HOGAR (Parte 1)
Peter finalmente atravesó
la multitud con la mano de Benny sobre su hombro, susurrándole en el oído. Peter
asintió y respondió, y mi sangre se heló al verlo tan amigable con el hombre
que nos amenazó hace menos de veinticuatro horas. Peter disfrutaba en el aplauso
y felicitaciones de su triunfo mientras la multitud retumbaba. Caminaba más
erguido, su sonrisa era más amplia, cuando me alcanzó, plantó un beso rápido en
mi boca.
Pude probar el sudor
salado mezclado con el gusto cobrizo de la sangre sobre sus labios.
Había ganado la pelea,
pero no sin unas cuantas heridas de batalla propias.
— ¿Qué fue eso?
—Pregunté, mirando a Benny reír con sus cohortes.
—Te lo diré más tarde.
Tenemos mucho de qué hablar —dijo con una sonrisa amplia.
Un hombre palmeó a Peter
en la espalda.
—Gracias —dijo Peter,
girándose hacia él y sacudiendo su mano extendida.
—Espero ver otro
encuentro tuyo, hijo —dijo el hombre, entregándole una botella de cerveza—. Eso
fue increíble.
—Vamos, Pidge. —Tomó un
sorbo de su cerveza, la agitó en su boca y luego escupió, el líquido ámbar
sobre el suelo estaba teñido con sangre. Se movió a través de la multitud,
tomando una respiración profunda cuando nos movimos a la acera afuera. Me besó
una vez más y luego me condujo a la calle principal, sus pasos rápidos y
decididos.
En el elevador de nuestro
hotel, me empujó contra la pared de espejo, agarró mi pierna y la levantó en un
movimiento rápido contra su cadera. Su boca chocó con la mía, y sentí su mano
bajo mi rodilla deslizándose arriba por mi muslo y levantando mi falda.
—Peter, hay una cámara
aquí —dije contra sus labios.
—No me importa una
mierda. —Se rió entre dientes—. Estoy celebrando.
Lo alejé. —Podemos
celebrar en la habitación —dije, limpiándome la boca y mirando abajo a mi mano,
viendo manchas de color carmesí.
— ¿Qué está mal contigo,
Pigeon? Ganaste, gané, pagamos la deuda de Carlos y acabo de recibir la
oferta de mi vida.
El elevador se abrió y me
quedé en el lugar mientras Peter salía hacia el pasillo. — ¿Qué clase de
oferta? —Pregunté.
Peter extendió su mano,
pero la ignoré. Mis ojos se estrecharon, sabiendo ya lo que diría.
Él suspiró. —Te lo dije,
hablaremos de eso más tarde.
—Vamos a hablar de eso
ahora.
Se inclinó y me empujó
por la muñeca hacia el pasillo, y luego me levantó del suelo en sus brazos.
—Voy a hacer el
suficiente dinero para reemplazar lo que Carlos se llevó, para pagar por el
resto de tu matrícula, pagar mi motocicleta, y comprarte un auto nuevo
—dijo, deslizando la llave adentro y afuera de su ranura. Empujó la puerta y me
dejó sobre mis pies—. ¡Y eso sólo es el principio!
— ¿Y cómo exactamente vas
a hacer eso? —Mi pecho se apretó y mis manos empezaron a temblar.
Él tomó mi cara en sus
manos, extasiado. —Benny va a dejarme pelear aquí en Las Vegas. Seis figuras
una pelea, Pidge. ¡Seis figuras una pelea!
Cerré mis ojos y sacudí
mi cabeza, bloqueando la emoción en sus ojos. — ¿Qué le dijiste a Benny? —Peter
levantó mi barbilla y abrí mis ojos, asustada de que ya hubiera firmado un
contrato.
Se rió entre dientes. —Le
dije que lo pensaría.
Exhalé el aire que había
estado conteniendo. —Oh, gracias a Dios. No me asustes así, Pit. Pensé que
hablabas en serio.
Peter hizo una mueca y se
estabilizó antes de hablar. —Hablo en serio, Pigeon. Le dije que
necesitaba hablar, primero, pero pensé que estarías feliz. Está programando una
pelea en un mes. ¿Tienes idea de cuánto dinero es? ¡En efectivo!
—Puedo sumar, Peter.
También puedo conservar mis sentidos cuando estoy en Las Vegas, lo que
obviamente tú no puedes. Tengo que sacarte de aquí antes de que hagas algo
estúpido. —Caminé hacia el armario y arranqué nuestra ropa de las perchas,
metiéndolas furiosamente en nuestras maletas.
Peter agarró mis brazos
gentilmente y me giró. —Puedo hacer esto. Puedo pelear para Benny por un año y
luego estaremos establecidos por un largo, largo tiempo.
— ¿Qué vas a hacer?
¿Dejar la escuela y mudarte aquí?
—Benny va arreglarlo,
hacer que funcione con mi horario.
Reí una vez, incrédula.
—No puedes ser así de crédulo, Peter. Cuando estés en la nómina de Benny, no
sólo vas a pelear una vez al mes para él. ¿Te olvidaste de Dane? ¡Terminarás
siendo uno de sus matones!
Él sacudió la cabeza. —Ya
discutimos eso, Pidge. Él no quiere que haga nada más que pelear.
— ¿Y confías en él?
