sábado, 9 de mayo de 2015

Capítulo 18

LALI
M
is manos sudan.

Miro el reloj.

El minutero se mueve increíblemente lento. El eco de cada tic resuena alrededor de la tienda. Envío a Candela a casa temprano porque seguía riéndose de mí y nada de esto es gracioso. Debería haber llamado y haberle dicho que caminaría a casa pero no tengo su número y no es como si pudiera llamar a la guía telefónica y pedir el maldito número de Peter Page.

Se reirían de mí como Candela lo ha hecho todo el día. Excepto que probablemente cacarearían porque la guía telefónica está compuesta usualmente por mujeres mayores que no tienen nada mejor que hacer que hacerle pasar a la gente como yo un mal momento cuando pides algo total y completamente estúpido.

Oh, Dios. Esto es como la escuela preparatoria de nuevo.
Cada vez que oigo una motocicleta afuera corro a la ventana y cuando Candela rió por lo bajo fingí enderezar algo. Hoy la odio.

Me seco las manos en mis jeans por la millonésima vez. Él debería estar aquí en cualquier momento y le diré que no puedo ir con él porque no tengo casco y esos son obligatorios e incluso si no lo fueran no me subiría a esa trampa mortal. Podría matarme por ocultarle a Noah.

Quiero decir, eso suena lógico, ¿verdad?

La puerta suena y antes de que pueda volverme y saludar al cliente, huelo su colonia. Inhalo profundamente antes de volverme. No sé por qué pero esto se siente como una cita cuando no lo es. Quiero decir, estoy comprometida con otro hombre y vamos a casarnos y no puedo salir con Peter a pesar de nuestra historia. Necesito apagar mi cerebro.

Cuando finalmente lo miro, está delicioso, el metro ochenta de él. No viste el cuero negro al que me he acostumbrado y una vez más me encuentro mirando sus brazos. Mi mente vaga sobre su brazo izquierdo y luego al derecho. Mis dedos quieren estirarse y trazar los tatuajes. Mi corazón quiere saber si duelen, si quiere más.

Me está permitiendo que lo mire, que lo absorba y creo que me doy cuenta de que ésta bien podría ser la última vez que lo vea. Puede que no quiera decirle a Noah que es su papá. Maldición, podría no querer siquiera conocer a Noah más allá de este viaje. No estoy segura de querer eso.

—¿Estás lista, La? —Mi corazón vuela y no debería. Debería decirle que no me llame así, pero no lo hago. Está mirando cada uno de mis movimientos, esperando que me asuste.

—Puedo caminar —murmuro.

Peter pone los ojos en blanco y sacude la cabeza. Cuando se estira para tomar mi mano se lo permito. Tan pronto como me toca, es como si mil mariposas aletearan sobre mi piel. No me he sentido así en años. Doy dos pasos hacia él, dejando solo un pequeño espacio entre nosotros. En unos pocos minutos lo estaré tocando y puede que no quiera detenerme.

Mi mente está confundida, pero necesito mantener mis sentidos claros.

Me recuerdo que soy una mujer comprometida. El hombre frente a mí, este hombre sexy que está tomando mi mano en la suya como lo ha hecho tantas veces antes, es el mismo hombre que me rompió el corazón.

Él deja ir mi mano tan pronto como salimos. Quiero estirarme hacia él, pero sé que no es lo correcto. Sostiene un casco en la mano y me sonríe cuando me lo muestra.

—Tengo esto para ti —dice antes de deslizarlo sobre mi cabeza. Todavía sonríe cuando acomoda mi cabello afuera. Yo también sonrío, pero no puede verme—. ¿Dónde vives?

Le doy mi dirección y observo cuando pasa una pierna por encima de la moto y se monta sobre ella.

—Pon tu mano en mi hombro y pasa la pierna. —Hago lo que dice. Una vez situada él se pone el casco y arranca la moto. La vibración envía escalofríos por mi columna y ahora sé por qué las mujeres aman a un hombre con una motocicleta.

Él extiende la mano hacia atrás y tira de las mías hacia adelante, envolviendo su torso con ellas. Mi parte frontal está presionada contra su espalda y es justo como imaginé que sería. Apoyo mi mentón, tanto como puedo, en su hombro y puedo sentir su cuerpo relajarse antes de poner la moto en movimiento.

Él conduce por Main Street, manteniendo el límite de velocidad, tomando cada curva hacia mi casa con facilidad. Nunca pensé que me sentiría tan segura en una motocicleta.

Él se detiene en el camino de entrada y apaga la moto. Se saca el casco y me ayuda a bajar primero. Cuando me saco el casco, él comienza a reír y a sacudir la cabeza.

—¿Cuál demonios es tu problema? —pregunto mientras comienzo a aplastar mi cabello. Esto prueba por qué nunca debería usar un casco.

—Nada, solo te he imaginado un millón de veces sentada detrás de mí, pero nunca pensé que moverías el cabello hacia atrás y adelante cuando te sacaras el casco.

