñan en la escuela en estos días?

Noah se encoge de hombros.

—¿La amas como lo hiciste antes?

—Sí —digo de nuevo porque es la verdad. Nunca dejé de amarla y la ausencia no hace crecer el cariño. He estado enamorado de Mariana Espósito desde que puedo recordar y ahora es demasiado tarde—. Pero eso no cambia las cosas. Tu mamá ha seguido adelante y va a casarse con Pablo. Tú y yo, sin embargo, tú vas a ser mi compañero.

—¿Puedo ir de gira contigo?

Lali entra justo cuando Noah pregunta. No estoy seguro de cómo responder, pero estoy seguro como el infierno en no decirle que no. Lali está viéndome por el rabillo del ojo, esperando a que arruine esto. Ella pone los platos en frente de nosotros y se sienta al otro lado de Noah.

—Tal vez —digo, mientras cojo mi tenedor—. Dependerá de a dónde voy y si es durante el verano. No puedes faltar a la escuela y no quieres perderte el fútbol. ¿Juegas algún otro deporte? —Me profundizo en mi cena y el zumbido cuando el pollo salado golpea mis papilas gustativas. No he tenido una comida casera en mucho tiempo. Incluso la comida de Eugenia era solo comida de fiesta. Esta es una cena real.

—Juego béisbol porque a Pablo le gusta, pero quiero aprender a tocar guitarra.

—Te enseñaré.

—¿Lo harás? ¡Impresionante!

La conversación de la cena fluye bastante bien. Hablamos sobre su profesor y su tarea. Él nos cuenta que se ha enamorado de una chica en la escuela, pero no quiere darnos su nombre. Lali y Noah preguntan sobre Los Ángeles y lo que se siente. Les digo que hay muchas personas, el tráfico es horrible por lo que odio dejar mi casa y que realmente puede ser caluroso. Pero tenemos Disneyland y bonitas playas, y el letrero de Hollywood.

Noah pregunta cuál es el nombre de mi gato y me da vergüenza admitir que nunca le puse nombre. Noah dice que es por eso que me odia y probablemente tiene razón.

Noah me taladra con música y MTV, preguntándome si me gusta estar allí y me digo que no, pero que no tengo elección. Él dice que ha escuchado algo de mi música y que soy realmente bueno. No estaba preparado cuando preguntó para quién eran mis canciones. Me encogí de hombros y volví a comer. Había algunas cosas que simplemente no iba a responder.

Al ser una escuela nocturna, nuestro tiempo es corto. Noah se queja, pero le pregunto si puedo venir a ver su práctica de mañana. Le recuerdo que también estaré en su juego de esta semana. Lali me invita a cenar de nuevo y estoy de acuerdo con entusiasmo. Quiero pasar tiempo con ella simplemente porque estar en la misma habitación que ella me tranquiliza. También estimula mi lado creativo y no puedo esperar a regresar al estudio, a pesar de que estaré dejándolos a ambos.

Lali y yo nos sentamos a tomar café una vez Noah está en la cama, y ella establece algunas reglas. No estoy de acuerdo exactamente, pero entiendo de dónde viene. No regalos elaborados o juguetes de lujo. Pregunto por un teléfono y ella dice que sí, siempre y cuando sea yo el que lo pague. Me río y luego me doy cuenta rápidamente que quizás ella y Pablo no están compartiendo los gastos. Cuanto más pienso en ello, más me enojo. Si él está viviendo aquí y jugando al papá, ¿por qué ella se preocupa por dinero? Pongo una nota en mi teléfono para escribirle un cheque por los diez años de manutención infantil.

Dejar la casa de Lali es duro. Odio la idea de ellos solos en la casa, pero ella me aseguró que estaba acostumbrada a ello. Aún no me gusta.

En lugar de regresar a mi hotel, me dirijo al cementerio. No he vuelto desde que enterramos a Nicolás, y realmente podría usarlo ahora mismo. Incluso si únicamente significa que está escuchando. Estoy sorprendido de poder encontrar su parcela en la oscuridad, pero lo hago. Todos sus ramitas de pie están todavía en flor y me pregunto si Lali ha estado aquí, cuidando de las flores cada día.

—Así que, tengo un hijo —digo mientras reorganizo las flores que cubren su parcela—. Tengo un hijo de nueve años, que se parece a mí y juega fútbol. El mariscal de campo ni más ni menos. Supongo que es muy bueno ser papá. No sé todavía, porque lo descubrí por casualidad y Lali le acaba de decir a Noah hoy. Él parece bien con eso hasta que se dé cuenta que no estoy cerca todo el tiempo como Pablo. Dios, ¿cómo pude dejarla engancharse con Pablo Martínez? Hombre, cuando lo vi en tu funeral, pensé que estaba en la zona de penumbra. Pero supongo que ustedes se volvieron amigos o algo, ¿eh?

Me siento en el suelo, tirando de mis rodillas a mi pecho.

—Lo siento, Nicolás. Nunca sabrás cuán arrepentido estoy por irme como lo hice. Debería haber llamado o algo, venir a casa después de un año. Todo lo que puedo decir es que lo siento y se lo recompensaré a Eugenia, y me aseguraré de que se esté cuidando. Puedo hacer eso por ella y por ti, y tus niñas, especialmente Rufina. Alguien va a tener que enseñarle una caía de cinco pasos. Bien podría ser yo.


Pongo mi mano sobre su montículo de tierra y digo una oración en silencio antes de irme. El viaje de regreso a mi hotel es largo y solitario. Ahora que tengo a Noah y él sabe la verdad, quiero pasar todo mi tiempo con él. Solo necesito averiguar cómo.


CONTINUARÁ...

7 comentarios: