En serio, no puedo creer que Peter y su hermano estén
en la casa de mis padres por el receso de Acción de Gracias. No solo él no me
dijo, tampoco mi hermano. Esto totalmente me molesta. Peter definitivamente va
a obtener un oído lleno más adelante.
—¡Oh, Dios mío! ¿No es ese Peter Lanzani? —dice mi
hermana Candela desde mi izquierda, donde estamos sentadas en los afelpados
sofás blancos de la sala.
—Sí, como que vivo y respiro, ése es Peter Lanzani.
—Subo mis manos hasta mi rostro para bloquear los restos del tren que acaban de
entrar en mi casa.
—Bueno, sí, arriesgaría a la ira de mi hermano por una
oportunidad con él. Maldición, Lali es súper-hot. ¡Mira esos músculos! ¡Debes
verte como alguien de 12 años a su lado! —exclama Candela.
—¿De qué están hablando ustedes dos? Estoy tan perdida
—nos pregunta Ana desde la derecha en el sofá.
—Mierda. Mira lo que has hecho, Candela. Si ella sabe,
todo el mundo lo sabrá en 5 malditos minutos. —Miro furiosamente en su
dirección, pero ella aún está mirando a los chicos que caminan hacia la casa de
mis padres.
—Ana, si no mantienes tu boca cerrada sobre esto, le
diré a Cris sobre ese chico de la facultad con el que te acostaste —le dice Candela
sin quitar sus ojos de la puerta delantera. La boca de Ana cae abierta y
reprimo una risa.
—¿Cómo diablos sabes de eso? Oh, Dios mío, ¡no le dije
a nadie de eso! —exclama.
—Sucedió que el chico lo alardeó en una fiesta en la
que Pato estaba. Entonces, como puedes imaginarte, Pato le pateó el trasero y
le dijo que se mantuviera alejado de ti y nunca hablar del tema nuevamente —le
contesta Candela.
—Entonces, eso es por qué nunca volvió a llamarme.
Estaba realmente molesta por eso, tú sabes. Me alegra saber que ustedes sentían
la necesidad de no decirme nada —refunfuña—. No diré si no dicen. Nunca le
mencioné esto a Cris. Me siento mal sobre eso, entonces, no me des esa mirada, La.
Fue un error estúpido que cometí, y si pudiera retirarlo, lo haría. Bien. Ahora
cállense porque aquí vienen —finaliza justo antes de que Sarah llegara
acompañada por los chicos.
—Ana, Candela, quiero que conozcan a Peter y Bautista
Lanzani. Estoy segura que oyeron de Peter desde que Vico habla de él todo el
tiempo. Bautista es su hermano menor. Sus padres no podían estar con ellos para
las vacaciones, por lo que le dije a Vico que los invitara a quedarse con
nosotros. Lali, querida, ¿creo que ya conoces a Peter? ¿Qué hay de Bautista?
—No, señora, no he tenido el placer de conocer a Bautista
—le digo mientras me levanto para darle la mano. Es una mentira total. Espero
que Peter le haya dicho que actuara como si no me conociera—. Es un placer
conocerte.
Me da una mirada engreída.
—Es un gusto conocerte, también. Y a ustedes también,
señoritas. —Me guiña el ojo y asiente hacia mis hermanas.
—Es bueno verte nuevamente, Lali. —Peter me sonríe y
yo peleo con una sonrisa propia—. Es un gusto conocerlas, señoritas. Vico habla
de todas ustedes todo el tiempo.
—¡Oh, Dios, tiemblo de pensar en las cosas que podría
decir de nosotras! —dice Ana, sonriendo de oreja a oreja, como el gato que
comió la crema. Maldición, eso nunca es bueno.
—No te preocupes, cualquier cosa que haya dicho,
probablemente no sea verdad de todos modos. Y tengo algunas historias sobre mi
hermano menor que te hará correr hacia las colinas. —Candela se mete antes de
que Ana tenga alguna idea.
—No se preocupen, señoritas, todo lo que oí era muy
bueno. Él no podría nunca hablar mal sobre ninguna de ustedes. —Peter sonríe
cortésmente. Aún me deslumbra cuán encantador es.
