jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 9 (Parte 1)

PROMESA (Parte 1)


Gastón sacudió la cabeza. —Está bien, así que, ¿estás con Pablo o con Peter? Estoy confundido.

—Pablo no me habla, así que, eso está en el limbo por ahora —dije, rebotando para reajustar mi mochila.

Él lanzó una bocanada de humo, y después sacó un poco de tabaco de su lengua. —Así qué, ¿Estás con Peter?

—Somos amigos, Gastón.

—Te das cuenta de que todo el mundo piensa que ustedes dos están teniendo algún tipo de extraña relación de amigos-con-beneficios que no están admitiendo, ¿verdad?

—No me importa. Pueden pensar lo que quieran.

—¿Desde cuándo? ¿Qué pasó con la Lali nerviosa, misteriosa y cautelosa que conozco y amo?

—Murió por el estrés de todos los rumores y suposiciones.

—Eso es muy malo. Voy a extrañar el señalarla y reírme de ella.

Golpeé el brazo de Gastón, y él se rió. —Bien. Ya era hora de que dejaras de fingir —dijo.

—¿Qué quieres decir?

—Cariño, estás hablando con alguien que vivió la mayor parte de su vida fingiendo. Te detecté a una milla de distancia.

—¿Qué estás tratando de decir, Gastón? ¿Que soy una lesbiana en el closet?

—No, que estás escondiendo algo. Las chaquetas, la sofisticada y recatada chica que va a elegantes restaurantes con Pablo Martínez… esa no eres tú. O eras una stripper de pueblo o has estado en rehabilitación. La última, supongo yo.

Me reí fuertemente. —¡Eres terrible para suponer!

—Entonces, ¿Cuál es tu secreto?

—Si te lo dijera, no sería un secreto, ¿no es así?

Sus facciones se afilaron con una sonrisa pícara. —Yo te mostré el mío, ahora muéstrame el tuyo.

—Odio ser la portadora de malas noticias, pero tu orientación sexual no es exactamente un secreto, Gastón.

—¡Mierda! Y yo que pensaba que tenía lo de misterioso gatito del sexo a mi favor —dijo, tomando otra calada.

Me encogí antes de hablar. —¿Tuviste una buena vida en casa, Gastón?

—Mi mamá es genial… mi papá y yo teníamos muchos problemas que resolver, pero estamos bien ahora.

—Yo tuve a Carlos Espósito por padre.

—¿Quién es ese?

Me reí. —¿Ves? No es tan importante si no sabes quién es.

—¿Quién es él?

—Un desastre. Las apuestas, la bebida, el mal temperamento… es hereditario en mi familia. Eugenia y yo vinimos aquí para que yo pudiera empezar de nuevo, sin el estigma de ser la hija de un borracho rehabilitado.

—¿Un apostador rehabilitado de Wichita?

—Nací en Nevada. Todo lo que Carlos tocaba se convertía en oro en ese entonces. Cuando cumplí trece, su suerte cambió.

—Y te culpó a ti.

—Eugenia renunció a muchas cosas para venir aquí conmigo, así yo podía escapar, pero llegué aquí y me doy de bruces contra Peter.

—Y cuando ves a Peter…

—Es demasiado familiar.

Gastón asintió, tirando su cigarrillo al suelo.
—Mierda, Lali. Eso apesta.

Entrecerré mis ojos. —Si le dices a alguien lo que acabo de decir, llamaré a La Mafia. Conozco a algunos de ellos, sabes.

—Mentira.
Me encogí de hombros. —Cree lo que quieras.

Gastón me miró suspicazmente, y después sonrió. —Eres, oficialmente, la persona más genial que conozco.

—Eso es triste, Gastón. Deberías salir más —dije, deteniéndome en la entrada de la Él levantó mi barbilla. —Todo va salir bien. Soy un firme creyente del refrán las-cosas-pasan-por-una-razón. Llegaron aquí, Eugenia conoció a Nico, tú encontraste tu camino hacia El Círculo, algo sobre ti puso el mundo de Peter Lanzani de cabeza. Piensa en ello —dijo, plantando un rápido beso en mis labios.

