LALI
M
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is manos sudan.
Miro el reloj.
El minutero se mueve increíblemente lento. El
eco de cada tic resuena alrededor de la tienda. Envío a Candela a casa temprano
porque seguía riéndose de mí y nada de esto es gracioso. Debería haber llamado
y haberle dicho que caminaría a casa pero no tengo su número y no es como si pudiera
llamar a la guía telefónica y pedir el maldito número de Peter Page.
Se reirían de mí como Candela lo ha hecho todo
el día. Excepto que probablemente cacarearían porque la guía telefónica está
compuesta usualmente por mujeres mayores que no tienen nada mejor que hacer que
hacerle pasar a la gente como yo un mal momento cuando pides algo total y completamente
estúpido.
Oh, Dios. Esto es como la escuela preparatoria
de nuevo.
Cada vez que oigo una motocicleta afuera corro a
la ventana y cuando Candela rió por lo bajo fingí enderezar algo. Hoy la odio.
Me seco las manos en mis jeans por la
millonésima vez. Él debería estar aquí en cualquier momento y le diré que no
puedo ir con él porque no tengo casco y esos son obligatorios e incluso si no
lo fueran no me subiría a esa trampa mortal. Podría matarme por ocultarle a
Noah.
Quiero decir, eso suena lógico, ¿verdad?
La puerta suena y antes de que pueda volverme y
saludar al cliente, huelo su colonia. Inhalo profundamente antes de volverme.
No sé por qué pero esto se siente como una cita cuando no lo es. Quiero decir,
estoy comprometida con otro hombre y vamos a casarnos y no puedo salir con Peter
a pesar de nuestra historia. Necesito apagar mi cerebro.
Cuando finalmente lo miro, está delicioso, el
metro ochenta de él. No viste el cuero negro al que me he acostumbrado y una
vez más me encuentro mirando sus brazos. Mi mente vaga sobre su brazo izquierdo
y luego al derecho. Mis dedos quieren estirarse y trazar los tatuajes. Mi
corazón quiere saber si duelen, si quiere más.
Me está permitiendo que lo mire, que lo absorba
y creo que me doy cuenta de que ésta bien podría ser la última vez que lo vea. Puede
que no quiera decirle a Noah que es su papá. Maldición, podría no querer
siquiera conocer a Noah más allá de este viaje. No estoy segura de querer eso.
—¿Estás lista, La? —Mi corazón vuela y no
debería. Debería decirle que no me llame así, pero no lo hago. Está mirando
cada uno de mis movimientos, esperando que me asuste.
—Puedo caminar —murmuro.
Peter pone los ojos en blanco y sacude la
cabeza. Cuando se estira para tomar mi mano se lo permito. Tan pronto como me
toca, es como si mil mariposas aletearan sobre mi piel. No me he sentido así en
años. Doy dos pasos hacia él, dejando solo un pequeño espacio entre nosotros.
En unos pocos minutos lo estaré tocando y puede que no quiera detenerme.
Mi mente está confundida, pero necesito mantener
mis sentidos claros.
Me recuerdo que soy una mujer comprometida. El
hombre frente a mí, este hombre sexy que está tomando mi mano en la suya como
lo ha hecho tantas veces antes, es el mismo hombre que me rompió el corazón.
Él deja ir mi mano tan pronto como salimos.
Quiero estirarme hacia él, pero sé que no es lo correcto. Sostiene un casco en
la mano y me sonríe cuando me lo muestra.
—Tengo esto para ti —dice antes de deslizarlo
sobre mi cabeza. Todavía sonríe cuando acomoda mi cabello afuera. Yo también sonrío,
pero no puede verme—. ¿Dónde vives?
Le doy mi dirección y observo cuando pasa una
pierna por encima de la moto y se monta sobre ella.
—Pon tu mano en mi hombro y pasa la pierna.
—Hago lo que dice. Una vez situada él se pone el casco y arranca la moto. La
vibración envía escalofríos por mi columna y ahora sé por qué las mujeres aman
a un hombre con una motocicleta.
Él extiende la mano hacia atrás y tira de las
mías hacia adelante, envolviendo su torso con ellas. Mi parte frontal está
presionada contra su espalda y es justo como imaginé que sería. Apoyo mi
mentón, tanto como puedo, en su hombro y puedo sentir su cuerpo relajarse antes
de poner la moto en movimiento.
Él conduce por Main Street, manteniendo el
límite de velocidad, tomando cada curva hacia mi casa con facilidad. Nunca
pensé que me sentiría tan segura en una motocicleta.
Él se detiene en el camino de entrada y apaga la
moto. Se saca el casco y me ayuda a bajar primero. Cuando me saco el casco, él
comienza a reír y a sacudir la cabeza.
—¿Cuál demonios es tu problema? —pregunto
mientras comienzo a aplastar mi cabello. Esto prueba por qué nunca debería usar
un casco.
—Nada, solo te he imaginado un millón de veces
sentada detrás de mí, pero nunca pensé que moverías el cabello hacia atrás y
adelante cuando te sacaras el casco.