¡Sabes que aquí lo llaman Benny el Astuto!
—Quería comprarte un
auto, Pigeon. Uno lindo. Nuestras matrículas serán pagadas por completo.
— ¿Oh? ¿La mafia está
entregando becas ahora?
La mandíbula de Peter se
apretó. Estaba irritado al tener que convencerme. —Esto es bueno para nosotros.
Puedo ahorrar hasta que sea el momento de comprar una casa. No puedo hacer esta
clase de dinero en ningún otro lugar.
— ¿Qué hay de tu título
de Justicia Penal? Vas a estar viendo a tus viejos compañeros de clases
trabajando para Benny, te lo prometo.
—Bebé, entiendo tus
reservas, lo hago. Pero estoy siendo listo con esto. Lo haré por un año y luego
saldremos y haremos lo que sea que el infierno quiera que hagamos.
—No sólo dejas a Benny, Pit.
Él es el único que puede decirte cuándo terminaste. ¡No tienes idea de con qué
estás tratando! ¡No puedo creer que incluso estés considerando esto! ¿Trabajar
para un hombre que nos hubiera dado una paliza a ambos anoche si no lo hubieras
detenido?
—Exactamente. Lo detuve.
—Detuviste dos de sus
matones de peso ligero, Peter. ¿Qué vas a hacer si hay una docena de ellos?
¿Qué vas a hacer si vienen por mí durante una de tus peleas?
—No tendría sentido para
él hacer eso. Haré mucho dinero para él.
—El momento en que
decidas que no vas a hacerlo más, eres prescindible. Así es como esas personas
trabajan.
Peter se alejó de mí y
miró afuera de la ventada, las luces parpadeantes coloreando sus rasgos en
conflicto. Tomó una decisión antes de siquiera habérmelo comentado.
—Todo va a estar bien,
Pigeon. Me aseguraré de eso. Y luego estaremos establecidos.
Sacudí mi cabeza y me
giré, empujando nuestra ropa en las maletas. Cuando llegáramos a la pista en
casa, sería el mismo de siempre. Las Vegas le hacían cosas extrañas a las
personas, y no podía razonar con él mientras estuviera intoxicado con el flujo
del dinero y el whisky.
****
Me negué a discutir más
esto hasta que estuvimos en el avión, asustada de que Peter me dejara irme sin
él. Abroché mi cinturón de seguridad y apreté mis dientes, observándolo mirar
con nostalgia afuera de la ventada mientras nos elevábamos hacia el cielo
nocturno. Ya estaba extrañando la maldad y las tentaciones sin límites que Las
Vegas tenía para ofrecer.
—Es un montón de dinero,
Pidge.
—No.
Su cabeza se giró en mi
dirección. —Esta es mi decisión. No creo que estés viéndolo todo.
—Creo que has perdido tu
maldita mente.
— ¿Ni siquiera vas a
considerarlo?
—No, ni tú tampoco. No
vas a trabajar para un criminal sanguinario en Las Vegas, Peter. Es
completamente ridículo de tu parte creer que podría considerarlo.
Peter suspiró y miró
afuera de la ventana. —Mi primera pelea es en tres semanas.
Mi boca cayó abierta. —
¿Ya aceptaste?
Él guiñó un ojo. —No
todavía.
— ¿Pero vas a hacerlo?
Sonrió. —Dejarás de estar
enojada cuando te compre un Lexus.
—No quiero un Lexus —Me
puse furiosa.
—Puedes tener lo que
quieras, bebé. Imagínate cómo se va a sentir ir a cualquier concesionario que
quieras, y todo lo que tienes que hacer es escoger tu color favorito.
—No estás haciendo esto
por mí. Deja de fingir que lo haces.
Él se inclinó, besando mi
cabello. —No, estoy haciéndolo por los dos. Simplemente no puedes ver lo genial
que será.
Un escalofrío irradió
desde mi pecho, viajando por mi columna vertebral hasta mis piernas. Él no
vería una razón hasta que estuviéramos en el apartamento, y estaba aterrorizada
que Benny le hubiera hecho una oferta que no podía rechazar. Me sacudí mis
miedos; tenía que creer que Peter me amaba lo suficiente para olvidar los
signos de dólares y las falsas promesas que Benny había hecho.
— ¿Pidge? ¿Sabes cómo
cocinar un pavo?
— ¿Un pavo? —dije,
tomada fuera de base por el cambio repentino de conversación.
Él apretó mi mano.
—Bueno, las vacaciones de Acción de Gracias está llegando, y sabes que mi papá
te adora. Quiere venir para Acción de Gracias, pero siempre terminamos
ordenando pizza y viendo el juego. Pensé que quizás tú y yo podríamos intentar
cocinar un pavo juntos. Ya sabes, tener una cena con pavo real por una vez en
la casa Lanzani.
Presioné mis labios
juntos, tratando de no reír. —Simplemente descongelas el pavo y lo pones en un
sartén y lo cocinas en la estufa todo el día. No hay mucho en eso.
— ¿Entonces vendrás? ¿Me
ayudarás?
Me encogí de hombros.
—Seguro.
Su atención estaba
desviada de las luces embriagadoras abajo, y me permití tener la esperanza que
él vería cuán equivocado estaba sobre Benny después de todo.
CONTINUARÁ...
subi massssssssss
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