lunes, 24 de noviembre de 2014

Capítulo 15 (Parte 1)

HOGAR (Parte 1)


Peter finalmente atravesó la multitud con la mano de Benny sobre su hombro, susurrándole en el oído. Peter asintió y respondió, y mi sangre se heló al verlo tan amigable con el hombre que nos amenazó hace menos de veinticuatro horas. Peter disfrutaba en el aplauso y felicitaciones de su triunfo mientras la multitud retumbaba. Caminaba más erguido, su sonrisa era más amplia, cuando me alcanzó, plantó un beso rápido en mi boca.  

Pude probar el sudor salado mezclado con el gusto cobrizo de la sangre sobre sus labios.

Había ganado la pelea, pero no sin unas cuantas heridas de batalla propias.

— ¿Qué fue eso? —Pregunté, mirando a Benny reír con sus cohortes.

—Te lo diré más tarde. Tenemos mucho de qué hablar —dijo con una sonrisa amplia.

Un hombre palmeó a Peter en la espalda.

—Gracias —dijo Peter, girándose hacia él y sacudiendo su mano extendida.

—Espero ver otro encuentro tuyo, hijo —dijo el hombre, entregándole una botella de cerveza—. Eso fue increíble.

—Vamos, Pidge. —Tomó un sorbo de su cerveza, la agitó en su boca y luego escupió, el líquido ámbar sobre el suelo estaba teñido con sangre. Se movió a través de la multitud, tomando una respiración profunda cuando nos movimos a la acera afuera. Me besó una vez más y luego me condujo a la calle principal, sus pasos rápidos y decididos.

En el elevador de nuestro hotel, me empujó contra la pared de espejo, agarró mi pierna y la levantó en un movimiento rápido contra su cadera. Su boca chocó con la mía, y sentí su mano bajo mi rodilla deslizándose arriba por mi muslo y levantando mi falda.

—Peter, hay una cámara aquí —dije contra sus labios.

—No me importa una mierda. —Se rió entre dientes—. Estoy celebrando.

Lo alejé. —Podemos celebrar en la habitación —dije, limpiándome la boca y mirando abajo a mi mano, viendo manchas de color carmesí.
— ¿Qué está mal contigo, Pigeon? Ganaste, gané, pagamos la deuda de Carlos y acabo de recibir la oferta de mi vida.

El elevador se abrió y me quedé en el lugar mientras Peter salía hacia el pasillo. — ¿Qué clase de oferta? —Pregunté.

Peter extendió su mano, pero la ignoré. Mis ojos se estrecharon, sabiendo ya lo que diría.

Él suspiró. —Te lo dije, hablaremos de eso más tarde.

—Vamos a hablar de eso ahora.

Se inclinó y me empujó por la muñeca hacia el pasillo, y luego me levantó del suelo en sus brazos.

—Voy a hacer el suficiente dinero para reemplazar lo que Carlos se llevó, para pagar por el resto de tu matrícula, pagar mi motocicleta, y comprarte un auto nuevo —dijo, deslizando la llave adentro y afuera de su ranura. Empujó la puerta y me dejó sobre mis pies—. ¡Y eso sólo es el principio!

— ¿Y cómo exactamente vas a hacer eso? —Mi pecho se apretó y mis manos empezaron a temblar.
Él tomó mi cara en sus manos, extasiado. —Benny va a dejarme pelear aquí en Las Vegas. Seis figuras una pelea, Pidge. ¡Seis figuras una pelea!

Cerré mis ojos y sacudí mi cabeza, bloqueando la emoción en sus ojos. — ¿Qué le dijiste a Benny? —Peter levantó mi barbilla y abrí mis ojos, asustada de que ya hubiera firmado un contrato.

Se rió entre dientes. —Le dije que lo pensaría.

Exhalé el aire que había estado conteniendo. —Oh, gracias a Dios. No me asustes así, Pit. Pensé que hablabas en serio.

Peter hizo una mueca y se estabilizó antes de hablar. —Hablo en serio, Pigeon. Le dije que necesitaba hablar, primero, pero pensé que estarías feliz. Está programando una pelea en un mes. ¿Tienes idea de cuánto dinero es? ¡En efectivo!  

—Puedo sumar, Peter. También puedo conservar mis sentidos cuando estoy en Las Vegas, lo que obviamente tú no puedes. Tengo que sacarte de aquí antes de que hagas algo estúpido. —Caminé hacia el armario y arranqué nuestra ropa de las perchas, metiéndolas furiosamente en nuestras maletas.

Peter agarró mis brazos gentilmente y me giró. —Puedo hacer esto. Puedo pelear para Benny por un año y luego estaremos establecidos por un largo, largo tiempo.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Dejar la escuela y mudarte aquí?

—Benny va arreglarlo, hacer que funcione con mi horario.

Reí una vez, incrédula. —No puedes ser así de crédulo, Peter. Cuando estés en la nómina de Benny, no sólo vas a pelear una vez al mes para él. ¿Te olvidaste de Dane? ¡Terminarás siendo uno de sus matones!

Él sacudió la cabeza. —Ya discutimos eso, Pidge. Él no quiere que haga nada más que pelear.