—¡Oye, ya! —dijo Peter. Me agarró por la cintura, levantándome en el aire, y regresándome al suelo detrás de él—. ¡Tú eres la última persona por la que tendría que preocuparme sobre esa mierda, Gastón! ¡Ten cuidado! —bromeó.

Gastón se inclinó hacia el lado de Peter y me guiñó un ojo. —Nos vemos, Cookie.
  
Cuando Peter se giró para enfrentarme, su sonrisa se desvaneció. — ¿Por qué ese gesto?

Yo negué con la cabeza, tratando de dejar que la adrenalina siguiera su curso. —Simplemente no me gusta ese apodo. Tiene algunos malos recuerdos adheridos.

—¿Expresión de cariño del aspirante a pastor bautista?

—No —refunfuñé.

Peter golpeó su palma. —¿Quieres que vaya a golpear a Gastón? ¿Qué le enseñe una lección? Lo mataré.

No pude evitar sonreír. —Si quisiera matar a Gastón, simplemente le diría que Prada quebró, y él terminaría el trabajo por mí.

Peter se rió, acercándose a la puerta. —¡Vamos! ¡Estamos perdiendo el tiempo aquí!

Nos sentamos juntos en la mesa del almuerzo molestándonos con pellizcos y codazos en las costillas. El humor de Peter era tan optimista como la noche en que perdí la apuesta. Todos en la mesa lo notaron, y cuando instigó una mino-guerra de comida conmigo, atrajo la atención de los que estaban sentados en las mesas a nuestro alrededor.

Rodé mis ojos. —Me siento como un animal de zoológico.
Peter me miró por un momento, notó esas miradas, y después se puso de pie. — ¡I CANT! —gritó. Observé con asombro como el cuarto entero levantó la cabeza de un tirón en su dirección. Peter movió la cabeza un par de veces a un ritmo en su cabeza.   

Nicolás cerró los ojos. —Oh, no.

Peter sonrió. —Get no… sa… tis… faction —cantó—, I cant get no…. sat-is-fac-tion. „Cuz Ive tried… and Ive tried… and Ive tried… and Ive tried…—se subió a la mesa mientras todo el mundo miraba—, ¡I CANT GET NO!

Apuntó a los jugadores de fútbol al final de la mesa y ellos sonrieron—, ¡I CANT GET NO! —Gritaron al unísono. Todo el cuarto aplaudió al ritmo, entonces.

Peter cantó en sus puños. — ¡When Im drivin in my car, and a man comes on the… ra-di-o… hes tellin me more and more… about some useless in-for-ma-tion! ¡Supposesd to fire my im-agin-a-tion! ¡I CANT GET NO! ¡Uh no, no, no!

Bailó junto a mí, cantando en su micrófono imaginario.

Toda la sala estaba cantando en armonía, — ¡HEY, HEY, HEY!

¡Thats what Ill say! —Cantó Peter.
 
Peter movió sus caderas, y algunos silbidos y chillidos de las chicas en la sala se encendieron. Caminó hacia mí otra vez, cantando el coro al otro lado de la sala, los jugadores de fútbol sus coristas.

— ¡Yo te voy a ayudar! —Gritó una chica desde el fondo.

…cuz Ive tried, and Ive tried, and Ive tried… —cantó.

¡I CANT GET NO! ¡I CANT GET NO! —Cantaron sus coristas.

Peter se paró enfrente de mí y se inclinó. — ¡When Im watchin my tv… and a… man comes on and tells me… how White my shirts can be! Well he cant be a man, cause he doesnt smoke… the same cigarettes as me! ¡I cant…get no! ¡Uh no, no, no!

Todo el mundo aplaudió al ritmo y los jugadores de fútbol cantaron, — ¡HEY, HEY, HEY!