—Bueno, vamos a llevarlos a que se establezcan en sus
cuartos para la semana, chicos. Es muy afortunado que acabe de tener tres
habitaciones disponibles —dice Sarah, dirigiendo a los chicos hacia las
escaleras—. Eso me recuerda, ¿a qué hora llegará Euge, Lali?
—Debería estar aquí en una hora. Tenía algunas cosas
que terminar antes de llegar —le digo. No sé qué le agarró a Euge.
Prácticamente tuve que rogarle que viniera para la semana. No me diría, pero creo
que tiene algo que ver con Gastón. No creo que lo haya superado como ella
piensa. Esta pareciera ser una semana muy interesante.
—Bueno, ahora que mamá no está en la habitación, ¿qué
diablos está pasando entre Vico y Gastón? No los he visto en la garganta del
otro desde que eran pequeños —pregunta Candela luego de quitar los ojos de la
espalda de mi novio.
—Aparentemente, a Vico le gustaba Euge desde el
principio del año, pero no hizo nada hasta después de que Gastón hubo mostrado
interés en ella. Se conocieron en la cafetería hace como un mes y medio y se
llevaron bien. Euge tuvo muchos problemas y no quiere drama en su vida.
Entonces, si los gemelos no tienen cuidado, perderán sus posibilidades con
ella.
—Guau, ¿entonces me dices que los chicos están atrás
de la misma chica? Eso nunca ha pasado. Ni siquiera tienen los mismos gustos
—dice Candela.
Ana se ve interesada, pero creo que es solamente
porque le gusta el chismorreo.
—Esto es realmente muy interesante. Que mal que
debamos irnos a nuestras respectivas casas, nos perderemos todas las buenas
cosas, Cande.
—Sí, pero por suerte tenemos una dulce hermana menor
que nos llenará de ellas. —Cande me da una sonrisa come mierda mientras se
levanta del sofá.
—Lo harás, ¿no, La? ¡Esto es mejor que mis programas
en la TV! —dice Ana mientras también se levanta del sofá.
—No les diré nada. Nada interesante va a pasar.
Estamos en casa de nuestros padres, ¡por Dios! —refunfuño.
Ambas me miran desde su posición de pie, haciéndome
sentir más pequeña de lo que soy.
—Cierto —dicen al mismo tiempo. Sarah baja las
escaleras, sin los Lanzani—. Mamá, ya nos vamos yendo. Estaremos aquí bien
temprano el jueves, para ayudar con la cocina —le dice Candela. Las tres se
abrazan y Candela y Ana salen por la puerta.
—Ahora, Lali, no tengo que preocuparme por pasajes de
cama, ¿o sí? —me pregunta Sarah. Sé que mi cara acaba de tomar el aspecto de un
venado frente a los faros.
—Umm, no. No tengo idea a dónde quieres llegar.
—Espero que no se de cuenta de mi mentira. Estaba totalmente pensando en
pasarme de cama cuando vi a Peter caminar a través de la puerta.
—Bueno, si crees que no me dí cuenta de cómo tú y Peter
se miraban, entonces eres bastante tonta. Soy madre de seis chicos. Sé cuando
uno de ustedes está tramando algo. —Me mira explícitamente y me encojo
interiormente.
—Shh, no dejes que Vico te escuche. Mataría a Peter y
preferiría que eso no ocurriera esta semana. —Me frené, tomando un hondo
respiro—. Entonces, sí, hemos estado saliendo por un mes, pero ninguno de los
dos se siente como para decirle a Vico. No lo sé, se siente como una traición.
—Cariño, no es traición si sientes algo por alguien.
El corazón quiere lo que el corazón quiere. Si él no lo entiende, entonces no
es un muy buen hermano. Me refiero, él está saliendo con tu mejor amiga, ¿qué
tipo de lógica tendría que se enojara contigo si haces lo mismo?
—Creo que no lo pensé de ese modo. Hablaré de esto con
Peter más tarde. Oh, y no le digas a papá. Él sacaría a Peter fuera de la casa
tan rápido.
—Oh, lo sé, querida. Mis labios están sellados. —Me
guiña el ojo antes de irse hacia la cocina.
peter
Creo
que me tocó la habitación de una de las hermanas mayores. Hay rosa en todos
lados. No es un dolor en el ojo ni nada. Las paredes están pintadas de rosa
pálido con molduras blanco crudo. Hay una cómoda blanco crudo en la esquina con
un espejo agregado a la parte de arriba y portarretratos por toda su
superficie. La cama al menos es de dos plazas con un acolchado de flores rosas.