— ¿Y confías en él? ¡Sabes que aquí lo llaman Benny el Astuto!

—Quería comprarte un auto, Pigeon. Uno lindo. Nuestras matrículas serán pagadas por completo.

— ¿Oh? ¿La mafia está entregando becas ahora?

La mandíbula de Peter se apretó. Estaba irritado al tener que convencerme. —Esto es bueno para nosotros. Puedo ahorrar hasta que sea el momento de comprar una casa. No puedo hacer esta clase de dinero en ningún otro lugar.

— ¿Qué hay de tu título de Justicia Penal? Vas a estar viendo a tus viejos compañeros de clases trabajando para Benny, te lo prometo.

—Bebé, entiendo tus reservas, lo hago. Pero estoy siendo listo con esto. Lo haré por un año y luego saldremos y haremos lo que sea que el infierno quiera que hagamos.

—No sólo dejas a Benny, Pit. Él es el único que puede decirte cuándo terminaste. ¡No tienes idea de con qué estás tratando! ¡No puedo creer que incluso estés considerando esto! ¿Trabajar para un hombre que nos hubiera dado una paliza a ambos anoche si no lo hubieras detenido?

—Exactamente. Lo detuve.

—Detuviste dos de sus matones de peso ligero, Peter. ¿Qué vas a hacer si hay una docena de ellos? ¿Qué vas a hacer si vienen por mí durante una de tus peleas?

—No tendría sentido para él hacer eso. Haré mucho dinero para él.

—El momento en que decidas que no vas a hacerlo más, eres prescindible. Así es como esas personas trabajan.

Peter se alejó de mí y miró afuera de la ventada, las luces parpadeantes coloreando sus rasgos en conflicto. Tomó una decisión antes de siquiera habérmelo comentado.

—Todo va a estar bien, Pigeon. Me aseguraré de eso. Y luego estaremos establecidos.

Sacudí mi cabeza y me giré, empujando nuestra ropa en las maletas. Cuando llegáramos a la pista en casa, sería el mismo de siempre. Las Vegas le hacían cosas extrañas a las personas, y no podía razonar con él mientras estuviera intoxicado con el flujo del dinero y el whisky.
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Me negué a discutir más esto hasta que estuvimos en el avión, asustada de que Peter me dejara irme sin él. Abroché mi cinturón de seguridad y apreté mis dientes, observándolo mirar con nostalgia afuera de la ventada mientras nos elevábamos hacia el cielo nocturno. Ya estaba extrañando la maldad y las tentaciones sin límites que Las Vegas tenía para ofrecer.

—Es un montón de dinero, Pidge.

—No.

Su cabeza se giró en mi dirección. —Esta es mi decisión. No creo que estés viéndolo todo.

—Creo que has perdido tu maldita mente.

— ¿Ni siquiera vas a considerarlo?

—No, ni tú tampoco. No vas a trabajar para un criminal sanguinario en Las Vegas, Peter. Es completamente ridículo de tu parte creer que podría considerarlo.
 
Peter suspiró y miró afuera de la ventana. —Mi primera pelea es en tres semanas.

Mi boca cayó abierta. — ¿Ya aceptaste?

Él guiñó un ojo. —No todavía.

— ¿Pero vas a hacerlo?

Sonrió. —Dejarás de estar enojada cuando te compre un Lexus.

—No quiero un Lexus —Me puse furiosa.

—Puedes tener lo que quieras, bebé. Imagínate cómo se va a sentir ir a cualquier concesionario que quieras, y todo lo que tienes que hacer es escoger tu color favorito.

—No estás haciendo esto por mí. Deja de fingir que lo haces.

Él se inclinó, besando mi cabello. —No, estoy haciéndolo por los dos. Simplemente no puedes ver lo genial que será.

Un escalofrío irradió desde mi pecho, viajando por mi columna vertebral hasta mis piernas. Él no vería una razón hasta que estuviéramos en el apartamento, y estaba aterrorizada que Benny le hubiera hecho una oferta que no podía rechazar. Me sacudí mis miedos; tenía que creer que Peter me amaba lo suficiente para olvidar los signos de dólares y las falsas promesas que Benny había hecho.

— ¿Pidge? ¿Sabes cómo cocinar un pavo?

— ¿Un pavo? —dije, tomada fuera de base por el cambio repentino de conversación.

Él apretó mi mano. —Bueno, las vacaciones de Acción de Gracias está llegando, y sabes que mi papá te adora. Quiere venir para Acción de Gracias, pero siempre terminamos ordenando pizza y viendo el juego. Pensé que quizás tú y yo podríamos intentar cocinar un pavo juntos. Ya sabes, tener una cena con pavo real por una vez en la casa Lanzani.

Presioné mis labios juntos, tratando de no reír. —Simplemente descongelas el pavo y lo pones en un sartén y lo cocinas en la estufa todo el día. No hay mucho en eso.

— ¿Entonces vendrás? ¿Me ayudarás?

Me encogí de hombros. —Seguro.


Su atención estaba desviada de las luces embriagadoras abajo, y me permití tener la esperanza que él vería cuán equivocado estaba sobre Benny después de todo.



CONTINUARÁ...

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