—¿Me has imaginado en tu motocicleta? —pregunto, mi voz apenas por encima de un susurro. Él asiente y baja el pie de apoyo para poder bajarse.

—Eres la primera chica a la que le he permitido andar conmigo. —Se acerca, sus dedos apartan un mechón de cabello del mi rostro, pasándolo detrás de la oreja—. La única, La. —Se aleja, dándome un muy necesario espacio. Necesito entender qué acaba de suceder.

Me sigue dentro de la casa, a través de la puerta que lleva a la cocina y al comedor. Mira alrededor, absorbiendo la pequeña casa. Pablo dice que podemos mudarnos después de casarnos, pero Noah y yo hemos vivido aquí desde que dejé la escuela. No estoy segura de querer mudarme todavía.

Noah viene corriendo de su cuarto y abraza a Peter. Los dejo para que tengan su momento y voy hacia la cocina y comienzo a preparar la cena. Hice la mayor parte anoche para que Peter pueda pasar el mayor tiempo posible con Noah.

—Noah, ¿terminaste tu tarea?

—No, ¿puedo terminarla después de que Peter se vaya?

—¿Puedo ver tu tarea? Quizás pueda ayudar. —Noah corre a su habitación, sus pasos pesados y sólidos.

—Oye, ¿Noah? —grito.

—¿Sí?

—Por qué no juegas a algo por unos minutos, necesito hablar con Peter.
—De acuerdo —grita. La TV se enciende instantáneamente, fuerte con algún juego de carreras de autos.

—Esto es para ti, Lali.

Sonrío y asiento, insegura de cómo responder.

—Se supone que me vaya mañana, pero Noah dice que tiene un juego el viernes y realmente no quiero perdérmelo.

Enciendo el horno y pongo la cena dentro para que se caliente. Le hago un gesto a Peter para que se siente. Él saca una silla para mí, algo que Pablo jamás ha hecho. Me siento, tomándome las manos frente a mí.

—¿Realmente no lo sabías? —pregunto. Odio preguntar, pero necesito saberlo. Peter sacude la cabeza, sus ojos fijándose en algo… cualquier cosa excepto yo. Cuando encuentra mi mirada, puedo ver el dolor, está diciendo la verdad.

—Encontré a tu agente o como sea y llamé… —comienzo a decir, odian tener que revivir esta época de mi vida. Una época en que me sentí tan desesperada por contactarlo, cuando lo necesitaba tanto y él no estaba allí—. Dejé mensajes y mensajes hasta que alguien finalmente llamó y dijo que tú les habías dicho que no me conocías.

Peter toma mi mano. La lleva hacia su frente.

—No lo sabía. Hubiera venido a casa y hubiera hecho las cosas de la forma correcta.

—Noah no lo sabe. Sabe que Pablo no es su papá, pero a veces es más fácil para él decirle a la gente que sí lo es. No quiero herirlo, Peter, y temo que si permito que esto suceda tu desaparecerás mañana.

—No lo haré. Sé que mi palabra vale una mierda para ti, pero haré lo que sea para probarlo. Quiero ser su papá. Se supone que él es nuestro, La, y yo arruiné eso.

No puedo mantener al margen las lágrimas cuando él dice cosas así. No es sorprendente que sea un maldito escritor de canciones y que haga que millones de mujeres se enamoren de su música.

—Podemos decírselo esta noche, si quieres…

—Quiero, pero…

—No, Peter, sin peros. Acabo de decirte que no quiero herirlo.

—No es eso. Tengo que regresar a Los Ángeles e iba a irme mañana, pero me pidió que fuera a su juego así que limpié mi agenda de la semana para poder quedarme y verlo jugar. Tendré que regresar a trabajar, pero una vez que lo sepa, puedo regresar una vez al mes para verlo. Podemos descifrar el resto desde ahí.

Sabía que su estilo de vida dictaría qué tan padre sería. No estoy segura de si pensé que él se mudaría aquí o no.

—Lo sé —dijo suavemente. Quiero decir qué hay de mí, pero tengo a Pablo y él ha sido realmente genial conmigo y con Noah—. Iré a buscar a Noah para que pueda comenzar a odiarme. —Peter toma mi mano, tirando de mí hacia abajo.

—No te odiará; no lo permitiré. —Asiento y suelto su mano. Me tomo un momento para calmarme antes de llamar a Noah. Él viene corriendo con una sonrisa en el rostro. Luce igual a Peter cuando sonríe.

Peter levanta la mirada cuando entramos a la habitación. Si no lo supiera, pensaría que ha estado llorando. Nos sentamos, Noah entre nosotros. Mira a Peter, luego a mí, sonriendo.

—Tenemos algo que decirte.


CONTINUARÁ...

4 comentarios:

  1. Uuuuuh se pone buenoooo

    ResponderEliminar
  2. Ayy me muerooo
    Como lo tomara noah!!
    Masss

    ResponderEliminar
  3. Espero k Noah ,no lo tome mal.
    D veras una vez al mes......más bien sería un padre ausente todo el tiempo .
    X Dios un solo día al mes.

    ResponderEliminar