Las tablas de la cabecera y los pies están pintadas del mismo blanco crudo.
La alfombra es mullida y blanca con tapetes rosas aquí
y allá. Definitivamente, no es mi estilo, pero lo soportaré sólo para poder
pasar la semana cerca de Lali. La mirada en su cara no tenía precio. De verdad
no tenía idea de que venía. Me siento mal por no haberle avisado, pero ella
habría intentado que no viniera.
Hay un golpe en la puerta y tengo el presentimiento
que es ella. Eso fue rápido. Estoy yendo a abrirla, pero se abre antes de que
llegue. Y allí está. Todo su 1.52 metros y está rabiosa.
—¿Qué mierda, Peter? ¿No podías decirle a tu novia que
ibas a quedarte en casa de sus padres por una semana entera? ¡Eso parece ser
algo que debemos compartir entre nosotros! —Su cara está de un adorablemente
rosa por su rabia. Sus manos están en sus delgadas caderas y sus ojos miel
están mirándome furiosamente, haciendo agujeros en mí. Agujeros calientes y
tórridos.
—Si hubieras sabido, hubieras intentado convencerme de
que no viniera, hermosa. Podrás no darte cuenta de eso, pero mi hermano
necesita aprender que las demás familias no son como la nuestra. No quiero que
crea que es normal tratar a la suya como lo fuimos nosotros cuando se case.
—Terminé y así como así, se acabó su rabia. Amo el modo como no se necesita
mucho para hacerla feliz nuevamente.
—Bueno, sí, no lo pensé de ese modo. Siento haberte
gritado de ese modo. Sólo no sé cómo haremos para que papá y mis hermanos no se
enteren. —Su frente se frunce por la concentración.
—¿Qué pasa con tu madrastra y hermanas? —pregunté
confundido porque ella no las agregó en la lista.
—Oh, sí, se enteraron no mucho después de que cruzaras
la puerta. Bueno, Candela ya sabía porque le cuento todo. Ellas y yo estábamos
hablando de eso y Ana escuchó y no puedes ocultarle nada a Sarah. —Terminó
mordiendo su labio.
—Sabes que no me importaría si Vico se enterara o no,
lo sabes. Eres tú la que tiene el problema de decirle. Él me conoce y sabe que
jamás haría nada para lastimarte. —La agarro por los brazos para acercarla a
mí. Se siente tan bien tener su cuerpo alineándose con el mío.
—Bueno, esta semana no es el momento para hacerlo. Si
papá se enterara, te sacaría de la casa en un instante. No se anda con juegos
cuando se trata de sus hijas. Agus, el esposo de Cande, fue atrapado espiando
por su ventana una vez y no fue lindo. Aún está asustado de papá. Candela
difícilmente consigue que venga aquí cuando está papá. —Me mira con ojos
preocupados.
—Está bien, bebé, no nos atraparán ni le diremos
a nadie más, ¿está bien? —Contengo una
risa—. Además, Vico me contó de esto una vez. Dijo que fue tu madrastra la que
lo atrapó, no tu papá, dijo que lo golpeó hasta dejarlo negro y azul. —Ahora sí
me río entre dientes por la mirada conmocionada en su cara.
—Jesús, Candela dijo que fue papá. Es sólo que nunca
pensé que Sarah haría algo como eso, pero no puedo culparla. Tiene que lidiar
con nosotros seis y los chicos en el refugio diariamente. Es una galletita
ruda. —Sonríe y sacude su cabeza—. Bueno, entonces supongo que si te mantienes
fuera de mi habitación, entonces deberíamos estar bien.
—Sí, ¿pero tú te mantendrás fuera de la mía? —pregunto
con una ceja levantada. Te juro que está tan caliente como yo. Lo que es
incluso mejor, es que no tiene miedo de admitirlo.
—Mmm, no lo sé. Te ves tan caliente en esta habitación
rosa. Me pone a cien. Me refiero, incluso tienes volantes en tu cama, es tan
sexy —se ríe con un sexy sonido gutural y mi pene se sacude. Sí, esta semana
tomaré algunas duchas frías.
