CARA DE PÓKER (Parte 3)
A pesar del exceso de
velocidad y la infracción de señales, el paseo hasta el apartamento parecía no
tener fin. Cuando finalmente llegamos, Peter me cargó por las escaleras. Me reí
contra sus labios mientras intentaba abrir la puerta. Cuando me puso de pie y
cerró la puerta detrás de nosotros, dejó escapar un largo suspiro, aliviado.
—No ha parecido como un
hogar desde que te fuiste. —dijo, besando mis labios. Toto correteó por el
pasillo y meneó su pequeña cola, pateando mis piernas. Le susurré mientras lo
levantaba del suelo.
La cama de Nicolás
chilló, y luego sus pisadas resonaron en el piso. Su puerta se abrió mientras
entrecerraba los ojos por la luz. — ¡A la mierda no, Pit, no estás haciendo
esta mierda! Estás enamorado de La... —sus ojos se enfocaron y reconoció su
error, —...li. Hola, Lali.
—Hey, Nico. —sonreí,
dejando a Toto en el suelo.
Peter pasó conmigo junto
a su, todavía sorprendido, primo, y pateó la puerta cerrándola detrás de
nosotros, tirando de mí en sus brazos y besándome sin pensarlo dos veces, como
si lo hubiéramos hecho un millón de veces. Le quité la camisa sobre su cabeza,
y él deslizó mi chaqueta por mis hombros. Dejé de besarle el tiempo suficiente
para quitarme el jersey y camiseta, y luego me estrellé contra él. Nos
desnudamos el uno al otro, y en cuestión de segundos, me colocó en su colchón.
Alcé mi mano por encima de mi cabeza para abrir su cajón y sumergir la mano en
el interior, buscando algo.
—Mierda —dijo, jadeando y
frustrado—. Me deshice de ellos.
—¿Qué? ¿De todos?
—Suspiré.
—Pensé que tú no... Si no
estaba contigo, no los necesitaría.
—¡Me estás tomando el
pelo! —dije, dejando caer la cabeza contra la cabecera.
Su frente cayó sobre mi
pecho. —Considérate lo opuesto a una conclusión inevitable.
Sonreí y lo besé. —
¿Nunca has estado con nadie sin uno?
Él negó con la cabeza.
—Nunca. —Miré alrededor por un momento, perdida en mis pensamientos. Se echó a
reír ante mi expresión—. ¿Qué estás haciendo?
—Shh, estoy contando. —Peter
me miró por un momento, y luego se inclinó para besarme el cuello—. No me puedo
concentrar, mientras tú estás haciendo esto... —suspiré—, veinticinco y dos
días... —respiré.
Peter se echó a reír. —
¿De qué diablos estás hablando?
—Estamos bien —dije,
deslizándome directamente debajo de él.
Apretó su pecho contra el
mío, y me besó tiernamente. — ¿Estás segura?
Dejé que mis manos se
deslizaran desde sus hombros hasta su trasero y tiré de él hacia mí. Cerró los
ojos y dejó escapar un gemido largo y profundo.
—Oh, Dios mío, Lali
—suspiró. Se balanceó contra mí de nuevo, otro gemido emanó de su garganta—.
Mierda, te sientes increíble.
— ¿Es diferente?
Me miró a los ojos. —Es
diferente contigo, de cualquier modo, pero… —Tomó una respiración profunda y
tensa de nuevo, cerrando los ojos por un momento—. Nunca voy a ser el mismo
después de esto. —Sus labios buscaron por cada centímetro de mi cuello, y
cuando encontraron el camino a mi boca, hundí mis manos en los músculos de sus
hombros, perdiéndome en la intensidad del beso.
Peter llevó mis manos
encima de mi cabeza y entrelazó sus dedos con los míos, apretando mis manos con
cada embestida. Sus movimientos se hicieron un poco más duros, y yo clavé las
uñas en sus manos, tensando mis entrañas con una fuerza increíble.
Grité, mordiéndome los
labios y apretando los ojos.
—Lali —susurró, sonando
compungido—, necesito un... necesito...
—No te detengas.
—supliqué.
Se balanceó en mí otra
vez, gimiendo tan fuerte que le tapé la boca. Después de unas cuantas
respiraciones, me miró a los ojos, y me besó una y otra vez. Sus manos
ahuecaron cada lado de mi cara y luego me besó otra vez, más lento, más tierno.
Tocó con sus labios mi boca, mis mejillas, frente, nariz y, finalmente, volvió
a mis labios.
Le sonreí y suspiré,
embargándome en el agotamiento. Peter me puso junto a él, colocando las sábanas
sobre nosotros. Apoyé la mejilla contra su pecho y me besó la frente una vez
más, aferrando sus dedos en mi espalda.
—No te vayas esta vez,
¿vale? Quiero despertar tal como ahora en la mañana.
Besé su pecho,
sintiéndome culpable porque tuviera que pedirlo. —No iré a ninguna parte.
CONTINUARÁ...
ame ame el capppp . .subi massssssssssssss
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