—¿Me has imaginado en tu motocicleta? —pregunto,
mi voz apenas por encima de un susurro. Él asiente y baja el pie de apoyo para
poder bajarse.
—Eres la primera chica a la que le he permitido
andar conmigo. —Se acerca, sus dedos apartan un mechón de cabello del mi
rostro, pasándolo detrás de la oreja—. La única, La. —Se aleja, dándome un muy
necesario espacio. Necesito entender qué acaba de suceder.
Me sigue dentro de la casa, a través de la
puerta que lleva a la cocina y al comedor. Mira alrededor, absorbiendo la
pequeña casa. Pablo dice que podemos mudarnos después de casarnos, pero Noah y
yo hemos vivido aquí desde que dejé la escuela. No estoy segura de querer
mudarme todavía.
Noah viene corriendo de su cuarto y abraza a Peter.
Los dejo para que tengan su momento y voy hacia la cocina y comienzo a preparar
la cena. Hice la mayor parte anoche para que Peter pueda pasar el mayor tiempo
posible con Noah.
—Noah, ¿terminaste tu tarea?
—No, ¿puedo terminarla después de que Peter se
vaya?
—¿Puedo ver tu tarea? Quizás pueda ayudar. —Noah
corre a su habitación, sus pasos pesados y sólidos.
—Oye, ¿Noah? —grito.
—¿Sí?
—Por qué no juegas a algo por unos minutos,
necesito hablar con Peter.
—De acuerdo —grita. La TV se enciende
instantáneamente, fuerte con algún juego de carreras de autos.
—Esto es para ti, Lali.
Sonrío y asiento, insegura de cómo responder.
—Se supone que me vaya mañana, pero Noah dice
que tiene un juego el viernes y realmente no quiero perdérmelo.
Enciendo el horno y pongo la cena dentro para
que se caliente. Le hago un gesto a Peter para que se siente. Él saca una silla
para mí, algo que Pablo jamás ha hecho. Me siento, tomándome las manos frente a
mí.
—¿Realmente no lo sabías? —pregunto. Odio
preguntar, pero necesito saberlo. Peter sacude la cabeza, sus ojos fijándose en
algo… cualquier cosa excepto yo. Cuando encuentra mi mirada, puedo ver el
dolor, está diciendo la verdad.
—Encontré a tu agente o como sea y llamé…
—comienzo a decir, odian tener que revivir esta época de mi vida. Una época en
que me sentí tan desesperada por contactarlo, cuando lo necesitaba tanto y él
no estaba allí—. Dejé mensajes y mensajes hasta que alguien finalmente llamó y
dijo que tú les habías dicho que no me conocías.
Peter toma mi mano. La lleva hacia su frente.
—No lo sabía. Hubiera venido a casa y hubiera
hecho las cosas de la forma correcta.
—Noah no lo sabe. Sabe que Pablo no es su papá,
pero a veces es más fácil para él decirle a la gente que sí lo es. No quiero
herirlo, Peter, y temo que si permito que esto suceda tu desaparecerás mañana.
—No lo haré. Sé que mi palabra vale una mierda
para ti, pero haré lo que sea para probarlo. Quiero ser su papá. Se supone que
él es nuestro, La, y yo arruiné eso.
No puedo mantener al margen las lágrimas cuando
él dice cosas así. No es sorprendente que sea un maldito escritor de canciones
y que haga que millones de mujeres se enamoren de su música.
—Podemos decírselo esta noche, si quieres…
—Quiero, pero…
—No, Peter, sin peros. Acabo de decirte que no
quiero herirlo.
—No es eso. Tengo que regresar a Los Ángeles e
iba a irme mañana, pero me pidió que fuera a su juego así que limpié mi agenda
de la semana para poder quedarme y verlo jugar. Tendré que regresar a trabajar,
pero una vez que lo sepa, puedo regresar una vez al mes para verlo. Podemos
descifrar el resto desde ahí.
Sabía que su estilo de vida dictaría qué tan
padre sería. No estoy segura de si pensé que él se mudaría aquí o no.
—Lo sé —dijo suavemente. Quiero decir qué hay de
mí, pero tengo a Pablo y él ha sido realmente genial conmigo y con Noah—. Iré a
buscar a Noah para que pueda comenzar a odiarme. —Peter toma mi mano, tirando
de mí hacia abajo.
—No te odiará; no lo permitiré. —Asiento y
suelto su mano. Me tomo un momento para calmarme antes de llamar a Noah. Él
viene corriendo con una sonrisa en el rostro. Luce igual a Peter cuando sonríe.
Peter levanta la mirada cuando entramos a la
habitación. Si no lo supiera, pensaría que ha estado llorando. Nos sentamos,
Noah entre nosotros. Mira a Peter, luego a mí, sonriendo.
—Tenemos algo que decirte.
CONTINUARÁ...
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ResponderEliminar@x_ferreyra7
Uuuuuh se pone buenoooo
ResponderEliminarAyy me muerooo
ResponderEliminarComo lo tomara noah!!
Masss
Espero k Noah ,no lo tome mal.
ResponderEliminarD veras una vez al mes......más bien sería un padre ausente todo el tiempo .
X Dios un solo día al mes.