—Sí, pensé que eso podría excitarte. Tienes algunos
fetiches raros ahí —nos reímos fuerte. Nunca solía reírme de estas cosas con
nadie. Creo que saca mi parte divertida.
La levanto y la dejo deslizar sus piernas alrededor de
mi cintura mientras acaricio su cuello de olor dulce con mi nariz. Sus brazos
van alrededor de mi cuello y antes de que me entere de lo que ha pasado, el
lóbulo de mi oreja está entre sus dientes. Mierda, se siente bien. Dejo salir
un gemido, muevo mis manos hacia su trasero y aprieto.
—Bebé, no hagas eso. Jesús. —Mi voz suena jadeante y
no podría importarme menos.
—Mmm. —Es la única respuesta que obtengo antes de que
ella traiga sus carnosos labios hacia los míos. Abre rápidamente para mí y
nuestras lenguas bailan, haciéndome desear tenerla en una casa donde no hubiera
nadie más. No puedo evitar echarme en la cama de espaldas con ella aterrizando
suavemente sobre mí. El beso nunca termina y no pasa mucho hasta que siento que
estoy siendo devorado por ella. Sabe tan bien con su especiada dulzura. Podría
hacer esto todo el tiempo, pero tiene otros planes.
Su mano está desabrochando mis jeans y bajando mi
cierre. Llega adentro y empieza a masajear mi rigidez con sus manos suaves y
cálidas. Gimo alrededor de sus labios y siento su sonrisa.
—Mierda, se siente bien bebé. —No quería llegar tan
lejos, pero tiene mente propia y no hay modo de decirle no a nada.
—Apuesto a que sí. —Envuelve sus pequeñas manos
alrededor de mi contorno y sus dedos ni siquiera completan la vuelta. Aún se
siente genial mientras los sube y baja. Se ríe entre dientes mientras tiro mi
cabeza hacia atrás y arqueo mi espalda.
—Bueno, si quieres jugar ese juego —digo mientras
agarro sus caderas. Me estiro para desabrochar sus jeans y mover mi mano bajo
sus bragas. Mi mano llega a su piel desnuda y cálida, donde masajeo mi dedo
gordo a través de su nudo de nervios. Deja salir un hermoso gemido que silencio
con mis labios. Deslizo uno de mis dedos en su humedad y casi me vengo por la
intensa reacción que me provoca. Y hago mi camino en esta hermosa criatura. La
puse así de mojada. Yo. No entiendes el poder que tiene sobre mí. Esta
maravillosa, adorable chica me quiere y aún hay veces en que no lo entiendo.
—Peter —susurra y me pone la piel de gallina. Empujo
mi dedo dentro y fuera de ella más rápido. No puedo esperar a ver su cara
cuando se venga. Es la cosa más hermosa.
Mis ojos están enfocados en ella hasta que empieza a
incrementar la velocidad en mi pene nuevamente. Si no se detiene, voy a
perderme la mejor parte, porque mis ojos están cruzados.
—Mierda, mierda, mierda. —¿Por qué me está haciendo
esto? Su cadera comienza a empujar contra mi mano y sé que estoy empujando
dentro de ella. Sí, no vamos a durar mucho.
—Mírame cuando te vengas —le digo. Sus ojos miel se
encuentran con los míos mientras baja su cabeza hacia mí donde nuestros labios
se encuentran en un beso devastador. Nuestros ojos nunca dejan los del otro.
Empujo mi dedo dentro de ella incluso más fuerte y froto su protuberancia
incluso más rápido. No pasa mucho hasta que ella rompe el beso para gritar su
placer, sus ojos nunca dejando los míos. Sí, eso es cuando no aguanto más y
estalla mi carga en su mano.
Se desploma en mi pecho donde la sostengo contra mí.
Corro mis dedos por su hermoso cabello y digo:
—Tenemos que dejar de encontrarnos así, hermosa.
Se ríe entre
dientes y sonrío ante el sonido.
—Personalmente, espero que nos encontremos así todos
los días.
CONTINUARÁ...
___________________________________________________________
Aquí dejo el último cap del día! No se si subiré mañana porque el martes tengo dos exámenes y tendré que estudiar. De todas formas, si no subo, el martes subo dos. Gracias por firmar!