¡Thats what I say! —cantó Peter, apuntando a su audiencia que aplaudía.  
Algunos se pararon y bailaron con él, pero la mayoría sólo observó con divertido asombro.

Saltó a la mesa de al lado y Eugenia gritó y aplaudió, dándome un codazo. Yo negué con la cabeza; había muerto y despertado en High School Musical.

Los jugadores de fútbol estaban tarareando la base, — ¡Na, na, nanana! ¡Na, na, na! ¡Na na, nanana!

Peter levantó su puño-microfono, — ¡When Im… ridin „round the world… and Im doin this… and Im signin that!

Se bajó de un salto, y entonces se inclinó a través de la mesa hacia mi cara, —And Im tryin to make some girl…. tell me, uh baby better come back, maybe next week, „cuz you see Im on. ¡A losin streak! ¡I CANT GET NO! ¡Uh no, no, no!

El cuarto aplaudió al ritmo, el equipo de fútbol gritó su parte, — ¡HEY, HEY, HEY!

¡I cant get no! ¡I cant get no! ¡Satis-faction!15 —me canturreó, sonriendo y sin aliento.

La sala entera explotó en aplausos, e incluso algunos silbidos. Me sacudí después de que besó mi frente, y entonces se enderezó para hacer una reverencia. Cuando volvió a su asiento en frente de mí, se echó a reír.

—¿No están mirándote, ahora, o sí? —Jadeó.

—Gracias. Realmente, no hacía falta —Sonreí.

—¿La?

Levanté la mirada para ver a Pablo parado al final de la mesa. Todos los ojos estaban sobre mí una vez más.

—Tenemos que hablar —dijo Pablo, parecía nervioso. Miré hacia Eugenia, Peter, y luego a Pablo—. ¿Por favor? —Preguntó, metiendo las manos en sus bolsillos.

Asentí con la cabeza, siguiéndolo afuera. Pasó por las ventanas hacia la privacidad del otro lado del edificio. —No quería atraer la atención hacia ti otra vez. Sé cuánto odias eso.

—Entonces, simplemente deberías haberme llamado si quieras hablar —dije.

Asintió, mirando el suelo. —No era mi intención encontrarte en la cafetería. Vi la conmoción, y después a ti, y me acerqué. Lo siento.

Esperé, y él habló otra vez, —No sé qué pasó contigo y Peter. No es asunto mío… tú y yo sólo hemos tenido un par de citas. Estaba enojado al principio, pero entonces me di cuenta de que no me hubiera molestado si no sintiera algo por ti.

—No dormí con él, Pablo. Él sostuvo mi cabello mientras lanzaba medio litro de Petron en su inodoro. Eso es a lo más romántico que llegó.

Se rió una vez. —No creo que hayamos tenido una oportunidad justa… no contigo viviendo con Peter. La verdad es, Lali, me gustas. No sé qué es, pero parece que no puedo dejar de pensar en ti. —Sonreí y tomó mi mano, pasando sus dedos sobre mi brazalete—. Probablemente te asusté con este ridículo regalo, pero nunca he estado en esta situación antes. Siento como si estuviera constantemente compitiendo con Peter por tu atención.

—No me asustaste con el brazalete.
Él apretó los labios. —Me gustaría que salgamos otra vez en un par de semanas, después de que terminé tu mes con Travis. Entonces podemos concentrarnos en llegar a conocernos sin la distracción.

—Me parece justo.

Se inclinó hacia abajo y cerró los ojos, presionando sus labios contra los míos. —Te llamaré pronto.

Lo despedí con la mano, y luego volví a la cafetería, pasando a Peter.  

Él me agarró, empujándome a su regazo. — ¿Romper es tan difícil de hacer?

—Él quiere volver a intentarlo cuando vuelva a Morgan.


—Mierda, voy a tener que pensar en otra apuesta—dijo, poniendo mi plato frente a mí.


CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario